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Fri, 15 Jan 2021 in Anales de antropología
Representatividad y selectividad en Monte Albán. Un problema parareflexionar
Resumen
Monte Albán fue un asentamiento zapoteco (500 aC-850 dC) localizado en los VallesCentrales de Oaxaca. En este sitio arqueológico la variedad y cantidad de losdepósitos mortuorios encontrados es muy diversa, dadas las diferentesestrategias de excavación, el tratamiento mortuorio diferencial y los procesostafonómicos. De lo anterior podemos preguntarnos, la serie esquelética queanalizamos (n=410) ¿a qué parte de la población representa en el sentidoestadístico y sociodemográfico? y ¿qué criterios de selectividad encontramos? Elobjetivo de este trabajo es discutir y reflexionar sobre aspectos derepresentatividad y selectividad, aunados al contexto arqueológico de losindividuos de Monte Albán. Se utilizó el análisis de conglomerados para mostrarlas diferencias en la composición de los edificios excavados en esta ciudaddependiendo de variables como número de cuartos excavados, número de individuos,sexo y edad. Los resultados muestran una problemática compartida por todaMesoamérica, donde se observan grandes sesgos en la composición de la muestrasegún la temporalidad y el espacio, lo que nos lleva a discutir la selectividadde la muestra y el papel de los elementos óseos aislados.
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Introducción
La bioarqueología es una de las herramientas para acercarnos al conocimiento de laspoblaciones del pasado, ya que la información sociodemográfica solo puede serestudiada a partir de los esqueletos y su contexto arqueológico. La pregunta es sieste conocimiento se puede generalizar para el resto de la población. Dada larelevancia de una ciudad como Monte Albán, así como la cantidad y calidad de losmateriales osteológicos que se han obtenido producto de las excavaciones, estetrabajo tiene como objetivo reflexionar sobre la representatividad y la selectividadde esta serie esquelética. Ninguno de esos conceptos es común en las investigacionesbioarqueológicas, pero tienen un alto impacto en las interpretaciones quesugerimos.
Monte Albán se comenzó a construir en 500 aC y mantuvo su poder hegemónico hasta el850 dC (Marcus y Flannery 2001; Winter 2011). Además, fue uno de los centrosurbanos más grandes debido a la extensión territorial y la cantidad de habitantes,que para el periodo Clásico alcanzó una cifra de 25 000 (Blanton 2004). Los trabajos sobre esta importante ciudad son tannumerosos como las exploraciones, lo que ha permitido formar una abundante serieesquelética que consta de 408 elementos; una submuestra forma parte de este análisis(González 2011; Márquez y González 2018; Martínez et al. 2014; Winter et al. 1996).
Las preguntas de investigación que se quieren responder son ¿a quiénes representanlos individuos que conforman la muestra bioarqueológica de la ciudad de MonteAlbán?, ¿existe algún patrón en estos depósitos que sugiera algún criterio deselectividad? y ¿cuáles son los niveles de selectividad que debemos considerar almomento de hacer interpretaciones sobre estos sujetos?
Para responder esas preguntas, en este artículo se presentan los antecedentesrelacionados con la ciudad y su información demográfica y se analizan los resultadosde las investigaciones que se han realizado, particularmente los estudios dearqueología demográfica (Blanton 2004).Además, se discuten las definiciones conceptuales de muestra, representatividad yselectividad. La metodología empleada para desarrollar este trabajo parte delanálisis estadístico de varias series esqueléticas y su contexto.
Antecedentes de las investigaciones en Monte Albán
Durante la década de 1970, Blanton (2004) yKowalewski (2003) definieron las terrazascomo unidades para estimar la cantidad de personas que habitaron la ciudad, tambiénconsideraron la densidad de los materiales encontrados por cada zona y sutemporalidad. Este proyecto permitió numerar cada una de las terrazas de la ciudad(Blanton 2004). Monte Albán abarcabaalrededor de 2 078 hectáreas (Blanton 2004),el número de habitantes fue estimado a partir de una metodología que considera elnúmero de terrazas en el sitio, las unidades domésticas dentro de cada terraza y elnúmero probable de individuos en cada una de ellas (Blanton 2004).
El equipo de Blanton registró 2 073 terrazas, de las cuales, 2 006 fueronconsideradas residenciales. De estas residencias solo 19 tenían evidenciaarquitectónica de haber sido complejos elaborados. De lo anterior se calculó que elárea de la casa en cada terraza era de 311.9 m2, esto implicaba que seestimaron 2 895 casas no elaboradas, asumiendo un promedio de 10 a 20 personas porcasa, calculando entre 16 250-32 500 habitantes con una densidad de 25-50 por ha(Blanton 2004).
Posteriormente se realizaron otros proyectos de excavación (González 2011; Martínezet al. 2014; Winteret al. 1996). Los materiales osteológicos queutilizamos en esta investigación provienen de las últimas excavaciones hechas porWinter y González Licón ya que cuentan con información arqueológica del contexto(González 2011b, 2014; Martínez et al. 2014; Winter et al. 1996). Estamos hablando de 54estructuras arquitectónicas distribuidas en 21 terrazas, es decir alrededor de 1.5%de las estructuras y 1% de las terrazas de toda la ciudad.
Respecto a las prácticas mortuorias en la literatura sobre los tipos desepultura1 en Oaxaca, no existeuna nomenclatura clara (González 2011a; Martínezet al. 2014; Winteret al. 1996). En este estudio nosotros consideramosla nomenclatura de cada autor, sin embargo, debemos mencionar algunos aspectos quehemos detectado en Monte Albán y que sirven de referente para nuestro trabajo.
Los entierros generalmente son considerados aquellos que se encuentran en una fosaexcavada bajo el piso de la superficie. Cistas son las sepulturas donde el esqueletoestá delimitado por una estructura formada por piedras trabajadas (generalmenterectangulares o cuadradas) y contienen a uno o dos individuos, éstos songeneralmente registrados como entierros. Las tumbas son construcciones mayores y máscomplejas, algunas con decoraciones; con techos variables y/o pintura mural (González y Márquez 1990).
Algunos apuntes sobre los conceptos de selectividad y representatividad
En bioarqueología tenemos grandes problemas relacionados con la generalización denuestros hallazgos, en un sentido estadístico diríamos que con el muestreo. Unamuestra es el subconjunto de una población y existen dos tipos de muestra: laprobabilística y no probabilística; la primera consiste en que a cada elemento de lapoblación bajo estudio se le asigna una probabilidad conocida y diferente de cero deser seleccionado, hay distintos tipos de muestreo, por ejemplo, en el caso delmuestreo aleatorio simple, todos los individuos tienen la misma probabilidad, peroésta no es la misma si se aplica un muestreo estratificado; la segunda consiste enuna selección de individuos al azar, o los individuos se seleccionan según elcriterio de un experto, por lo tanto, las inferencias sólo son válidas para lamuestra (Vivanco 2005).
Generalmente usamos las palabras “colección osteológica” o “serie esquelética” parareferirnos al conjunto de esqueletos que se recuperaron en un contexto arqueológico.En este trabajo nos vamos a referir a las series esqueléticas como “muestrasbioarqueológicas”, las cuales son aleatorias y cumplen con las características delmuestreo no probabilístico, es decir que el investigador elije su muestra “porconveniencia” y no bajo un método que garantice la representatividad estadística dela población.
En bioarqueología basamos nuestras interpretaciones en los hallazgos relacionados concontextos mortuorios, en realidad éstos son el resultado de la selección de un grupodadas las características de los inhumados, dependiendo del tipo de lugar sepulcral(Sellier 1995). Entonces, es importanteestudiar: ¿quiénes?, ¿según qué normativa? y ¿por qué? De esta forma, se puedeencontrar la relación entre los estudios de prácticas mortuorias y paleodemografía(Sellier, 2011).
Para definir una población, se buscan grupos que comparten una característica encomún (Vallin 1992). En demografía odemografía histórica se pueden conocer o elegir las características comunes paradefinir una población (Vallin 1992). Elproblema en el caso de la bioarqueología es que definimos a la población sin conocersus características (Sellier 2011).
En los primeros trabajos de paleodemografía existía una relación directa entre elconjunto de muertos y la noción de población. Para ello, se debía cumplir con trescondiciones (Acsádi y Nemeskéri 1970): elcementerio debía ser excavado exhaustivamente con una cronología establecida, losesqueletos exhumados debían estar en buen estado de conservación y tener unarelación biológica y social entre los individuos. En la gran mayoría de los casosninguna de estas condiciones se cumple, lo que pone en duda la relación entremuertos y vivos (Duering y Wahl 2014). Desdeque surgió la paleodemografía los argumentos han variado, pero lo cierto es quealgunos investigadores concuerdan en que la población viva no es la misma que lainhumada (Bocquet-Appel y Masset 1982; Duering y Wahl 2014; Séguy y Buchet 2013; Sellier1995).
Por otra parte, el término de selectividad es utilizado para entender el vínculoentre los muertos y los sobrevivientes. Las series esqueléticas son sesgadas, ya quesolo podemos observar a los que murieron y a los sobrevivientes, pero no podemosobservar a ambos en el mismo momento como señala Wood (et al. 1992). En cuestiones de selectividad elproblema se agrava, ya que la selectividad tiene distintos niveles.
Para Segúy y Buchet (2013), tenemos a lapoblación viva (la población que ocupó ese territorio en un tiempo específico) de lacual deriva la población muerta (resultado de la mortalidad selectiva aplicada a lapoblación expuesta al riesgo de morir); dentro de la población muerta está lapoblación inhumada y de la población inhumada se extrae la población exhumada (Séguy y Buchet 2013). En cada uno de esosniveles intervienen distintos criterios tanto de selectividad como derepresentatividad.
El contexto de Mesoamérica es complejo, ya que el patrón de depósito de los sujetosvaría por temporalidades y zonas geográficas. En el periodo Clásico no se hanencontrado contextos de necrópolis en las grandes ciudades que engloben a toda lapoblación (Goudiaby 2018). Particularmente enOaxaca se hallaron algunos cementerios en los valles centrales y la costa (Barber et al. 2013; Cervantes et al. 2017; Mayes y Joyce 2017), sin embargo, en MonteAlbán la mayoría de los contextos mortuorios se localizan en las unidades domésticas(con la excepción de un sujeto encontrado en el juego de pelota, véase anexo), enestos contextos se encuentran individuos de todos los grupos de edad y ambossexos.
Materiales y métodos
Los esqueletos que se analizaron provienen de las terrazas excavadas en lastemporadas realizadas en 1973, 1990, 1991, 1992, 1993, 2005 y 2014 (González 2011; González y Márquez 1990; Martínezet al. 2014; Winteret al. 1996), que conforman una muestra de 408individuos, de los cuales no se consideraron los individuos de la temporada de 1972(n=29), ya que no se contaba con la información precisa de la estructura; en estesentido, se revisó la bibliografía para la identificación de cada estructura(González-Licón 2011b; Martínez etal. 2014; Winter etal. 1996).
Se estimó la edad y el sexo con los métodos propuestos por Buikstra y Ubelaker (1994) con la finalidad de entender lacomposición de la muestra. A partir de esta información se hizo una base de datos enel programa spss para procesar los datos individuales; después, seconstruyeron dos bases de datos en el software Minitab versión 17 yStata versión 13, en la primera se utilizó como unidad deanálisis el individuo y en la segunda la estructura arquitectónica en la que fueronhallados cada uno de los individuos.
En total, se observaron 54 estructuras arquitectónicas de las cuales la mayoríafueron excavadas por medio de calas y pozos, las menos utilizaron una estrategiahorizontal (tratando de analizar la unidad); con excepción de un individuo queprovenía del juego de pelota, todas las demás estructuras funcionaban como complejosresidenciales. En la literatura hay discrepancias en la forma de nombrar estasestructuras, González Licón (2011b) las denomina “unidades habitacionales” y Winter(Martínez et al. 2014,Winter et al. 1996)“estructuras residenciales”; para este trabajo se utilizará el término “unidadesdomésticas” siguiendo al primer autor mencionado.
Como parte del análisis de este trabajo se buscó entender la composición de lamuestra según la cantidad y características de los individuos que se encontraron alinterior de cada estructura doméstica. Las variables que se crearon para lograrlofueron: tamaño de la estructura (n=12), área excavada (n=12), número mínimo deindividuos (NMI), estructura arquitectónica, función de la estructura, estrategia deexcavación, hombres (H), mujeres (M), indeterminados (I), subadultos (SA), adultos(A), edad promedio de los integrantes (P), índice de juvenilidad (IJ=no. de personasmenores de 15 años/total de personas), número de tumbas y número de entierros (Anexo, Tabla1). En el anexo de este artículo se presenta un cuadro donde se resumetoda la información relacionada con las estructuras arquitectónicas de dondeprovienen los individuos analizados y la composición.
Después de este análisis básico se realizaron varios ejercicios de regresión linealsimple y múltiple para explicar la relación entre variables. Finalmente, mediante eluso de la técnica estadística de análisis de conglomerados (Clusteranalysis) a partir de distancias euclidianas por el método de enlacepromedio, se buscaron las similitudes en las unidades domésticas y una probableclasificación de todas las unidades.
Resultados
En general, se observó que la mayoría de las estructuras se encuentran cerca de laplaza principal, las más alejadas son las que están en las áreas Pitayo, Carretera yMexicapam, es decir, alrededor de 20% de la muestra. El comportamiento de estasáreas más alejadas en términos de número de individuos no es muy distinto, ya que enel cluster (gráfica 2) se encuentran en el grupo donde está elmayor número de casos; sin embargo, la muestra para contrastar es pequeña y seríaimportante indagar si las diferencias se observan en otros ámbitos relacionados conlas condiciones de vida. Las estrategias de excavación variaron: por una parte, seutilizó un primer acercamiento con georradar y se limpió el área para entender laestructura doméstica en términos arquitectónicos y después se procedió a unaexcavación horizontal para identificar los elementos por cada estructura (González2011b); otra estrategia fue realizar calas y pozos, donde se encontraron elementosque en algunos casos fueron asociados con estructuras, aunque en otros casos nohallamos la estructura específica (Martínezet al. 2014; Winteret al. 1996). En el primer caso fue posibleencontrar el área de la estructura y el área que se excavó de la estructura(n=12).
Una de las primeras hipótesis fue que había una relación directamente proporcionalentre la extensión de la estructura doméstica y el número de individuos, por ello,se hizo la primera regresión lineal, donde fue posible observar que no existe unatendencia clara, que aunque es positiva, el impacto es muy bajo; lo anterior llevó aque se considerara que la extensión de la excavación podría tener esta relación(Figura 1).
El segundo ejercicio fue poner a prueba la hipótesis anterior. El modelo presentamuchos problemas (incluso en su validez) por el número de casos, sin embargo, ayudóa observar que había una relación inversa (y=-0.29x + 22.49, R2=0.066), aunque laexcavación más extensa produjo el mayor número de individuos adultos y subadultos.Por lo anterior, pudimos inferir que el área no se relaciona con el número deindividuos encontrados y el siguiente paso fue observar la relación entre el númeromínimo de individuos y un nivel inferior al de las estructuras, es decir el tipo desepulturas en que se encontraron.
Se halló que la mayoría de las tumbas tienen más de un individuo, en otras palabras,varias de ellas son depósitos colectivos y en muchos casos se hablaba de variasocupaciones y modificaciones, mientras que los entierros, la gran mayoría sonindividuales. Otra distinción importante entre uno y otro tipo de depósito son losindividuos, en el caso de las tumbas alrededor de 90% son adultos. Para comprenderde forma más contundente la relación de todas las variables se realizaron tresmodelos de regresión múltiple.
En el primer modelo donde la variable dependiente es NMI, los resultados (cuadro 2)arrojaron que el número de tumbas y entierros al interior de las estructurasdomésticas son variables significativas para explicar el número mínimo de individuosy el impacto más alto es el de las tumbas (5.65 individuos). Esto significa que, siuna estructura doméstica es excavada sin la tumba, el panorama del volumen ycomposición podría ser totalmente distinto, lo que muestra una diferenciaconsiderable con otros sitios de Mesoamérica donde las tumbas no son tan comunes(Goudiaby 2018).
En el segundo modelo de regresión múltiple se observa que tanto entierros como tumbasson variables significativas para explicar el promedio de edad de cada estructuradoméstica; lo interesante es el impacto positivo de 6.98 años en el caso de lastumbas, mientras que por cada entierro la edad promedio disminuye (-1.10 años). Estosignifica que las tumbas tienen una presión selectiva muy fuerte principalmentehacia los adultos, lo que trastoca totalmente la muestra, al punto de “envejecerla”;este resultado permite cuestionar si la muestra debe analizarse en su totalidad opor separado (entierros y tumbas). El último modelo muestra que la cantidad deentierros explica el índice de juvenilidad. Como se había expresado, en estasepultura se encuentran grupos de edad más variados a diferencia de las tumbas(Cuadro 1).
En un sentido general, si se hace una clasificación de las estructuras por medio dela técnica de Cluster (Figura2), se puede observar que la mayoría se ubica en el conglomerado dos (elgrupo rojo) donde el NMI está alrededor de 4, el número de tumbas en 0.45 yentierros 2.2; lo anterior significa que la mayoría de estas estructuras fueronexcavadas parcialmente, aunque se tiene la información de los metros cuadradosexcavados para todas las estructuras y por ello no se consideró esta variable parala realización de este análisis. Por otra parte, encontramos que los otros gruposconsisten en estructuras domésticas que fueron exploradas bajo una estrategiadistinta.
Para analizar a profundidad algunos factores que solo se pueden observar de formacualitativa, se tomará el ejemplo de la Unidad doméstica 6 (denominada en laexcavación Unidad Habitacional A Estacionamiento). El Área del Estacionamiento seencuentra en el noreste de la plaza central y corresponde al barrio 2, segúnBlanton, entre las terrazas 102, 103 y 99, con todos los edificios ceremoniales(Blanton 2004; González 2011b). Estaestructura, así como las otras que se ubicaron en esta zona, fueron construidas concimientos de piedra y paredes de mampostería. En este espacio las casas eranconstruidas tan cerca una de la otra que no había espacios abiertos.
Antes de la excavación, personal de la Secretaría de Comunicaciones y Transportespasó un bulldozer sobre la superficie de este lugar de .50 a 1 m deespesor, destruyendo la última ocupación de las estructuras (González 2011b). LaUnidad Habitacional A y A´ fueron construidas en la misma plataforma, al mismonivel, y tenían una ocupación densa de la Fase II y de la III A. En las tumbas seencontraban varios depósitos sucesivos que probablemente evidencien variasocupaciones (González 2011).
La afectación en la Unidad Habitacional A derivó en la desaparición total del ladoeste, sin embargo, se pudo identificar el patio central y cinco cuartos, seexploraron dos tumbas y 34 entierros, tres drenajes, una escalinata y 23 elementos;fue ocupada durante las fases II (en este momento fue construida), IIIA (350-500 dC)y IIIB-IV; tenía una extensión de 18x18 m.
Para la primera fase de ocupación (fase II) se encontraron 17 esqueletos, también seconsideró uno de la tumba 8.1. En el Clásico temprano, se excavaron 30 esqueletos,de los cuales 5 fueron encontrados en una tumba y el resto en 19 entierros. En laúltima fase no se encontraron sepulturas, probablemente por los daños que habíasufrido la estructura con anterioridad.
Posteriormente, esa misma unidad doméstica fue excavada por otro arqueólogo (Martínez et al. 2014, Winter et al. 1996), quienexploró otra tumba y dos entierros adicionales. Esto significa que en la primeratemporada no se excavó exhaustivamente. La perspectiva con la que se excavó no hizohincapié en los eventos que sucedieron alrededor de la casa y de cada depósito loque dificulta entender el tipo de sepulturas en términos de sucesión o de ocupaciónde los espacios (Feinman y Nicholas 2011).
Discusión
Para hablar de la selectividad y representatividad es fundamental considerar cuatrovariables: tiempo, espacio, número mínimo de individuos y edad de éstos. En unejercicio de reflexión, de manera hipotética, pensemos en la Unidad Habitacional A,y consideremos que tiene una ocupación de al menos 600 años. En ella se localizarontres tumbas de dos periodos diferentes (las tumbas 8, 8-1 y 214) con tres individuosadultos cada una (González 2011; Martínez et al. 2014),alrededor de 12 individuos, considerando que cada tumba corresponde a una familia.Cada una de estas familias (González 2011;Martínez et al. 2014;Winter et al. 1996)pudieron componerse de al menos seis miembros, como una familia “nuclear” (Robichaux 2002).
Estas familias llegaron a construir y habitar la unidad doméstica; suponemos quedebieron estar compuestas por madre, padre y 4.5 hijos (Márquez et al. n.d.). Si se piensa que almenos tres generaciones habitaron la casa en 100 años y el número de hijos que llegóa la edad adulta para reproducirse fue constante, así como las parejas de cada uno,se podría decir que al menos se esperaría encontrar 126 personas en un siglo.
Esta cantidad de sujetos, que potencialmente encontraríamos en las unidadesdomésticas, es mayor a lo que se encontró por varios aspectos relacionados con latafonomía, la selectividad y el factor migración; otro punto importante esconsiderar las ocupaciones de la estructura. Un ejemplo puede ser el caso de ElPalmillo, donde se excavó una estructura de manera intensiva y extensiva, lo quepermitió observar los distintos momentos en que los cuartos fueron utilizados ydejaron de ser utilizados; este aspecto no solo refiere a la migración sino a ladinámica al interior de las estructuras domésticas (Feinman y Nicholas 2011). Lo anterior implica que no todos los cuartoseran habitados al mismo tiempo y podría explicar el menor número de personas en lasunidades domésticas.
Además, es importante destacar que, en los casos de esqueletos mezclados, cuandohablamos de número mínimo de individuos, la representación de cada individuo puedevariar, lo cual significa que un individuo puede estar representado por un elemento(un tarso o un carpo), lo cual es muy común en las tumbas; esto se relacionadirectamente con el uso y remoción de cuerpos o elementos óseos, un aspecto común enMesoamérica. Esta práctica también lleva a pensar: ¿quiénes o qué elementos sonsusceptibles a cambiar del lugar en el que fueron depositados originalmente? ¿conqué finalidades? Estas preguntas aún son difíciles de responder, dada la informaciónque tenemos.
Nuestro estudio destaca las dificultades a las que se enfrenta el investigador cuandose basa en una muestra bioarqueológica con el fin de hacer inferencias generales dela población. En el caso de Monte Albán, si evaluamos espacio y tiempo, la mayorparte de la muestra corresponde al barrio 2, es decir donde se encuentra la GranPlaza; todos provienen de contextos domésticos, lo que indica que se trata delugares habitados con dinámicas cotidianas (fuera de contextos de desastres), lamayoría son del periodo Clásico. En este sentido, aquí se observa un nivel deselectividad en términos de elección de la muestra por los criterios de losarqueólogos que lo excavaron.
Además se observa otro nivel de selectividad relacionada con la ideología funeraria,donde contrastan las personas que son depositadas en las fosas simples y en cistasque pueden corresponder a todos los grupos de edad, a diferencia de quienes seencuentran en las tumbas, encontrando en ese lugar principalmente a adultos, sinembargo, cabe destacar que las tumbas no eran un espacio exclusivo para los adultosmayores de 50 años (González et al.2018). De manera adicional, podemos mencionar las prácticas sucesivas deuso y remociones de los cuerpos. Otro aspecto importante es que las excavacionesrealizadas no fueron exhaustivas en ninguno de los casos, aún en la UnidadHabitacional A Estacionamiento que arrojó un mayor NMI.
Finalmente, habría que pensar si se tienen los argumentos necesarios para afirmar quelos sujetos que se encuentran inhumados en las unidades domésticas fueron quieneshabitaron esos espacios, pues de no ser así habría que pensar en la dinámicademográfica de los muertos desde otra perspectiva que no fuera necesariamente lasunidades domésticas. En el caso particular de las tumbas, la variación y la altaselectividad que presentan nos obliga a pensar en la posibilidad de criterioscomplejos difíciles de identificar en la evidencia bioarqueológica; aun con losavances en genética e isotopía, pensemos en lo difícil que es en la actualidadhablar de parentesco y movilidad en poblaciones contemporáneas.
Comentarios finales
Los hallazgos de este trabajo presentan un panorama complejo respecto a las muestrasque se utilizaron para generalizar en el pasado, en grandes ciudades como MonteAlbán, al mismo tiempo de la complejidad que puede representar para ciudades máspequeñas en las cuales no se ha calculado el número de habitantes o incluso seriesesqueléticas que no tienen contexto arqueológico, por lo tanto, no son muestras noprobabilísticas. Siguiendo la propuesta por Séguy yBuchet (2013), observamos que además de la parcialidad de lasexcavaciones, la selectividad de tumbas y entierros en fosas y cistas es distinta;no encontramos una relación directa entre el NMI y la extensión de la excavación, nitampoco entre NMI y el tamaño de las unidades.
En las tumbas existe una fuerte presión selectiva relacionada con los grupos de edad,ya que en su mayoría se trata de adultos, mientras que en los entierros en fosas ycistas están representados todos los grupos de edad, pues encontramos a individuosde todas las edades y los subadultos representan casi la mitad de la muestra (Márquez Morfín et al. n.d.);por ello, cuando en la estructura se excava principalmente la tumba, la composiciónde la muestra es de adultos, además, el hecho de explorar o no la tumba cambiadrásticamente el volumen y composición.
La estructura doméstica con el mayor número de NMI fue la Unidad Habitacional AEstacionamiento, la cual fue excavada en dos ocasiones. En ella, se exploraron lastumbas y los entierros en el patio y en la zona oeste principalmente, es decir,representa el trabajo más intensivo de excavación, como resultado se exhumaron 62individuos y el índice de juvenilidad es de 1.02, por lo tanto, en la composiciónque se encontró hay casi el mismo número de adultos y subadultos, lo que habla deuna proporcionalidad, por lo que se podría tratar de la proporción esperada paraunidades domésticas.
Aún quedan varios aspectos a explorar y solucionar con relación a los sujetos quefueron inhumados en cada estructura, así como el tipo de sepultura que los contiene.Una de las máximas de las muestras bioarqueológicas es comprender que no existe unarelación directa entre el número de individuos y su representatividad, incluso sucomposición, pues lo fundamental es la contextualización de las muestras en términosde espacio y tiempo.
En el caso de la muestra bioarqueológica de Monte Albán encontramos que proviene delBarrio 2, la zona monumental, y que las estructuras excavadas intensivamente tienenun mayor equilibrio de los grupos de edad y un volumen mayor de 50 individuos, loque significa que todos los grupos de edad están presentes, también habría quediscutir en este caso particular si la muestra se debe o no dividir entre las tumbasy entierros dadas las diferencias encontradas. Lo anterior implica que los estudiosque se han hecho sobre vida, muerte y prácticas funerarias en Monte Albán solomuestran las prácticas de la población que habitaba los alrededores de la plazacentral, no de toda la población y que aún al interior de este grupo pudieronexistir variantes, pero tenemos pocos ejemplos donde las unidades domésticas hayansido excavadas en su totalidad.
Resumen
Main Text
Introducción
Antecedentes de las investigaciones en Monte Albán
Algunos apuntes sobre los conceptos de selectividad y representatividad
Materiales y métodos
Resultados
Discusión
Comentarios finales