“Si sonríes a un edificio, el edificio te sonreirá de vuelta”: Prólogo a una historia de las emociones desde la arquitectura modernista
“If You Smile to a Building, the Building Will Smile Back to you”: Prologue to a History of Emotions of/from Modern Movement Architecture
Johanna Lozoya
Centro de Investigaciones en Arquitectura, Urbanismo y Paisaje
Facultad de Arquitectura, unam
lozoyameckes@gmail.com
Resumen
Desde la teoría de los afectos, del nuevo materialismo y de la antropología simétrica, se propone una historia de las emociones de y desde la arquitectura racionalista (modernista), en términos de una historia de la experiencia subjetiva espacial imaginada por tribus de arquitectos, en cuanto tribus de modernos. Para ello se han seleccionado los relatos con dimensión histórica de los sociólogos Richard Sennet y Nigel Thrift, de la historiadora Barbara H. Rosenwein y de la antropóloga Albena Yaneva. Se plantea en términos metodológicos la liberación de una lógica binaria (cuerpo/mente, humano/no-humano, natural/social) en la interpretación afectivo-emocional del espacio y la espacialidad arquitectónica, y se reflexiona sobre los conceptos “representación” y “más-allá de la representación” en modelos construccionistas que asocian arquitectura, emociones y espacio. Se introducen las categorías “híbridos” y “emotiotopias” y se reflexiona brevemente sobre los retos metodológicos que conlleva la necesidad de liberar a categorías como cuerpo, espacio y edificio, de ontologías antropológicas y sociológicas asimétricas que son comunes, cuando de espacialidad arquitectónica se trata, en las actuales historias de las emociones (y/o perspectiva histórico-afectiva). Por tal motivo, se propone una historia de las emociones desde la arquitectura contemporánea —en términos de una aproximación histórico-antropológica de creencias y prácticas del mundo arquitectónico— como una historia de/sobre híbridos y emotiotopias.
Palabras clave: historia de las emociones, historia de la experiencia, historia del espacio y de la espacialidad, antropología simétrica, híbridos, emotiotopia, metodología
Abstract
Inspired in some aspects of theory of affects, new materialism and symmetric anthropology, the following paper proposes a history of emotions as a cultural history of subjective spatial experience imagined by modern movement tribes (in Latourian terms) of architects. For it, the paper reflects upon the historical approach of sociologists Richard Sennet and Nigel Thrift, historian Barbara H. Rosenwein and anthropologist Albena Yaneva. In methodological terms, the paper proposes the liberation of a binary logic (body/mind, human/non-human, natural/social) in the affective-emotional interpretation of architectural space and spatiality. As well, it reflects upon the concepts “representation” and “more-than-representation” in constructionist logics that associate architecture, emotion and space.
Categories such as “hybrids” and “emotiotopies” are introduced briefly, as methodological challenges that need to free categories such as body, space, and building, from asymmetric anthropological and sociological ontologies that are common, when architectural spatiality concerns current history of emotions. The paper proposes a history of emotions from contemporary architecture —in terms of a historical anthropological approach to beliefs and practices around the architectural modernist antropos— as a history of/about hybrids and emotiotopies.
Keywords: History of Emotions, History of Experience, History of Space and Spatiality, Symmetric Anthropology, Hybrids, Emotiotopia, Methodology
Introducción
La perspectiva tradicional, al ser mecánica, nunca otorgaba una
posesión completa de las cosas. Partía de un único punto de vista
[…] Es como si alguien que durante toda su vida dibujara perfiles,
pensara que el hombre tiene un solo ojo.
Pierre Cabane, “Braque se retourne sur son passé”, ١٩٦٠
Al explorar qué significa y cómo se imagina y constituye una subjetivación neoliberal,1 qué papel juega el giro afectivo en esta subjetivación y cómo las tribus de arquitectos, en cuanto tribus de modernos,2 han adoptado las cuestiones afectivas en sus prácticas y conceptos de índole neoliberal, recurrí a un modo de análisis desde la teoría de los afectos y del nuevo materialismo, a través del cual el desarrollo tanto del neoliberalismo como de las posiciones arquitectónicas que promueven efectiva y estratégicamente sus causas pueden entenderse en términos históricos. Dicho modo es el rastreo de lo que he llamado en otro lugar, emotiotopias.3
En términos historiográficos, el término introduce una perspectiva analítica que tiene un pie en historia de las emociones y otro en historia del espacio. En otras palabras, se propone una historia de la experiencia (del cuerpo emocionado) en espacialidades diseñadas. Esto con tres objetivos científicos: asociar en términos histórico-antropológicos la invención del espacio y espacialidad arquitectónicas de los modernos con la invención de la mente moderna, rastrear las formas de traducción de las emociones en relato espacial e integrar una historia del cuerpo a la historia de la arquitectura.
En términos metodológicos se propone liberar algunos obstáculos epistémicos que prevalecen en las historias culturales de las emociones cuando se trata de espacialidad arquitectónica-urbana. Primero, salirnos de la lógica binaria (cuerpo/mente, humano/no-humano, natural/social). Esto nos obliga a seguir con cuidado el uso de los conceptos “representación” y “más allá de la representación” en modelos construccionistas que asocian arquitectura, emociones y espacio.
La segunda acción metodológica en el rastreo de emotiotopias es un giro epistémico en la comprensión histórica de dichas interrelaciones. Se propone una exploración histórica enfocada en las asociaciones y en la simetría entre lo humano y lo no-humano inspirada en parámetros de “antropología simétrica”4 y “sociología simétrica”.5 Esto es, la implementación de una perspectiva científica con dos premisas fundamentales: primero, la “naturaleza” de las cosas no es una esencia prefijada sino producto de la interacción o asociación dinámica entre las “cosas”; segundo, se reconoce una simetría agencial entre lo humano y lo no-humano.
Ahora bien, ¿cómo se imagina el espacio, la espacialidad arquitectónica o lo arquitectónico en las perspectivas historiográficas actualmente protagónicas en historia, sociología y geografía de las emociones?6 En términos generales, el problema se debate en un terreno incómodo, plagado de incertidumbres. Algunos proponen acercarse a ello a partir del cuerpo humano; un espectro epistémico que va de su construcción cultural bio-sociopolítica a la ambiental bio-afectiva. Otros prefieren centrarse en el espacio; un espectro que incorpora reflexiones desde las representaciones y prácticas de índole socioespacial hasta su abstracción poético-matemática como lenguaje senso-comunicativo (sí, el lenguaje a partir del cual se les define, ¡es similar al de complejas cadenas de material genético!) También están los inconformes, aquellos que reniegan de un cartesianismo endémico y estiran los sufijos de ambas categorías (corporal, espacial, corporalidad, espacialidad) a límites elásticos, holísticos y procesuales; un espectro que se enfoca en la dimensión espacio-tiempo (o movimiento) entre el cuerpo y el espacio y construye péndulos interpretativos que oscilan permanentemente de la tradición fenomenológica occidental a la sociología de las asociaciones; de la teoría de sistemas a las teorías sobre atmósferas afectivas o a micro y macrosferas;7 de la construcción científica de teorías de la percepción, de la empatía y de la perspectiva a las mediaciones híbridas, actores-red y cajas negras en teorías sociotécnicas sobre los modos de existencia.
Nuestra propuesta es la siguiente. Consideramos que en algunas creencias y prácticas modernas arquitectónicas contemporáneas se reconoce la invención de una forma antropológica espacializada cuya génesis cultural —desde una perspectiva construccionista social— no se puede entender analizando “cuerpo”, “edificación” y “espacio” como categorías diferenciadas y asimétricas. En el mismo sentido, resultan reduccionistas los enfoques binarios (humano/no-humano) a partir de los cuales se suele pensar en “cuerpo”, en mímesis poética, en el desdoble del cuerpo humano en el espacio en la agencia afectiva del espacio y, sobre todo, en el modelo del “espacio contenedor” —frecuente interpretación de lo arquitectónico en otras disciplinas académicas—.
Proponemos, entonces, que la naturaleza del antropos arquitectónico es inestable y le llamamos “emotiotopias”: formas de asociaciones sociotécnicas particulares que permiten simetría y ensamblaje entre lo humano y lo no-humano en espacio-tiempo [lugar] creando modos de existencia que construyen híbridos. Por tal motivo, entendemos una historia de las emociones desde la arquitectura contemporánea —en términos de una aproximación histórico-antropológica de creencias y prácticas del mundo arquitectónico— como una historia de híbridos y emotiotopias.
Cabe señalar que la dimensión antropológica del híbrido y su existir en el mundo de las emotiotopias arquitectónicas tiene una genealogía, o con mayor precisión tiene varias genealogías. Sobre ello no se ocupará el presente texto, pero vale la pena mencionar algunos ejemplos: se encuentran relatos y rastros materiales de su existencia en las creencias y prácticas arquitectónicas relacionadas con tradiciones antropomórficas occidentales, con el factor sociotécnico contenido en las historias científicas y filosóficas modernas sobre la percepción, la empatía y la perspectiva, con la invención de lo arquitectónico y lo urbano desde la psicología y la psiquiatría experimental.8
Establecido el interés que subyace al modo de análisis —es decir, el rastreo de emotiotopias— el presente texto reflexiona sobre lo que en términos metodológicos se planteó antes como “liberar algunos obstáculos epistémicos que prevalecen en las historias culturales de las emociones cuando se trata de espacialidad arquitectónica-urbana”. Por la brevedad de este artículo, solo nos ocuparemos de los puntos ciegos de categorías asimétricas y binarias como “cuerpo/espacio” y “humano/edificio”, a las que consideramos un obstáculo para entender —ahora lo podemos puntualizar— la conversión y traducción de las emociones en relato histórico-antropológico “emotiotópico”.
En las siguientes páginas se introduce brevemente, a partir del ejemplo que da título al texto (“si sonríes a un edificio, el edificio te sonreirá de vuelta”), a perspectivas analíticas asimétricas y simétricas sobre “cuerpo” y “edificio” sobre el problema del espacio y lo espacial arquitectónico. Se han seleccionado —por ser referentes en la constelación anglosajona del giro afectivo— los relatos con dimensión histórica de los sociólogos Richard Sennet y Nigel Thrift, de la historiadora Barbara H. Rosenwein y de la antropóloga Albena Yaneva.
Puntos ciegos
Al rastrear la constitución del sujeto y subjetividades neoliberales a través de controversias arquitectónicas radicalmente racionalistas o modernistas,9 nos llamó la atención el papel del cuerpo humano, así como los principios y prácticas que definen “la cualidad de ser humano” (humaness), en los términos antropológicos, sociales, éticos y estéticos de culturas espaciales arquitectónicas norteamericanas durante las décadas más álgidas de la Guerra Fría.10
Su enigmático apego a la invisibilidad, desvanecimiento, metamorfosis o franca omisión del cuerpo humano en sus representaciones nos llevó a seguir el rastro espacial del antropos modernista en algunas creencias y prácticas de esta tribu de modernos. A partir de la pregunta ¿en dónde están los humanos?, buscamos entender cómo estas tribus asocian el espacio y la experiencia espacial al relato de una nueva naturaleza en la cual los objetos se transforman/traducen en valores matemáticos.11 Nos interesa entender cómo, en la construcción de los valores que les son queridos al racionalismo modernista, se revelan manifestaciones de su amor a la tecnología, su extraña obsesión por la idea de la agencia afectiva de los objetos, la complejidad de sus intereses apasionados12 y, notoriamente, la ausencia de cuerpos humanos en la representación de lo arquitectónico. El rastreo y descripción de las asociaciones que se producen entre constelaciones de actores-red o actantes —como son las herramientas (planos, fotografía, computación, escalas, maquetas, instalaciones), las prácticas de diseño, los ritos, relatos e instituciones—, nos conduce a reconocer en el racionalismo modernista un acción política centrada en una relación particular entre espacio, cuerpo y emociones que otros enfoques disciplinarios interesados en la espacialidad-tiempo arquitectónico de las emociones modernas y contemporáneas (es decir, desde la historia del cuerpo, la sociología de lo social o la geografía humana y urbana como ejemplos) no han vislumbrado del todo o no aciertan a ver desde sus paradigmas y metodologías disciplinarias.
*
En hcma Architecture, la fotógrafa de arquitectura Emma Peter y el “estratega de diseño” (engagement specialist) Mark Busse, discutieron sobre tres temas comunes en el mundo de la fotografía y de la arquitectura: la relación simbiótica entre el edificio y la fotografía, la medida en que la fotografía afecta al edificio y la naturaleza del conocimiento de la arquitectura a través de la imagen y de la experiencia. Peter sintetizó su acercamiento empírico a los tres problemas con la descripción de la siguiente experiencia:
Solía decir que si miras a través del lente [view finder] y sonríes al edificio, el edificio te devolverá la sonrisa. Ahí es donde encuentras la esencia —está en tu conexión con ese edificio. Muy filosófico, sí, pero no pensarías eso si yo estuviera hablando de una persona. ¿Por qué no lo veríamos de esta manera?13
Nos preguntamos, ¿es esto una licencia poética, una estrategia de marketing o una cultura visual? (a final de cuentas, el fotógrafo Gabriele Basilico en la década de los setenta aseguraba que su “interpretación de la arquitectura es a menudo física, casi antropomórfica, en el sentido de que a veces se ve un edificio como un cuerpo vivo”).14 Posiblemente es todo ello. Ahora bien, ¿cómo esta asociación ontológica y afectiva que resulta natural para Peter y Busse en términos de subjetividad, es —o no— una traducción modernista que transforma al “edificio sonriente” en un relato arquitectónico-científico convincente?15 Relatos arquitectónicos, cabe señalar, en los cuales se argumenta servir al cuerpo y traducir los deseos humanos, prescindiendo de lo primero, omitiendo la politización de lo segundo y haciendo de la dimensión histórica de lo arquitectónico una bisagra entre una historia del objeto y una historia del espacio.
Espacialidades emocionales y espacialidades afectivas
Es frecuente, alerta la filósofa Elizabeth Grosz, “que los teóricos sociales sean ciegos al espacio más allá de la representación, tanto como los geógrafos —los estudiosos del territorio— lo son a las dinámicas sociales, a pesar de que el giro espacial ha sido adoptado por ambas disciplinas”.16 “Representación”17 y “dinámicas sociales” son dos conceptos organizadores de la mayoría de las historias de las emociones cuando tocan —y de forma notablemente tangencial— la condición de lo humano en la espacialidad arquitectónica. En términos generales, se oscila permanentemente entre cuerpo humano/cuerpo social y espacio arquitectónico/urbano, entre subjetividad y objeto-edificación, entre edificación y contexto social. Los modelos espaciales a partir de los cuales se imagina lo arquitectónico en esta literatura son “la caja-contenedor”, “la ciudad” (idea, diseño, materia y prácticas), “la frontera” (fenomenología de los límites o interior-exterior), “el escenario”, “la atmósfera”, “el paisaje” y otros pocos más.
Por ejemplo, en las historiografías de las emociones y de la experiencia con perspectiva o dimensión sociológica se suele encarar el problema del espacio arquitectónico18 y las categorías “cuerpo” y “objeto/edificio”, a partir de dos perspectivas ontológicas y estratégicas (que, por supuesto, tienen matices): desde una sociología de lo social, y desde una sociología de las asociaciones. Grosso modo, desde la primera es frecuente el enfoque en la cosa, en un esencialismo naturalista que define las categorías, en la agencia entre las partes de lo social como asimétrica y en la relación entre la construcción social y cultural de lo arquitectónico y la invención de las emociones a partir del concepto “representación”; desde la segunda —adoptada en gran medida por la geografía de las emociones— es frecuente el enfoque en las asociaciones, en el carácter relacional afectivo (en términos presubjetivos o affect), puede mantenerse en la perspectiva esencialista y binaria o incorporar aspectos de la sociología simétrica, y predomina la interpretación sobre la relación afectiva espacial cuerpo-edificio a partir del concepto “más-allá-de la representación”.
Ejemplos de lo primero se tienen en las estrategias historiográficas del sociólogo Richard Sennet y de la historiadora medievalista Barbara H. Rosenwein. La naturaleza del orden y el desorden son el bajofondo de buena parte de la obra de Richard Sennet.19 Al explorar la construcción social del cuerpo, emprendió la escritura de lo que él sostiene como una historia de la ciudad narrada a través de las experiencias corporales de las personas. Aseguró que su interés se enfocaba en “cómo se movían mujeres y hombres, qué veían y escuchaban, los olores que asaltaban sus narices, dónde comían, cómo vestían, cuándo se bañaban, cómo hacían el amor en las ciudades”.20 ¿Fue esta una historia narrada desde las experiencias corporales de las personas?
Los títulos de las secciones (“Los poderes de la voz y el ojo”, “Los movimientos del corazón”, “Arterias y Venas”) son el eco de una tradición antropomórfica inscrita en la tratadística arquitectónica occidental; los títulos de los capítulos (“El poder de los cuerpos fríos”, “Los cuerpos sufrientes”, “Circulación y respiración”) parecen introducirnos a una antropología de los cuerpos. Sin embargo, el autor —quien fuera amigo e interlocutor de Foucault— se centra en estudiar, con una aproximación a la biopolítica, los lazos cívicos que se forjan entre la ciudad y el cuerpo. Paradójicamente, recurre a dos estrategias que desmienten tanto el antropomorfismo como la antropología del cuerpo: establece una imagen modelo (master image) del cuerpo por un lado y una imagen “escenario” de la ciudad (en donde se desenvuelve el drama). Su análisis oscila entre un interés por la práctica institucionalizada del espacio y la configuración de la vida urbana. Las categorías “cuerpo”, “espacio”, “edificación” son asimétricas y autónomas. Esto es particularmente notorio en la relación causa-efecto con el que reflexiona sobre el “individualismo urbano” y la privación sensorial que se produce en las ciudades industriales de fines del siglo xix y principios del xx:21
[Reconocí] La privación sensorial que parece condenar a la mayoría de los edificios modernos; la torpeza, la monotonía y la esterilidad táctil que aflige al entorno urbano. […] Cuando comencé a explorar la privación sensorial en el espacio, el problema parecía un fracaso profesional: los arquitectos y urbanistas modernos habían perdido de alguna manera una conexión activa con el cuerpo humano en sus diseños. Con el tiempo llegué a ver que el problema de la privación sensorial en el espacio tiene causas más amplias y orígenes históricos más profundos. 22
En las investigaciones de Barbara H. Rosenwein, tenemos otra manera de interpretar la experiencia arquitectónica en términos de agencia asimétrica y nomenclatura binaria: “la caja-contenedor” y sus “fronteras”. Rosenwein, como Sennet, se centra en las normas de la práctica emocional y, en términos espaciales, en la lógica del cuerpo en el espacio. A diferencia de este, el eje espacial de Rosenwein no es el cuerpo sino las nociones de espacio que tienen las comunidades emocionales y su investigación se enfocan en el lenguaje, el texto y el relato:
Puesto que ordinariamente las comunidades —un gremio, un monasterio, una industria— ocupan un espacio, pero en nuestros días las salas de chat de televisión y correo electrónico han creado comunidades emocionales que no existen en ningún espacio limitado, y creo que, de manera similar, algunas comunidades emocionales medievales pueden haber sido creadas más por textos que por contigüidad física. Por lo tanto, no asumo que cada comunidad emocional implica un espacio. Pregunto, más bien, qué nociones de espacio tenían las comunidades emocionales (si las hubiese) y dónde los sentimientos [feelings] encajaban en esos espacios (si es que lo hacían).23
¿Dónde “encajan” los sentimientos en esos espacios?24 La selección de la palabra encajar es indicativa, puesto que su aproximación a la espacialidad arquitectónica es la de fronteras del edificio o “caja-contenedor”. Es decir, cuando analiza la coexistencia de nociones de espacio en el siglo vi (a través de los escritos de autores del siglo vi y xii d. C.), concluye que los autores —y nociones espaciales colectivas— diferían entre ellos, entre otros asuntos, en la manera en que relacionaban el espacio físico con el sentimiento (feeling). Cuando concebido como “tiempo”
(espacio de tiempo), el término “espacio” presenta la oportunidad para que las emociones sean sentidas y tengan un efecto; cuando las emociones son conectadas a “lugar”, se transforma en el locus de sentimientos particulares, lo que es denominado como la “práctica emocional” de un espacio.25 Cuando el espacio “lugar”, también se entendía como “espacio interior”, en este las emociones son a la vez atemporales como ilimitadas.
Con estas nociones espaciales e interesada en el impacto de la tradición estoica en el cristianismo durante estos siglos, explora las fronteras temporales y territoriales de culturas emocionales medievales (y con ello, acuña la categoría “comunidad emocional”) a partir de una investigación sobre el lenguaje emocional en los epitafios de las poblaciones de Trier, Vienne y Clermont.26 Los epitafios funerarios se inscribían generalmente en pequeñas placas de mármol colocadas en nichos en la cubierta de una tumba. “Aunque a menudo dispersos, existen grupos importantes en algunos lugares, lo que nos permite asociar tipos de epitafios —y los sentimientos que expresan— con lugares y asentamientos”.27
*
Ahora bien, tanto la geografía crítica como la geografía de las emociones se enfoca en lo arquitectónico en cuanto práctica de y experiencia del espacio, utilizando herramientas metodológicas de la teoría no-representacional, de la sociología de las asociaciones y de teorías (cognitivas) del afecto (affect).28 Desde este horizonte, la localización, relación y representación de las emociones en cuanto mediaciones y articulaciones socioespaciales, en lugar de estados mentales subjetivos enteramente internalizados, permiten “una visión no-objetivadora de las emociones como flujos o corrientes entre personas y lugares, en lugar de ‛cosas’ u ‛objetos’ para ser estudiados o medidos”.29
Esta ontología negativa, en la cual la experiencia del contacto con las cosas no es al modo clásico platónico de un sujeto con un objeto, sino de una relación de coimplicación, ha abierto a otras categorías de lo afectivo: “paisajes afectivos”, “atmósferas afectivas”,30 “arquitecturas afectivas”,31 “ecologías afectivas”.32
Ejemplos del problema del espacio arquitectónico y las categorías “cuerpo” y “objeto/edificio” desde esta perspectiva se tienen en las estrategias del sociólogo Nigel Thrift y de la antropóloga Albena Yaneva. Particularmente en la relación que reconocen entre la intersubjetividad “más-allá-de la representación” y la dimensión pre-cultural afectiva (affect), y la instrumentalización de las herramientas epistémicas y metodológicas que toman de Bruno Latour y de otros de la teoría del actor-red; esto es, de una metodología que no se enfoca en la naturaleza de las cosas sino en la interacción entre las cosas y reelabora una visión antropológica y social a partir de la simetría entre humanos y no humanos (y con ello, la exploración de ensamblajes e híbridos).
En términos del sociólogo Nigel Thrift, esto ha significado “superar dos problemas que han plagado la sociología de las emociones en el pasado”:33 el problema de la descontextualización y el problema de la representación. Para Thrift, las emociones son, en gran parte, no representativas en cuanto evidencia formal de lo que en la intersubjetividad “el habla no puede ocultar”.
La mirada oligóptica latouriana,34 que reconoce Thrift y que desarrolla con mayor alcance Yaneva en su antropología arquitectónica,35 reemplaza lo social por el de asociación, lo cual da cuenta de diversas conexiones entre múltiples ontologías, sean humanas o no humanas, reconociendo en estas últimas la capacidad de agencia, es decir, su coparticipación de la red sociotécnica a la que pertenece:
Los edificios provocan profundas transformaciones en las facetas de sus entornos, generan subjetividades y reinventan relaciones enteramente contextuales. Por tanto, no es la arquitectura lo que debe ser explicado por la sociedad. Tampoco es sencillo explicar las diferentes formas de control social y gobernanza haciendo referencia a las herramientas que los arquitectos emplean y la organización material en la que dependen. Sin embargo, las agrupaciones sociales, las culturas parlamentarias, los agregados morales se comprenden mejor rastreando las asociaciones, separaciones y agregaciones específicas que proporciona la arquitectura que varían según la
forma, el tamaño y la heterogeneidad. Seguir cómo se desarrollan los procesos arquitectónicos significa seguir qué tipo de senderos y asociaciones entre elementos heterogéneos se dan forma.36
Esta comprensión de las formas construidas sostiene que un edificio no es una forma autoevidente, sino que se convierte en tal a través de una gama diversa de procesos humanos y no-humanos más o menos elaborados: discursos, rutinas cotidianas, condensación, conversación. En las líneas de que los espacios no son consumidos, sino producidos por intensidades inhumanas o presubjetivas humanas y de individuos viviendo sus vidas, las materialidades de la forma construida se incorporan a una gama de prácticas humanas, eventos-edificios37 y paisajes/atmósferas/ecologías afectivas (self-landscape engagement).
En Nigel Thrift como en Albena Yaneva —y en buena parte de la literatura actual sobre la llamada “arquitectura afectiva”— la respuesta afectiva tiene efectos: el diseño del espacio, esto es, en una forma de ingeniería de paisaje que produce nuevas formas a medida que avanza y una condición performativa de índole político. En este sentido, lo afectivo “no puede reducirse simplemente a un campo cambiante de autorreflexión comunitaria o a la pulcra economía conceptual de una ideología”.38
El objetivo particular del programa no-representacional de Thrift es discutir la naturaleza política del afecto a partir de mostrar algunas de las formas en que las ciudades y el afecto interactúan para producir una política: “El espacio ya no se ve como una jerarquía anidada que se mueve de ‘global’ a ‘local’. Esta absurda noción dependiente de la escala es reemplazada por la noción de que lo que cuenta es la conectividad y que lo social es solo un pequeño conjunto de conexiones estrechas y estandarizadas entre muchas otras”.39 La cuestión es la composición de la relación afectiva con la ingeniería del afecto. Es decir, la forma en que las actitudes y declaraciones políticas están parcialmente condicionadas por intensas reacciones corporales autónomas que no reproducen simplemente la huella de una intención política y no pueden recuperarse por completo dentro de un régimen ideológico de verdad.40
La incorporación de la teoría del actor-red a las perspectivas no-representacionales o “más-allá-de la representación” de la geografía de las emociones, así como su notoria presencia en los actuales estudios interdisciplinarios entre geografía crítica y arquitectura, es una herramienta que libera a una propuesta como “emotiotopias” de una ontología binaria y asimétrica el problema cuerpo, espacio, edificio. Sin embargo, se requiere puntualizar que esta teoría (que es, en realidad, una metodología) tiene límites. Como bien lo señala Nigel Thrift:
Latour y otros teóricos del actor-red a menudo no ven la importancia del lugar: su visión de una red de redes radicalmente simétrica, que consiste en diferentes aspectos como humanos, animales y cosas, y móviles como la escritura, la impresión, el papel y el dinero constantemente combinándose y recombinándose es un importante correctivo para los humanismos simples y las nociones sencillas de conectividad, pero también significa que la teoría del actor-red no puede hablar de ciertas cosas. En particular, Latour y otros teóricos del actor-red a menudo no ven la importancia del lugar porque son renuentes a atribuir competencias diferentes a diferentes aspectos de una red o a comprender el papel de un terreno común en el cómo las redes se replican de un lado a otro.41
A su vez, la obra latouriana proviene de la sociología de la ciencia y la tecnología y lo afectivo denomina simplemente la interrelación entre las cosas a partir de los términos mediación y ensamblaje, ya que su propuesta ontológica y metodológica no inscribe un giro afectivo en los términos de experiencia subjetivo afectivo-cultural humana.42 Sin embargo, consideramos particularmente útil —entre muchos de sus conceptos y perspectivas que directamente han inspirado pensar en “emotiotopias”— su aproximación antropológica simétrica a los no-humanos. Albena Yaneva, discípula de Latour e interesada en una antropología de los arquitectos y de la construcción sociotécnica del conocimiento arquitectónico, se acerca un poco más a nuestra perspectiva desde una historia de las emociones y del nuevo materialismo, al conjugar una sociología de las asociaciones con la construcción cultural de la experiencia espacial arquitectónica:
Somos capaces de captar los fenómenos sociales: el “castigo moral” del siglo xviii avalado por la arquitectura específica de los edificios carcelarios reformistas; el exitoso proceso de deliberaciones “políticas” en los primeros parlamentos en la época de la Revolución Francesa como cognitivamente condicionado por los arreglos espaciales de las cámaras de asambleas semicirculares; la nueva cultura parlamentaria de la Alemania reunificada, como mediada por la arquitectura de cúpula de cristal del edificio del Reichstag; distintas “culturas científicas” de la biología molecular en el siglo xx como siendo facilitadas por diseños alternativos de laboratorio.43
Ideas finales
A fines de los sesenta, dos críticos del Racionalismo italiano advertían que, en los nuevos jardines de la naturaleza industrial, a diferencia del jardín del barroco italiano, el espacio no estaba hecho de valores, sino de cosas; de mantenerse esa condición y “si los objetos son valores matemáticos, el ambiente en que vivirán los hombres dará un ritmo particular a la emoción que los circunda”.44
El espacio de los juegos de verdad modernistas, la propia autodefinición de las tribus de arquitectos, la invención espacial de su antropos a través de las prácticas y creencias que lo hacen convincente, han producido ambientes infinitamente flexibles para sujetos infinitamente adaptables. La arquitectura ha dado servicio al neoliberalismo como un instrumento de control y de obediencia, afirma el historiador de la arquitectura Douglas Spencer. El discurso del afecto en la arquitectura, asegura, está totalmente en consonancia con los modelos neoliberales del sujeto como necesariamente ignorante y con el imperativo de que se entregue a la confianza de procesos que él mismo no puede aspirar a conocer o controlar;45 una especie de ser postilustrado, ambientalmente adaptativo que impulsado por el afecto, más que por la racionalidad, se construye arquitectónicamente en el flujo de procesos que han sido históricamente eficientes y sensualmente atractivos. Una antropología arquitectónica que ha sido poco entendida o atendida cuando se incorpora el giro afectivo en el estudio de la experiencia del espacio y espacialidad arquitectónica y urbana desde la historia, la sociología y la geografía de las emociones, así como de la propia historia de la arquitectura.
Referencias
Bonami, Francesco. Gabriele Basilico, 5. Londres: Phaidon Press, 2001.
Barrientos, Alejandro, y Mariela Silva. “Lo más bonito y mis mejores años: la mirada oligóptica de un cine emergente y el espíritu de una época”. Revista Ciencia y Cultura 22 (41) (2018): 9-28.
Borch, Christian (ed.) Architectural Atmospheres. On the Experience and Politics of Architecture. Basel: Birkhaüser, 2014.
Busse, Mark. “Digesting Architecture: The Built World and Photograph”, Interview on Emma Peter. 2017 Capture Speaker Series Video Archive, 12 de julio de 2017. https://capturephotofest.com/2017-capture-speaker-series-video-archive/
Conradson, David. “Freedom, Space and Perspective: Moving Encounters with Other Ecologies”. En: Joyce Davidson, Liz Bondi and Mick Smith (eds.) Emotional Geographies. Surrey: Ashgate, 2007. 103-116.
Dardot, Pierre, y Christian Laval. The New Way of the World. On Neoliberal Society. Londres: Verso, 2014.
Davidson, Joyce, Liz Bondi, y Mick Smith (eds.) Emotional Geographies. Surrey: Ashgate, 2007.
Domènech, Miquel, y Francisco J. Tirado (comps.) Sociología simétrica. Ensayos sobre tecnología y sociedad. Barcelona: Gedisa, 1998.
Ellard, Collin. Places of the Heart: The Psychogeography of Everyday Life. Nueva York: Bellevue Literary Press, 2015.
Gillian, Rose, Monica Degen, y Begum Basdas. “More on ‘Big Things’: Building Events and Feelings”. Transactions of the Institute of British Geographers, New Series 35 (3) (2010). 334-339.
Hardt, Michael, y Antonio Negri. Imperio. Buenos Aires: Paidós, 2012.
Jacobs, Jane M. “A geography of big things”. Cultural Geographies 13 (2006): 1-27.
Jarzombek, Mark. The Psychologizing of Modernity. Art, Architecture, and History. Cambridge: Cambridge University Press, 2000.
Kraftl, Peter, y Peter Adey. “Architecture /Affect/ Inhabitation: Geographies of Being-In Buildings”. Annals of the Association of American Geographers 98 (1) (2008): 213-231.
Krastev, Ivan, y Stephen Holmes. La luz que se apaga. Cómo Occidente ganó la Guerra Fría pero perdió la paz. Barcelona: Debate, 2019.
Krastev, Ivan, y Alan McPherson (eds.) The Anti-American Century. Budapest: Central European University Press, 2007.
Latour, Bruno. Reensamblar lo social. Una introducción a la teoría del actor-red. Buenos Aires, Manantial, 2008.
______. Nunca fuimos modernos. Ensayo de antropología simétrica. Buenos Aires: Siglo xxi, 2007.
______. An Inquiry into Modes of Existence: An Anthropology of Moderns. Traducción: Catherine Porter. Cambridge y Londres: Harvard University Press, 2013.
Latour, Bruno, y Vincent A. Lepinay. The Science of Passionate Interests: An Introduction to Gabriel Tarde´s Economic Anthropology. Chicago: Prickly Paradigm Press, 2009.
Lozoya, Johanna. “Dwellers of silence: Conflict and affective borderlands of the Estadio Nacional, Santiago de Chile”. En: Jacque Micieli-Voutsinas y Angela M. Person (eds.) Affective Architectures. More-than-Representational Geographies of Heritage. Nueva York y Londres: Routledge, 2021. 55-66.
______. “La producción cultural de las emociones: un desafío conceptual para las tácticas analíticas del diseño emocional”. En: María del Carmen Zetina Rodríguez y Leonardo A. Moreno Toledano (eds.) El diseño y sus vínculos con las otras humanidades y ciencias sociales. Ensayos desde diferentes aproximaciones. Ciudad Juárez: Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, 2022: 73-90.
______. “‘No diseñamos espacios, diseñamos experiencias’: Cuerpos gozosos y la constitución arquitectónica del sujeto neoliberal”. Ponencia en el 1st Congress of the International Network of Sociology of Sensibilities, Buenos Aires, en línea, 23 de junio de 2021.
______. “Giro afectivo: una aproximación al dilema espacial de las emociones”. Bitácora Arquitectura 39 (2018): 34-39.
______. Emotiotopias. La arquitectura de nuestros deseos y temores. En edición.
______. “‘The Only Effective Type of Love would be Passionate Love’: Architect Tribes and Passionate Interests in 1976 Vancouver onu-habitat Conference”. Ponencia en North American Chapter on the History of Emotions (nache), Peter Stearns and Susan Matt, coordinadores, junio de 2022.
Lozoya, Johanna, y Ana Paula Montes Ruiz (eds.) Diseñar Experiencia. Reflexiones. México: Outbox Ediciones.
MacDowell, Linda. Género, Identidad y Lugar. Un estudio de las geografías feministas. Colección Feminismos. Madrid: Ediciones Cátedra, Universitat de Valencia, Instituto de la Mujer, 2000.
Pallasmaa, Juhani. Los ojos de la piel. La arquitectura y los sentidos. Barcelona: Gustavo Gili, 2014.
Rosenwein, Barbara H. Emotional Communities in the Early Middle Ages. Ithaca, Londres: Cornell University Press, 2006.
______. “Emotional Space”. En: C. Stephen Jaeger e Ingrid Kasten (eds.) Codierungen von Emotionen im Mittelalter/ Emotions and Sensibilities in the Middle Ages. Berlin: Walter de Gruyter, 2003. 287-305.
Sennet, Richard. Flesh and Stone. The Body and the City in Western Civilization. Nueva York y Londres: W.W. Norton & Company, 1996.
______. The Uses of Disorder. Personal Identity and City Life. Nueva York y Londres: W.W. Norton, 1970.
Spencer, Douglas. The Architecture of Neoliberalism. How Contemporary Architecture became an Instrument of Control and Compliance. Londres: Bloomsbury Academic, 2016.
Stender, Marie, Claus Bech-Danielsen y Aina Lansverk Hagen (eds.) Architecture Anthropology. Exploring Lived Space. Londres y Nueva York: Routledge, 2002.
Sussman, Ann, y Justin Hollander. Cognitive Architecture. Designing for How We Respond to the Built Environment. Nueva York: Routledge, 2015.
Tafuri, Manfredo. Teorías e Historia de la Arquitectura. Madrid: Celeste Ediciones, 1997.
Tarde, Gabriel. Psychologie économique. París: Felix Alcan Editeur, 1902.
Thrift, Nigel. Spatial Formations. Londres: Sage, 1996.
______. “Intensities of Feeling: Towards a Spatial Politics of Affect”. Geografiska Annaler Special Issue: The Political Challenge of Relational Space 86 (1) (2004): 57-78.
______. Non-Representational Theory. Space/ Politics/ Affects. Londres y Nueva York: Routledge, 2008.
Vidler, Anthony. Warped Space. Art, Architecture and Anxiety in Modern Culture. Massachusetts: mit Press, 2000.
Yaneva, Albena. Mapping Controversies in Architecture. Manchester: University of Manchester-Ashgate, 2012.
______. “The Method of architectural anthropology”. En: Marie Stender, Claus Bech-Danielsen y Aina Lansverk Hagen (eds.) Architectural Anthropology. Exploring Lived Space. Londres y Nueva York: Routledge, 2002. 13-29.
Johanna Lozoya
Centro de Investigaciones en Arquitectura, Urbanismo y Paisaje
Facultad de Arquitectura, unam
lozoyameckes@gmail.com
Arquitecta, historiadora cultural, escritora e investigadora titular en el Centro de Investigaciones en Arquitectura, Urbanismo y Paisaje (ciaup) de la Facultad de Arquitectura, unam. Doctora en Arquitectura; desarrolló estudios de posgrado en Historia Contemporánea, y en Historia y Teoría de la Arquitectura en la unam, en la Universidad Iberoamericana y en la Universidad McGill en Montreal, Canadá. Obtuvo el reconocimiento Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos en 2001. Del 2002 al 2017 fue miembro del Sistema Nacional de Investigadores, en nivel ii del 2013 al 2017. Especialista durante una década en historiografía e historia cultural de la arquitectura e imaginarios identitarios nacionalistas iberoamericanos, a partir del 2014 redireccionó sus temáticas de investigación a los Estudios culturales de las emociones y a los Estudios sociales de ciencia y tecnología. En estos dos campos del conocimiento científico-humanístico desarrolla una investigación transdisciplinaria sobre geografías y comunidades emocionales, historia de las emociones y espacialidad, problema mente-cuerpo, y arquitectura, territorio y pensamiento sistémico a través de teoría actor-red. Ha publicado cuatro ensayos: Los monstruos del silencio. Apuntes sobre la angustia contemporánea (Taurus, 2014), Ciudades sitiadas (Tusquets, 2010), Las manos indígenas de la raza española. El mestizaje como argumento arquitectónico (Conculta, 2010) y Arquitectura Escrita (inah, 2009); y dos novelas. En el ámbito literario obtuvo el Premio 2011 Novela Universitaria Editorial Anagrama por el libro Cartas de Adén.
1 A partir de una historia cultural del espacio (en cuanto experiencia afectivo-emocional arquitectónica) y una historia de las emociones (en cuanto a cómo las emociones se convierten en relato), queremos entender cómo –con qué instrumentos, con qué maquinaria, con cuáles condiciones materiales, históricas y antropológicas–, fue (es) posible producir modos de existencia modernos (juego de valores: relato y realidad de los subjetivo) ligados con formas de ingeniería social. Entendemos neoliberalismo como una escuela de pensamiento económico y no como una lógica del capitalismo; una escuela “que se ha dirigido conscientemente, a través de pensadores individuales claves, como un proyecto para rehacer la mentalidad y el comportamiento del sujeto a su propia imagen, es decir, de acuerdo con una lógica totalizadora de valoración económicamente oportunista”. Douglas Spencer, The Architecture of Neoliberalism. How Contemporary Architecture became an Instrument of Control and Compliance (Londres: Bloomsbury Academic, 2018), xii. En correspondencia con: Pierre Dardot y Christian Laval, The New Way of the World. On Neoliberal Society (Londres: Verso, 2014); Michael Hardt y Antonio Negri, Imperio (Buenos Aires: Paidós, 2012); Ivan Krastev y Stephen Holmes, La luz que se apaga. Cómo Occidente ganó la Guerra Fría pero perdió la paz (Barcelona: Debate, 2019).
A su vez, exploramos el neoliberalismo en términos de su interrelación con el americanismo y la teoría de la modernización. En correspondencia con Ivan Krastev y Alan Mcpherson (eds.), The Anti-American Century (Budapest y Nueva York: Central European University Press, 2007); Véase: Johanna Lozoya, “‘No diseñamos espacios, diseñamos experiencias’: Cuerpos gozosos la constitución arquitectónica del sujeto neoliberal” (ponencia presentada en el 1st Congress of International Network of Sociology of Sensibilities, Buenos Aires, 23 de junio de 2021)
2 Entendemos “tribus de modernos” en términos latourianos: Bruno Latour, Nunca fuimos modernos. Ensayo de antropología simétrica (Buenos Aires: Siglo xxi, 2007); An Inquiry into Modes of Existence: An Anthropology of Moderns (Cambridge y Londres: Harvard University, 2013).
3 Johanna Lozoya, Emotiotopias. La arquitectura de nuestros deseos y temores (en edición); Johanna Lozoya, “‘The Only Effective Type of Love, would be Passionate Love’: Architect Tribes and Passionate Interests in 1976 Vancouver UN-Habitat Conference” (ponencia en el North American Chapter on the History of Emotions, Peter Stearns y Susan Matt coordinadores, George Mason University, Fairfax, Virginia, junio de 2022).
4 En los términos latourianos y autores ligados con la teoría del actor-red o tar. Latour, Nunca fuimos modernos; Marie Stender, Claus Bech-Danielsen and Aina Landsverk Hagen (eds.), Architectural Anthropology. Exploring Lived Space (Londres y Nueva York: Routledge, 2022).
5 En los términos de la sociología de la ciencia y de tecnología o cts. Véase: Miguel Domènech y Francisco J. Tirado (comps.), Sociología simétrica. Ensayos sobre tecnología y sociedad (Barcelona: Gedisa, 1998); Bruno Latour, Reensamblar lo social. Una introducción a la teoría del actor-red (Buenos Aires: Manantial, 2008); Albena Yaneva, Mapping Controversies in Architecture (Manchester: University of Manchester-Ashgate, 2012).
6 Cabe señalar que, si bien reconocemos que la diversidad de marcos teóricos y la pluralidad de metodologías para una historia de las emociones, una sociología de las emociones y una geografía de las emociones es una característica actual, también consideramos que, en las instituciones científico-académicas occidentales, las formas de pensamiento sobre las emociones, el cuerpo y el espacio tienen una constelación finita de ejes de relato. Sea que las emociones se imaginen como entidades de la conciencia o como actos (normados) de la conciencia, o que el espacio se imagine como contenedor, representación o actante, estas formas de conocimiento científico emergen, circulan y se traducen a partir de parámetros de instituciones y circuitos científicos geopolíticamente hegemónicos.
7 Referencia al concepto “esferas” de Peter Sloterdijk.
8 Véase: Anthony Vidler, Warped Space. Art, Architecture and Anxiety in Modern Culture (Massachusetts: mit Press, 2000); Mark Jarzombek, The Psychologizing of Modernity (Cambridge: Cambridge University Press, 2000); Juhani Pallasmaa, Los ojos de la piel. La arquitectura y los sentidos (Barcelona: Gustavo Gili, 2014).
9 Véase: Lozoya, “The Only Effective Type of Love”.
10 En Emotiotopias, Lozoya explora la invención de un antropos moderno cuya experiencia subjetiva afectiva y emocional del espacio ha sido pensada, construida y mediada por las agendas de subjetivación de los sistemas sociotécnicos de la posguerra. Agendas en las que el pensamiento y la investigación arquitectónicos se erigen como encrucijadas políticas estratégicas dentro de las controversias de modernización, en particular la controversia (aún vigente) sobre la promoción del desarrollo a través de la transferencia del conocimiento científico y tecnológico que se da entre un americanismo liberal extremo y un humanismo político moderado.
La investigación reconoce que la agencia de afectos y emociones (en cuanto conceptos, prácticas, producción y formas materiales arquitectónicas neoliberales) son fundamentales para las agendas instrumentales de subjetivación en cuatro sistemas sociotécnicos del americanismo: el mercado de diseño de experiencias, el giro afectivo en el conocimiento académico, el llamado “industrial-military-academy complex” y la gobernanza, gestión y política a partir de las ciencias de la computación e ingeniería social. Véase también: Johanna Lozoya y Ana Paula Montes Ruiz (eds.), Diseñar Experiencia. Reflexiones (México: Outbox ediciones, en edición 2022); Johanna Lozoya, “La producción cultural de las emociones: un desafío conceptual para las tácticas analíticas del diseño emocional”, en: María C. Zetina Rodríguez y Leonardo Moreno Toledano (eds.), El Diseño desde la mirada social: un diálogo con las ciencias sociales (Ciudad Juárez: Universidad Autónoma de Ciudad Juárez / conacyt, 2021).
11 Sobre el análisis político-estético de la llamada “crisis del objeto” en la década de 1960 y las implicaciones de las emociones subjetivas respecto a la máquina, la escuela crítica italiana de mediados de siglo es una fuente primaria de gran riqueza: Manfred Tafuri, Teoria e Storia dell´architettura (1968), Julio Carlo Argan, Salvezza e caduta dell´arte moderna (1964) y Vittorio Gregotti, Il territorio dell´architettura (1966).
12 Entendemos “intereses apasionados” en términos de la psicología económica de Gabriel Tarde: la economía como la ciencia de los deseos. Gabriel Tarde, Psychologie économique (París: Félix Alcan Éditeur,1902); Bruno Latour y Vicent A. Lépinay, The Science of Passionate Interests: An Introduction to Gabriel Tarde’s Economic Anthropology (Chicago: Prickly Paradigm Press, 2009).
13 Emma Peter en: Mark Busse, “Digesting Architecture: The Built World and the Photograph” [video], 2017 Capture Speaker Series Video Archive, 12 de julio de 2017,
https://capturephotofest.com/2017-capture-speaker-series-video-archive
14 Comentario sobre la fotografía “Nápoles, Italia, 1982”, edificio diseñado por Guiseppe Vaccaro en la década de 1930. Francesco Bonami, Gabriele Basilico, 55 (Londres y Nueva York: Phaidon Press, 2001), 24-25.
15 Para un análisis histórico sobre antropomorfismo, teorías de la percepción, empatía y perspectiva, y otras tradiciones estéticas, sociológicas y tecnológicas que consideran la agencia afectiva de no-humanos en la literatura arquitectónica, véase el capítulo “¿En dónde están los humanos?” en: Lozoya, Emotiotopia. Para una síntesis sobre el estado de la cuestión desde la perspectiva del conductismo, la psicología ambiental y la psiquiatría experimental, véase: Collin Ellard, Places of the Heart: The Psychogeography of Everyday Life (Nueva York: Bellevue Literary Press, 2015); Ann Sussman y Justin Hollander, Cognitive Architecture. Designing for how we respond to the built environment (Nueva York: Routledge, 2015).
16 Véase: Elizabeth Grosz, en: Linda McDowell, Género, identidad y lugar. Un estudio de las geografías feministas (Madrid, Cátedra, 2000), 17.
17 En el presente texto, se entiende “representación” en la línea de los clásicos de la historiografía cultural francesa como Roger Chartier, Roger Darton, Michel De Certeau, Edward Said.
18 En estas disciplinas se reduce con frecuencia el término “arquitectura” a edificio, y “espacialidad arquitectónica” a la experiencia espacial en/de un medio ambiente construido.
19 Véase: Richard Sennet, The Uses of Disorder. Personal Identity and City Life (Nueva York y Londres: W.W. Norton, 1970).
20 Richard Sennet, Flesh and Stone. The Body and the City in Western Civilization (Nueva York y Londres: W.W. Norton & Company, 1994), 15.
21 Cabe señalar que la privación sensorial, el miedo y la neurosis son un leitmotiv sobre la vida urbana que se reproduce en los imaginarios estéticos, psicológicos y sociales de la arquitectura durante ese periodo y que se mantendrá en la literatura arquitectónica occidental durante todo el siglo xx.
22 Sennet, Flesh and Stone, 15-16. Las “causas y orígenes más profundos” los deriva no a una construcción antropológica del cuerpo en la mente, creencias y prácticas arquitectónicas —como es nuestra propuesta— sino a la consabida deshumanización del espacio industrial.
23 Barbara H. Rosenwein, “Emotional Space”, en: C. Stephen Jaeger, Ingrid Kasten (eds.) Codierungen von Emotionen im Mittelalter / Emotions and Sensibilities in the Middle Ages (Berlín: Walter de Gruyter, 2003), 288.
24 Rosenwein, “Emotional Space”, 287.
25 “A medida que los lugares sagrados se volvieron más concurridos (podemos ver que esto sucede en las peregrinaciones, en los rituales de consagración del cementerio, incluso en la cruzada a la Tierra Santa), las emociones se asocian más con ellos y, finalmente con los límites espaciales en general”. Rosenwein, “Emotional Space”, 295.
26 Barbara Rosenwein, Emotional Communities in the Early Middle Ages (Ithaca, Londres: Cornell University Press, 2006).
27 Rosenwein, Emotional Communities, 57.
28 Desde estos campos del conocimiento “afecto” (en términos del inglés affect) se entiende, en concreto, como la interrelación entre todas las cosas. Se puede caracterizar como una experiencia del mundo y un contacto con el mundo que precede a todo pensamiento; como la propiedad del resultado activo, emergente de un encuentro que toma la forma de un aumento o disminución en la capacidad del cuerpo y la mente para actuar; como una propiedad de las relaciones, interacciones o eventos; como una lógica procesual de transiciones que toman lugar durante los encuentros espaciales y temporales. Véase: Johanna Lozoya, “Giro espacial: una aproximación al dilema espacial de las emociones”, Bitácora Arquitectura 39 (2018): 34-39; Johanna Lozoya, “La producción cultural de las emociones”.
29 Joyce Davidson, Liz Bondi y Mick Smith (eds.), Emotional Geographies (Surrey: Ashgate, 2005), 3.
30 Christian Borch (ed.), Architectural Atmospheres. On the Experience and Politics of Architecture (Basel: Birkhaüser, 2014).
31 Peter Kraftl y Peter Adey, “Architecture/Affect/Inhabitation: Geographies of Being-In Buildings”, Annals of the Association of American Geographers 98 (1) (2008): 213-231; Johanna Lozoya, “Dwellers of Silence: Conflict and Affective Borderlands of the Estadio Nacional, Santiago de Chile”, en: Jacque Micieli-Voutsinas y Angela M. Person (eds.), Affective Architectures. More-than-representational Geographies of Heritage (Nueva York y London: Routledge, 2021), 55-66.
32 David Conradson, “Freedom, Space and Perspective: Moving encounters with other ecologies”, en: Joyce Davidson, Emotional Geographies, 106-107.
33 Nigel Thrift, Non-Representational Theory. Space/Politics/Affect (Oxon y Nueva York: Routledge, 2008), 60; Nigel Thrift, Spatial Formations (Londres: Sage, 1996).
34 “La noción de oligóptico se diferencia de la noción de panóptico foucaultiana, para hacer referencia a una nueva forma de conocimiento que se va descubriendo en detalles, trayectos, interacciones y ensamblajes. La mirada panóptica tiene una perspectiva omnipresente y totalizante, que pretende narrar, explicar y legitimar todo a través de la instauración de un régimen escópico de verdad y poder. Una mirada oligóptica busca un conocimiento limitado, cuidadoso y nómada, otro régimen visual que solo es posible a partir de transitar las asociaciones y conexiones de una red socio-técnica que se va tejiendo, posibilitando y revelando mientras se le recorre”. Alejandro Barrientos S. y Mariela Silva A., “Lo más bonito y mis mejores años: la mirada oligóptica de un cine emergente y el espíritu de una época”, Revista Ciencia y Cultura 22 (41) ( 2018): 12; sobre el tema véase: Latour, Reensamblar lo social.
35 El término “architectural anthropology” es distinto al de “anthropology of architecture”. Véase: Albena Yaneva, “The Method of architectural anthropology”, en: Marie Stender, Architectural Anthropology. Exploring Lived Space, 13-29.
36 Albena Yaneva, Mapping Controversies in Architecture, 110.
37 Véase: Rose Gillian, Monica Degan y Begum Basdas, “More on ‘big things’: building events and feelings”, Transactions of the Institute of British Geographers, New Series 35 (3) (2010): 334-349; Jane M. Jacobs, “A geography of big things”, Cultural Geographies 13 (2006): 1-27.
38 N. Thrift, “Intensities of Feeling: Towards a Spatial Politics of Affect”, Geografiska Annaler 86B (2004): 60.
39 Thrift, “Intensities of Feeling”, 59.
40 Thrift, “Intensities of Feeling”, 64.
41 David Conradson, “Freedom, Space and Perspective”, 106.
42 En este sentido, cabe analizar a un Latour con un interés distinto al del grueso de su obra, en Jubiler. Les Empêcheurs de penser en rond (Júbilo, o los tormentos del discurso religioso).
43 Albena Yaneva, Mapping Controversies in Architecture, 110.
44 Lo primero lo dijo Carlo Argan; lo segundo, Manfredo Tafuri. Véase: Manfredo Tafuri, Teorías de la Arquitectura (Madrid: Celeste Ediciones, 1997) 87.
45 Douglas Spencer, The Architecture of Neoliberalism, 10.
Fecha de recepción: 21 de octubre de 2021
Fecha de aceptación: 4 de mayo de 2022
DOI: 10.22201/fa.2007252Xp.2022.25.83158
artículo