Introducción
La población de origen mexicano en Estados Unidos es uno de los grupos con mayores
rezagos sociales, entre ellos los educativos, en tanto ha padecido sistemáticamente
la estratificación sociorracial en Estados Unidos, además de ser una población mayormente
migrante de escasa calificación, que ha dejado sus comunidades de origen, debido las
condiciones de pobreza y ausencia de vías de movilidad social (Gándara y Contreras 2009; Massey 2007). Debido a esta problemática, diversas investigaciones se han concentrado en analizar
los fundamentos de los rezagos y avances educativos entre la población latina, no
obstante, hace falta profundizar en las particularidades que plantea el origen nacional
así como del crecimiento demográfico sostenido de la población de origen mexicano
en Estados Unidos durante las últimas décadas.1
Las perspectivas sobre estratificación social y racial han contribuido a entender
los procesos sociohistóricos que han dado lugar a que la población de origen mexicano
ocupe una posición social en los escalafones más bajos de la sociedad estadounidense
(Portes y Rumbaut 2014; Massey 2007; Tilly 1998). Sobre los sistemas educativos, las investigaciones de Pierre Bourdieu y Jean Claude Passeron (2003), así como las de François Dubet (2005), permiten desmitificar el idealismo que recae sobre la escuela como una institución
que aminora las diferencias sociales y promueve la movilidad social; más bien, se
plantea que la escuela continúa reproduciendo las desigualdades tanto educativas como
sociales. Con una amplia base empírica, distintas investigaciones han logrado identificar
las problemáticas que limitan el desarrollo educativo de los jóvenes de origen latino
en Estados Unidos: pobreza, estratificación social negativa, escuelas de baja calidad
educativa, estatus migratorio irregular y condiciones económicas inestables, bajo
nivel educativo de los padres, limitados capitales culturales y sociales, racismo,
entre otros (Abrego 2006; Gándara y Contreras 2009; Gonzales 2010; Gonzales y Carvajal 2015; Solorzano et al. 2005). Del mismo modo, se han identificado también aquellos factores que propician el
desarrollo educativo entre los jóvenes de este grupo: agencia social, políticas públicas
educativas dirigidas a minorías étnicas y raciales, creación de un sentido de pertenencia,
símiles en el entorno educativo y la incidencia de organizaciones étnicas en las universidades
(Hurtado y Ponjuan 2005; Stanton-Salazar 2011; Urrieta 2009).
Desde una propuesta teórica que contempla las tensiones y conexiones entre estructura
y agencia, este artículo tiene por objetivo analizar las trayectorias educativas de
jóvenes de origen mexicano que llegan a la universidad en Los Ángeles, California,
tanto de aquellos que provienen de espacios educativos privilegiados como de aquellos
en desventaja. Específicamente, se aborda la etapa educativa en high school,2 en la que se analiza la incidencia de la institución escolar así como de agentes
sociales en el acceso a la estructura de oportunidades y cómo se desarrolla un proceso
acumulativo de ventajas o bien, de desventajas a lo largo de las trayectorias educativas
y cómo este incide en el proceso de acceder a la universidad. El argumento clave es
que, si bien la institución escolar es fundamental en moldear el acceso a la estructura
de oportunidades, también es necesario considerar la incidencia de la agencia social,
en tanto se aporta evidencia de cómo las interacciones con agentes sociales promueven
un mejor acceso a la estructura de oportunidades, reducen las desventajas educativas
e impulsan la agencia individual, permitiendo que jóvenes con desventajas educativas
y sociales ingresen a la universidad.
Primero se presentan el marco analítico y la estrategia metodológica que fundamentan
este trabajo. Posteriormente, se examinan dos tipos de trayectorias educativas: aquellas
desarrolladas en entornos educativos de privilegio, por ende, con mayor accesibilidad
a oportunidades y otras donde las desventajas privan de la experiencia escolar y de
las posibilidades de acceso a la estructura de oportunidades que, sin embargo, pueden
alterar su rumbo a partir de la intercesión con la agencia social. Más adelante, se
analizan brevemente los cambios que supone la implementación de la Ley del Sueño en
California para las trayectorias educativas de los jóvenes indocumentados y se finaliza
con las conclusiones.
Aparato teórico para comprender las desigualdades educativas
Existen distintas perspectivas acerca de las funciones de la institución escolar en
la sociedad. En un plano ideal, esta se perfila como un ente emancipador en la medida
en que promueve la equidad y la movilidad social, que tiene su expresión paradigmática
en los sistemas educativos de los países escandinavos. Visiones más críticas y con
un anclaje menos normativo y más empírico plantean que la escuela lejos de generar
equidad social, reproduce y preserva las desigualdades educativas y sociales, en tanto
reserva la educación de calidad a las clases privilegiadas, al tiempo que las condiciones
educativas desfavorables persisten para las clases trabajadoras, lo cual termina por
reproducir las diferencias sociales (Bourdieu y Passeron 2003; Dubet 2005).
A partir de dichas perspectivas, la meritocracia se considera uno de los mecanismos
clave en generar las desigualdades educativas. La institución escolar tiende a premiar,
valorar y alentar a los estudiantes aptos, talentosos, con desempeño educativo sobresaliente y comportamientos acordes al discurso normativo
de la sociedad dominante. En contraste, los estudiantes fracasados y perdedores, con problemáticas no solo en el aprendizaje sino también en su entorno social, tienden
a ser excluidos del sistema educativo (Dubet 2005).3 La meritocracia también se vincula con las dinámicas de poder y clase en las sociedades.
Así, las desigualdades educativas son frecuentemente un reflejo de las desigualdades
sociales; los espacios educativos de privilegio se reservan generalmente a las clases
potentadas, al tiempo que los espacios educativos en desventaja lo son para grupos
sociales excluidos por cada sociedad (pobres, migrantes, gente de color, indígenas).
Estado, familia y mercado moldean la estructura de oportunidades a la que cada grupo
social tiene acceso (Dewilde 2003). El Estado puede en mayor o menor medida encargarse de redistribuir recursos para
atajar las desigualdades. En el ámbito de la educación, por ejemplo, en la era del
estado de bienestar se adoptaron políticas dedicadas a promover la equidad educativa
que lograron por un momento pensar la educación como la vía más clara de movilidad
social; por el contrario, en el estado neoliberal, al reducir la capacidad de incidencia
del Estado, se termina por afectar en el bienestar social, sobre todo de los sectores
más vulnerables, el efecto es individualizar el acceso y los logros educativos, haciendo
responsable solamente al sujeto de su propio éxito o fracaso escolar, como si el entorno
e instituciones sociales fueran ajenos a este proceso. Por otra parte, el ámbito familiar
es una fuente de capital social y cultural para transitar por el sistema educativo,
los grupos sociales con mejor posición son los que mayores capitales acumulan y, en
consecuencia, los que ofrecen los recursos más adecuados y efectivos en el plano educativo;
por el contrario, las familias pobres generalmente heredan las desventajas de forma
intergeneracional (bajos niveles de educación de los padres, trabajo precario, mala
alimentación, acceso deficiente a servicios públicos, redes sociales limitadas al
contexto de pobreza), lo cual tiene efectos negativos en la educación. En tanto, el
mercado crea una estructura laboral que define las condiciones de trabajo, ingresos
y márgenes de movilidad social. El Estado de bienestar se caracterizó por mejorar
las condiciones laborales de los trabajadores, que paulatinamente han sido desmanteladas
en la era del neoliberalismo, con lo cual las desigualdades sociales se han profundizado.
Precariedad, inestabilidad, explotación laboral, desempleo y la consecuente inmovilidad
social han vuelto a ser padecidas masivamente por las clases trabajadoras (Bayón 2015).
El tipo de acceso a la estructura de oportunidades se puede analizar a través del
proceso acumulativo de ventajas o de desventajas.4 A lo largo de las trayectorias educativas, el acceso diferenciado a la estructura
de oportunidades determina cómo un sujeto acumula ventajas o desventajas. Las desigualdades
iniciales tienen un efecto de gran peso en la capacidad de acumular ventajas (Laureau
2003; O’Rand 1996). Como ya se mencionaba, la herencia intergeneracional de la pobreza dificulta un
posible cambio en las condiciones de vida, fundamentalmente en contextos donde el
Estado tiene mínima trascendencia social. Mientras que la posición de privilegio propicia
y facilita la acumulación de ventajas.
Sin embargo, como alternativa para los procesos que profundizan la individualización
del bienestar social, este trabajo se alinea a la perspectiva de que, a pesar del
debilitamiento de la colectividad y la solidaridad, la agencia social, ya sea colectiva
o individual, permanece como una alternativa que, en ciertos contextos, logra hacer
frente a los procesos de diferenciación y estratificación social (Melucci 1999; Rustin y Chamberlayne 2013). En ese sentido, se propone que la interacción de sujetos
en condiciones de desventaja social con agentes sociales de cambio permite reformular
las subjetividades y alentar las expectativas de bienestar y movilidad social de los
sujetos.
Al respecto, Bourdieu (1999) subraya que no existe posición social alguna que no sea influenciada por las interacciones
sociales que suceden en los distintos microcosmos sociales en los que se desenvuelven
los sujetos, ya sea la escuela, el barrio, la comunidad o el trabajo. De forma complementaria,
Burkitt (2015) agrega que la agencia no es un proceso reflexivo individual, sino que tiene un carácter
estrechamente relacional, interactivo e interdependiente, la agencia emerge a partir
de los intercambios, reflexiones y reformulaciones que se dan en el contexto de interacción
entre agentes y sujetos. Dichas interacciones están marcadas por la complejidad del
espacio social, donde interviene la estructura y la agencia, en un proceso sociohistórico
de construcción. En otras palabras, habrá espacios más propicios para la interacción
de agencia, en aquellos donde la cohesión social, solidaridad y el sentido de pertenencia
sean significativos en el entorno social y mediados por procesos históricos sostenidos
que cultiven estos intercambios.
En el campo educativo, los agentes sociales se caracterizan como sujetos con capitales
valorados para transitar por el sistema educativo, los cuales son transmitidos hacia
los estudiantes a fin de subvertir las desigualdades educativas, pero también las
relaciones de subordinación y desventaja social (Stanton- Salazar 2011). Estas interacciones
de forma frecuente comienzan a partir de vínculos empáticos fundamentados en la experiencia
de vida, tal como compartir la posición de clase, etnicidad, raza y/o género, lo que
Bourdieu (2008) denomina afinidades de habitus vividas.
De esta manera, se plantea que las trayectorias educativas estables y continuas no
necesariamente deben ceñirse a los patrones meritocráticos que impone el sistema educativo,
la interacción entre agentes y estudiantes es un proceso alternativo con similares
resultados, sobre todo en aquellos entornos donde privan las desventajas educativas
y sociales.
Metodología
La investigación se realizó con un enfoque cualitativo, a partir de entrevistas semiestructuradas
con jóvenes de origen mexicano, nacidos en México o Estados Unidos, con estatus migratorio
regular o irregular, que estudiaran en una universidad del área metropolitana de Los
Ángeles, California, y que estuvieran en un rango de edad de entre 18 y 25 años. La
selección inicial de entrevistados se realizó a través de los departamentos de Estudios
Chicanos así como de los centros de recursos para estudiantes en las universidades;5 asimismo, se utilizó la técnica de “bola de nieve” entre los estudiantes inicialmente
entrevistados.
Como estrategia metodológica se recurrió al curso de vida, a fin de poder identificar
los cambios, continuidades, rupturas y adaptaciones en la experiencia vital de los
sujetos sociales. La unidad de análisis se centró en la trayectoria educativa, con
lo cual fue posible identificar y analizar los sucesos significativos asincrónicamente
(eventos estructurales e individuales, transiciones y puntos de inflexión) relevantes
para el proceso educativo.6 A partir de la experiencia biográfica de los sujetos, es posible conocer las dinámicas
mediante las cuales acceden en mayor o menor medida a una determinada estructura de
oportunidades a lo largo de su trayectoria educativa y, con ello, al proceso acumulativo
de ventajas/desventajas; paralelamente, es posible identificar cómo es que los sujetos
sociales conforman sus subjetividades en torno a la educación.
En total se realizaron 50 entrevistas a estudiantes de cuatro universidades (Universidad
de California, Los Ángeles; Universidad Estatal de California, Los Ángeles y Long
Beach; y la Universidad Saint Mary’s) así como a 3 consejeros académicos. Dicha muestra
resultó bastante heterogénea en términos de origen, edad y estatus migratorio. En
cuanto a lugar de origen, se logró captar una representación de las regiones de expulsión
tradicional de la migración mexicana (Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco, Michoacán
y Zacatecas), pero también fue posible encontrar jóvenes con origen en las regiones
de más reciente migración (Ciudad de México, Estado de México, Oaxaca, Veracruz y
Yucatán).
Por edad, se obtuvieron rasgos inesperados -desde la normatividad y subjetividad del
investigador-, pues se esperaba un máximo de 25 años. No obstante, se encontraron
numerosos casos en que se superó el rango debido a trayectorias educativas inestables,
con periodos de abandono escolar temporal o bien retraso en el avance académico. Respecto
al estatus migratorio, la muestra también fue un tanto sorprendente, pues se esperaba
que el contacto con estudiantes indocumentados fuera complicado, ya que investigaciones
anteriores mostraban la dificultad de hallarlos, tanto por cuestiones de seguridad
como por tener hasta hace unos años una presencia reducida en las universidades (Contreras 2009; Pérez 2009).
Posterior a la transcripción, las entrevistas fueron codificadas y analizadas mediante
el software científico Atlas.ti. Las entrevistas fueron realizadas en español, sin embargo, las
respuestas muestran la riqueza lingüística de los jóvenes, pues en sus formas comunicativas
suelen utilizar la mezcla del español, el inglés y el spanglish.7
La inter e intrasegregación escolar meritocrática
La experiencia educativa está decididamente marcada por la institución escolar.
La calidad de la enseñanza, los recursos materiales y humanos, así como las características
de los estudiantes que asisten condicionan el acceso a un determinado tipo de recursos,
y esto influye necesariamente de forma sustancial en las trayectorias educativas.
El sistema educativo estadounidense se caracteriza por las profundas desigualdades
entre los establecimientos escolares, las cuales se vinculan estrechamente con el
entrecruzamiento de raza, etnicidad y clase. Como argumento que fundamenta la segregación
escolar, se socializan y difunden como valores fundamentales la meritocracia y el
esfuerzo individual en el sistema educativo. Se premia y reconoce a los alumnos con
desempeño educativo sobresaliente y se difunde un discurso que hace pensar en que
el talento es nato y solo se alcanza a través del esfuerzo cotidiano e individual,
como si las condiciones sociales de cada estudiante, particularmente las desventajas
sociales, o el contexto escolar no tuvieran influencia alguna en el desempeño educativo.
La intersegregación escolar consiste en la separación de los distintos grupos que
conforman la sociedad mediante la tendencia a la homogenización social de los establecimientos
escolares. En la medida en que parte de los aportes económicos para las escuelas provienen
de los impuestos locales, es de esperarse que los hijos de quienes habitan en un área
de escasos recursos, generalmente migrantes y afroestadounidenses, asistan a escuelas
donde predominen las deficiencias y carencias educativas. Mientras que escuelas localizadas
en áreas afluentes, donde habita mayormente la población blanca y anglosajona, se
encuentren los establecimientos donde se reciba enseñanza de calidad (Levine 2006).
Las desigualdades educativas no solo existen entre las escuelas, sino que en cada
establecimiento escolar se produce una intrasegregación escolar donde, acorde con
el principio de meritocracia, se seleccionan los alumnos más aptos y talentosos, a los cuales se les brindan mejores condiciones y calidad de enseñanza, al tiempo
que se les segrega de los alumnos con desempeño educativo medio y bajo. Es así como
dentro de un mismo establecimiento escolar se entremezclan dos entornos socioeducativos
totalmente opuestos y distantes entre sí.
La intrasegregación escolar se puede interpretar también como un proceso donde bajo
ciertas condicionantes como lo es, por ejemplo, el éxito escolar, se flexibilizan
las fronteras excluyentes originadas debido a las distinciones de clase, raza y etnicidad,
donde solo permanece el mecanismo de selectividad meritocrática. Lo anterior estaría
planteando nuevas dinámicas sociales en el contexto educativo de California. Tomando
en consideración que el estado de California es un pivote del desarrollo en la economía
del conocimiento, y que en los próximos años requerirá de un número sin precedentes
de trabajadores calificados,8 así como el hecho de que la población latina, en su mayoría de origen mexicano, es
ya la principal población en California y con el mayor índice de crecimiento demográfico
(Pew Research 2014), se verá que estos condicionantes estarían generando transformaciones en el contexto
educativo. Este proceso hace recordar que las dinámicas étnicas, raciales y de clase
son siempre dinámicas, cambiantes en el tiempo.9
Espacios educativos de privilegio: la cultura del American Dream10
Los espacios educativos de privilegio consisten en entornos escolares donde las condiciones
y calidad de la enseñanza permiten obtener un mejor desempeño educativo. Maestros
mejor preparados, recursos de apoyo (consejeros académicos, centro de recursos para
ingresar a la universidad), recursos materiales (bibliotecas, laboratorios, computadoras,
espacios deportivos, comedores), y la socialización con pares con perfiles educativos
sobresalientes se traducen en ventajas educativas y, consecuentemente, en un mejor
acceso a la estructura de oportunidades.
Entre las escuelas a las que asistían los estudiantes entrevistados se identificaron
tres espacios educativos de privilegio: a) high schools localizadas en áreas con ingresos medios, suburbios con una considerable proporción
de población blanca a la vez que de pequeñas poblaciones de migrantes; b) high schools con deficiencias educativas en sectores de ingresos bajos, en lo que mediante la
intrasegregación escolar, se seleccionaban a los mejores alumnos para ubicarlos en
los espacios educativos de privilegio, y, c) las denominadas magnet schools, establecimientos de excelencia educativa cuyo objetivo institucional es promover
la equidad educativa entre las minorías raciales y de bajo perfil socioeconómico.11
La selección de los estudiantes para acceder a estos espacios tiene lugar mediante
distintos mecanismos. Entre los mecanismos explícitos de selección se encuentran la
clasificación de los estudiantes por promedio -del “número 1” al “último número”-,
ceremonias de reconocimiento a los valedictorians,12 y la promoción hacia cursos avanzados y de honores. Además, se promueven mecanismos
implícitos como la preferencia de los profesores sobre los alumnos sobresalientes
en las clases, el constante reconocimiento, o bien, la ayuda cotidiana de profesores
y consejeros en la transmisión de los códigos escolares.13 En su conjunto, estas dinámicas permiten a los estudiantes sobresalientes apropiarse
de un capital cultural, social y simbólico altamente valorado en el campo educativo,
con lo que se acumulan ventajas educativas que facilitan el acceso a la estructura
de oportunidades. Así, el sistema educativo reproduce la narrativa de que quien se
esfuerza en los estudios, la escuela le brindará mejores oportunidades, como una suerte
del American Dream en la educación.
En las escuelas magnet, por ejemplo, los estudiantes son sometidos a un alto nivel de exigencia y competitividad
académica con el propósito de prepararlos para el ingreso a las universidades más
selectivas de Estados Unidos. Los estudiantes en estas instituciones expresan una
experiencia nutrida, en la que la escuela fue la única prioridad en sus vidas durante
esta etapa. Su cotidianeidad refleja cómo todos sus esfuerzos estaban volcados hacia
los estudios.
[...] Para entrar tuve que aplicar, nada más aceptan como a 165 estudiantes y agarran
como mil aplicaciones. Tienes que hacer una presentación de un proyecto, una entrevista,
tienes que llenar tu aplicación con muchos ensayos. Mi high school fue muy diferente a una escuela normal […] ahí todos nos conocíamos, todos tomábamos
las mismas clases. Sí era inteligente y todo, pero fue muy difícil la escuela [...]
me acuerdo que era una chinga en esa escuela, like a veces no dormíamos, de tanta tarea a veces me quedaba despierto hasta las cinco
y media de la mañana. Esa escuela está rankeada la tercera mejor en California y éramos la 22 mejor en todo Estados Unidos. Venía
la NASA, venía la Boeing, a darnos internships a los estudiantes. Me acuerdo que venía Harvard, venía Stanford, venía Berkeley a
tratar de reclutar estudiantes. Mi escuela también era más conocida por su equipo
de robots, [...] me acuerdo que una vez le ganamos al equipo de China, era el mejor
del mundo en ese entonces. (Antonio, 21 años).
La experiencia de Antonio ejemplifica el carácter de una escuela provista con todos
los recursos necesarios para brindar una educación de excelencia. Al mismo tiempo,
deja ver cómo se plasma el discurso meritocrático en la narrativa. Una escuela en
la que todos los estudiantes reciben igual trato en tanto son talentos, en la que compiten entre sí y con otras escuelas para ser los mejores y que garantiza
un acceso privilegiado a oportunidades educativas y laborales. Además de ello, las
narrativas de los jóvenes sobre la escuela en estos espacios son por demás positivas,
muy pocos los visos negativos sobre la misma.
Como resultado, en los espacios educativos de privilegio, las aspiraciones y expectativas
educativas de asistir a la universidad suelen ser altas.14 Aunque se ha documentado cómo la población de origen mexicano es uno de los grupos
con menores aspiraciones educativas en Estados Unidos, debido a los procesos de integración
social y estratificación negativa (Gándara et al. 2004; Gibson et al. 2004), las experiencias educativas de los jóvenes entrevistados dan cuenta de cómo el
entorno educativo y las interacciones con agentes y pares que incentivan el desarrollo
educativo permiten la construcción de aspiraciones y expectativas más ambiciosas.
La precaria situación económica fue mencionada por los jóvenes casi siempre como la
principal desventaja sobre la decisión de continuar estudiando que, junto al bajo
capital cultural y social de los padres contribuyen a construir limitadas aspiraciones
y expectativas educativas. La reformulación de estas perspectivas se transforma a
partir de un proceso de agencia individual y colectivo, donde las desventajas aminoran
su peso en tanto los estudiantes se apropian del capital cultural y social para un
adecuado tránsito por el sistema educativo.
[…] mi mamá me dijo que no iría al colegio,1515 […] como que me rompió en dos pedazos […] yo voy a seguir adelante dije, no sé si
voy a robar un banco, no sé de dónde voy a sacar el dinero, yo sé que no me vas a
ayudar y mi papá menos, yo voy a seguir adelante porque es mi sueño.¿Por qué tu mamá no quería que fueras al colegio? Pues dinero, falta de dinero […] No trabajaba mi mamá, apenas les alcanzaba para
pagar los biles […] una de mis maestras que estaba enseñando teatro, me empezó a involucrar mucho
en el teatro, empecé a trabajar con City G Center Theater y luego otro programa en UCLA Summer Intensive, trabajando, creciendo como artista. […] los maestros estaban de mi parte, porque
sabían mi situación, que no tenía papeles, y quería ir al colegio y ellos me empezaron
a ayudar, empezando por el consejero del colegio, me empezó ayudar con (información
de) los colegios, todos me estaban dando dinero, otra maestra de danza me daba permiso
de enseñar en sus clases de baile. (Diana, 22 años).
Diana, una estudiante indocumentada que, aunque hubiera obtenido resultados educativos
sobresalientes, valedictorian de su generación, apreciada por sus maestros y consejeros, además de contar con un
talento artístico en el teatro, para su familia pesaban más los problemas económicos
que las aspiraciones educativas de su hija, las cuales, además, se encontraban fuera
de las referencias culturales familiares. A pesar de estas barreras, el reconocimiento
y ayuda de profesores y consejeros, los logros académicos y socializar en un espacio
educativo privilegiado, le permiten construir ideas positivas acerca de sus capacidades
para asistir a la universidad.
En otros casos, la agencia no tiene tintes meritocráticos tan sólidos, sino que se
aboca a los principios de equidad educativa. Es el caso de Israel quien, por el hecho
de asistir azarosamente a un espacio educativo privilegiado debido a su residencia
en un área de clase media, le permiten interactuar con un agente que le conduce a
reformular sus expectativas educativas.
[…] no sabía nada de cómo aplicar (a la universidad), esa persona de la high school (consejera) sabía que trabajaba yo, porque todo el tiempo que estuve en la preparatoria
trabajé y estudié al mismo tiempo, trabajaba tiempo completo […] y como ella veía
que me esforzaba mucho entonces, ella me mencionaba las universidades y yo ni caso,
para qué seguir estudiando, mejor voy a seguir trabajando decía yo […] ella me guió
por el proceso, cómo aplicar, ella siempre estaba ahí para ayudarme […] fue algo difícil
porque en primera, yo no quería seguir estudiando, en segunda, un montón de papeleo,
fue un relajo porque yo no sabía ni qué hacer, y fue con ella con quien me volví más
responsable con los papeles. (Josué, 20 años).
Además de profesores y consejeros que brindan consejos y apoyo a los estudiantes,
es también relevante el contexto de socialización a nivel de pares. Las aspiraciones
y expectativas de ir a la universidad tienden a socializarse en high school; entre los estudiantes de los entornos privilegiados está normalizado continuar los
estudios en la universidad, y para los que no es así en este entorno, la relevancia
del tema termina por incitarlos a esta decisiva transición. Es el caso de Andrés,
quien inicialmente no tenía claras intenciones de asistir a la universidad.
I’ve got every school that I applied. It was me and other girl were the only guys
in UCLA, the ones with the best schools than anyones got into. It was really funny
cause all of my friends, they had to push me like to apply, not turn down, remember
Andrés, don’t forget to go to the office and pick up that application, so people always
motivated me and people always pushed me to continue doing my best. (Andrés, 22 años).16
Las trayectorias de jóvenes en espacios educativos de privilegio se caracterizaron
por su estabilidad y continuidad hacia la etapa universitaria. Con una preparación
académica adecuada, el capital cultural y social brindado por sus profesores y consejeros,
aunado a altas expectativas de ir a la universidad, la mayoría de los estudiantes
ingresaron directamente a la universidad.
Las experiencias de estos jóvenes refutan la idea de que es el arraigado principio
meritocrático del esfuerzo individual el único recurso para un desempeño educativo
sobresaliente. Además de las ventajas o desventajas acumuladas a partir de la posición
de clase, las dinámicas de la institución escolar moldean sustancialmente el desempeño
educativo. Los recursos educativos de calidad en espacios privilegiados, así como
las interacciones sociales que son posibles en este entorno, propician el desarrollo
educativo y con ello, un mejor acceso a la estructura de oportunidades.
Espacios educativos en desventaja: los fracasados del gueto
Los espacios educativos en desventaja son aquellos establecimientos en los que privan
las deficiencias y donde la escasez de recursos educativos y materiales impiden ofrecer
una educación de calidad. Profesores poco preparados, salones sobrepoblados, concentración
de población migrante, pobres y/o minorías raciales, consejeros con radios de atención
que hacen imposible una atención adecuada, débil disponibilidad de recursos enfocados
a la preparación para la universidad, así como espacios físicos y sociales degradados
conforman un contexto educativo del todo desalentador que dificulta el desarrollo
educativo (Gonzales y Carvajal 2015; Gonzales 2010). Así, estos establecimientos son un ejemplo fiel de la reproducción social a través
de la escuela que plantean Bourdieu y Passseron (2003).
En la escuela en desventaja, los profesores más que enseñar difunden el discurso de
la violencia simbólica en el que nada se espera de los fracasados -que en este caso tiene una considerable carga racial, yuxtapuesta a la de clase-,
que hace del hijo de migrante mexicano alguien que no debe aspirar más que a continuar
la misma vida de sus antecesores, trabajar en el campo y las fábricas. Con este discurso,
además de inhibir todo tipo de aspiraciones y expectativas educativas, se estigmatiza
y racializa negativamente a un grupo social y, como consecuencia, se termina por invisibilizar
las desventajas educativas sociales como causa de las problemáticas educativas, al
tiempo de inducir a pensar a los estudiantes que la responsabilidad de sus deficiencias
educativas recae solamente en ellos (Dubet 2005). Aún en Ramona, una estudiante con excelente desempeño educativo, su narrativa refleja
ese desprecio:
[…] hablaba con los consejeros sobre quererme graduar con honores, pero tuve una mala
experiencia porque mi consejera me dijo no, tú vienes de México, no te puedes graduar
con honores, no vas a poder ir a la universidad porque no tienes papeles y tus papás
nunca van a poder pagar la escuela. De hecho, fue un tiempo muy triste, muy difícil
para mí porque yo siempre quise continuar mis estudios, siempre había querido llegar
hasta la universidad. […] no creo que me desanimó, de hecho creo me hizo sentir más
fuerte, como que le quise probar, tú quién eres para decirme si puedo ir a la escuela
o no. Mis grados estaban impecables en ese momento,17 de hecho tenía muy buenos grados, siempre sacaba puras A, hasta en Tijuana puros
dieces todo el tiempo, trabajando y todo. (Ramona, 24 años).
Además de la violencia simbólica, el contexto escolar de socialización también conduce
a acentuar las desventajas educativas. La cultura de las pandillas está muy presente
en los barrios de migrantes en Los Ángeles y se interna también en las escuelas. Al
interior de las high schools es común que los adolescentes, sobre todo los hombres, socialicen en torno a la cultura
juvenil pandilleril. Si la escuela no les ofrece expectativas, reconocimiento y respeto
y por el contrario, los estigmatiza, excluye y culpabiliza de su bajo desempeño educativo,
otros espacios sociales alternativos, cercanos a la escuela -como es en este caso
la pandilla-, al menos les ofrece empatía, diversión e identidad. La pandilla es entonces
vista como un espacio de socialización en donde pueden encontrar pares como similares
experiencias de vida, así como de exclusión escolar. La integración en la pandilla
puede ser pasajera, sin embargo, una mayor participación en estos grupos muchas veces
orilla a los jóvenes a la deserción escolar.
Nosotros crecimos en South Central LA, sí era antes un barrio donde había mucha actividad de gangas,18 nosotros crecimos en eso ¿verdad? Yo antes siendo un chavalillo, me junté en eso,
y sí estaba de vago a veces en las calles, y especialmente cuando estaba en la high school. ¿En high school a qué se dedicaban las gangas? Adentro de la high school, no te voy a mentir, vendían drogas también, yo me encontré vendiendo marihuana,
vendía adentro y alrededor. […] paré ya luego porque a uno de mis amigos lo mataron
por eso. (Enrique, 24 años).
Paulatinamente, la institución escolar deja de ser un espacio de integración social
o de creación de aspiraciones educativas, en tanto la escuela los desacredita como
sujetos con capacidades y talento. De manera que la integración a la contracultura
juvenil de las pandillas que rechaza y confronta las pautas de comportamiento, así
como las etiquetas que le son asignadas en su condición de migrantes, pobres y/o latinos,
frecuentemente se vuelve el espacio social de acogida. Como plantea Saraví (2009), la escuela va dejando de ocupar un lugar primordial en la vida de los jóvenes, en
la medida en que se significa como una escuela sin sentido, una escuela que no les ofrece nada.
Dubet (2005) refiere que el sistema escolar agrupa en las escuelas del “gueto”, los espacios educativos
en desventaja, a los alumnos fracasados. La homogeneidad social en donde prácticamente se agrupan a alumnos con bajo desempeño
escolar, y se les separa de los buenos alumnos mediante la inter e intrasegregación escolar, se añade a los profesores que no enseñan
y consejeros que no ayudan, lo cual resulta en la acumulación de desventajas educativas,
así como a la limitada generación de expectativas y aspiraciones educativas.
Expresión de este proceso es la débil generación de aspiraciones y expectativas educativas.
A diferencia de los espacios educativos de privilegio, es poco común en estas socializar
la idea de “ir a la universidad”. En vez de ello, entre los estudiantes se piensa
en iniciar la vida laboral, quizá asistir al colegio comunitario y, en otras ocasiones,
ni siquiera se tienen ideas claras acerca de lo que sigue una vez terminado el high school. Las aspiraciones de asistir a la universidad son difusas, lejanas en tanto se internaliza
el discurso escolar de los fracasados, pero también en términos de recursos monetarios, que resultan abismales para una
familia pobre, y que igualmente desconoce los mecanismos gubernamentales de ayuda
financiera.
No tenía a alguien que me apoyara en eso. Yo voy a ser el primero, cuando acabe, en
graduarse (de la universidad) de mi familia. No tenía a nadie con quién platicar acerca
de esto. Los consejeros no se enfocaban tanto en eso porque tenían quién sabe cuántos
estudiantes con quien trabajar, así que la atención individual nunca la tuve, ni tampoco
a quién seguir en mi familia. (Alberto, 26 años).
En nuestra área hay muchos mexicanos, pero no hay expectativas de que vayamos a lograr
mucho en educación, so básicamente no nos ponen en un camino para perseguir el colegio.19 Es más o menos como ‘si puedes hacer lo que puedes, está bien’, no hay mucha expectativa
de que vayamos a lograr más, que ellos creen que podamos. (Francisco, 27 años).
Las narrativas de Alberto y Francisco dejan ver la ausencia de sujetos o factores
que permitieran crearles aspiraciones sobre continuar sus estudios. La escuela, profesores,
consejeros, familia y amigos tuvieron nula incidencia en el proceso. En ese contexto,
estos estudiantes tienen una mínima entrada a la estructura de oportunidades y han
acumulado en su trayectoria educativa múltiples desventajas. No obstante, la intervención
de agentes de cambio social supone un trazo distinto en el rumbo de las trayectorias
en espacios educativos en desventaja.
Agencia en un mar de desigualdades
En un proceso donde los fracasados son destinados a espacios educativos con mínimas alternativas para resarcir sus desventajas
educativas, en el contexto local de Los Ángeles la influencia de agentes con intenciones
de generar cambios sociales profundos en la educación permite, en distintos grados,
ofrecer alternativas a las rutas predestinadas por la estructura meritocrática del
sistema escolar. De acuerdo con las narrativas de los estudiantes, estos actores sociales
son más una excepción que una regla, son agentes que navegan en un mar de desigualdades.
Desde los años 60, en California se ha dado una continua movilización social de la
población chicana y, en los años más recientes, convergente con el activismo migrante.
Desde entonce estos grupos se han organizado por la consecución de derechos y el abatimiento
de prácticas racistas a nivel institucional y social. Uno de los ejes clave han sido
las reivindicaciones para promover la equidad educativa en una sociedad profundamente
desigual. Luego de décadas de presión social, a raíz de este proceso histórico, es
posible encontrar agentes de cambio en los espacios educativos en desventaja, profesores
y consejeros que tienen intenciones de plasmar esas demandas en la realidad. Es decir
que, muchos de los agentes que se encuentran en estos espacios educativos desventajosos,
lo están por un fuerte compromiso social y político.
En este sentido, las afinidades de habitus vividas son casi siempre el origen del
sentido de cercanía, empatía y confianza que requiere la agencia para influir de manera
profunda en el proceder de los sujetos (Bourdieu 1999; Burkitt 2015). Los profesores y consejeros son generalmente latinos y/o mexicanos, y comparten
con los estudiantes experiencias de migración irregular o de un origen social desventajoso
que, en conjunto, hacen de su experiencia de vida un vínculo que estrecha la confianza
y afinidad y que conduce a una mayor capacidad de influencia sobre los jóvenes.
[…] todavía estoy en contacto con dos de mis maestros de high school, que eran mis maestros de español. De hecho, fue una de las razones por las que yo
quise hacer mis estudios en español y lingüística, porque yo veía lo que hacían, y
yo quería seguir sus pasos. Ellos me ayudaron en el proceso de poder continuar con
el colegio o poder saber que yo tenía la opción de ir al colegio. Si yo lo hubiera
tratado de hacer por mí mismo, yo creo que no hubiera sabido ni por dónde empezar,
si no fuera porque ellos me dijeron tienes que hacer esto, ve a hablar con tal persona
y que te orienten un poco, pero en sí, yo creo que si no fuera por eso… ¿Ellos eran latinos? Una era hondureña y el otro era peruano, pero igual, ellos eran inmigrantes, vinieron
de sus países […] entonces ellos entendían un poco de mi experiencia porque ellos
también habían sido inmigrantes, ellos entendían lo que es llegar a otro país completamente
diferente, que te tienes que adaptar, tienes que aprender cómo se hacen las cosas
aquí. (Diego, 26 años).
Así, mediante la transferencia de conocimientos, consejos y guía de profesores y consejeros
con un alto grado de empatía tanto étnica como social, los estudiantes que acuden
a espacios educativos desfavorecidos tienen la posibilidad de tener un mejor acceso
a la estructura de oportunidades y, con ello, crear aspiraciones y expectativas de
ir a la universidad, así como paliar las desventajas educativas acumuladas. Como narra
Diego, la falta de conocimientos e información sobre el sistema educativo y sin la
intervención de estos agentes (sus profesores), él quizá no hubiera continuado sus
estudios.
De esta manera, los estudiantes con acceso a estas interacciones sociales, ya no viven
una escuela sin sentido que los demerita y excluye, sino que encuentran el reconocimiento de sus capacidades
y sus logros por parte de agentes sociales que, sin ser la regla, parecen ser una
alternativa educativa de trascendencia relevante en los espacios educativos en desventaja.
La Ley del Sueño en California. ¿Mayores oportunidades para los estudiantes indocumentados?
Luego de la aprobación de la Ley del Sueño (Dream Act) estatal de California en 2011, miles de jóvenes indocumentados tuvieron la oportunidad
de continuar estudios superiores mediante el acceso a becas gubernamentales y privadas,
así como al financiamiento de la matrícula escolar. Como resultado, las expectativas
sobre ir a la universidad son más positivas tanto en espacios educativos de privilegio
como en desventaja, si se toma en cuenta que para muchos la cuestión financiera se
percibía como el mayor impedimento para estudiar la universidad (Abrego 2006). Así, la Ley del Sueño de California marca un antes y un después en torno a la posibilidad
de ir a la universidad.
Sin embargo, se deben plantear matices en torno a los cambios producidos por este
nuevo contexto, en la medida en que la estructura de oportunidades a la que cada estudiante
tiene acceso, según el espacio educativo en el que se desarrolla, es crucial en el
proceso de continuar o no hacia la universidad. Aquellos jóvenes que asistieron a
espacios educativos de privilegio, donde la creación de expectativas y aspiraciones
era común, lo fue también el ingreso a la universidad. En tanto, en los espacios educativos
en desventaja, este proceso estuvo en gran medida definido por la intervención de
agentes sociales. Es decir, aunque la estructura de oportunidades se ha ampliado vía
la Ley del Sueño estatal, cabe mencionar que el desarrollo de aspiraciones y expectativas
no es un proceso automático, sino profundamente contextual y relacional. Cuando el
discurso de los fracasados es aprehendido y no hay factores de cambio, la reproducción social sigue su curso.
Entonces, si bien la Ley del Sueño estatal es un cambio trascendental sobre las oportunidades
de acceso a la universidad para los jóvenes indocumentados, se debe subrayar la necesidad
de considerar que las oportunidades no son las mismas para todos, sino que en ello,
el contexto educativo de inserción, de privilegio o desventaja, resulta determinante.
Conclusiones
Las trayectorias educativas de los jóvenes de origen mexicano dan cuenta de la complejidad
de procesos, contextos y actores que se entrelazan para dar lugar a distintas formas
de transitar por el sistema educativo. Si bien, el origen migrante así como la pobreza
en el origen es un común denominador entre todos los jóvenes entrevistados, los distintos
patrones en las trayectorias educativas están profundamente vinculados con la estructura
de oportunidades a la que se tiene acceso.
La posibilidad de ingresar a espacios educativos de privilegio permite desprenderse
gradualmente de las desventajas sociales y educativas acumuladas gracias a que la
disponibilidad de recursos educativos es abundante y se socializa en un medio totalmente
centrado en el desarrollo educativo. En contraste, las trayectorias en contextos educativos
en desventaja conducen a acumular y consolidar las desventajas, y pareciera ser que
solamente la intervención de agentes sociales se presenta como una alternativa de
cambio.
El análisis de los entornos educativos en los que se insertan estos jóvenes permite
caracterizar al sistema educativo estadounidense como uno arraigadamente meritocrático
y como consecuencia, bastante desigual. Los que mayormente logran acceder a la educación
superior son los que el sistema educativo selecciona por su sobresaliente desempeño
educativo, al tiempo que va relegando a aquellos en quienes las desventajas sociales
y educativas les impiden avanzar en el mismo grado.
Sin embargo, en el caso estudiado, en los procesos de cambio y generación de alternativas
educativas, se aporta evidencia de la relevancia que tienen los agentes sociales,
profesores y consejeros con experiencias de marcada politización en torno a las luchas
sociales de los chicanos, latinos y migrantes, quienes, sobre todo en los contextos
educativos en desventaja, logran cambiar de rumbo trayectorias educativas que de otra
manera seguirían los patrones que rigen la reproducción social.