Journal Information

Article Information


La sociedad como sistema y autogestión en José Revueltas

 

Resumen

El presente trabajo compara el pensamiento filosófico de José Revueltas con las teorías sistémicas y complejas de la sociedad, en especial ante la obra sociológica de Niklas Luhmann. Se proponen las nociones fundamentales que en el trabajo de Revueltas sugieren una concepción teórica de la sociedad, así como los aspectos que la hacen particular, como su relación con los eventos de la protesta estudiantil de México en 1968, y conceptos filosóficos como movimiento y autogestión. Plantea las nociones que se cruzan de manera clara con el pensamiento de Luhmann para apoyar la idea de una teorización sistémica de la sociedad en Revueltas. Finalmente se aborda la relación entre autogestión, autopoiésis y auto organización para señalar la importancia del pensamiento social de Revueltas de cara a nuestra comprensión y participación como sujetos ante la sociedad.

Abstract

The present article compares the philosophical thought of José Revueltas with the systemic and complex theories of society, especially regarding the sociological work of Niklas Luhmann. It approaches the fundamental notions that in Revueltas’ work suggest a theoretical conception of society, as well as the aspects that make it particular, such as its relation with the events of the Mexican student’s protest of 1968 and the philosophical concepts of movement and self management. It raises the concepts that clearly intersect with Luhmann’s thought, to support the idea of a systemic theorization of society in Revueltas. Finally, exposes the relationship between self management, autopoiesis and self organization in order to point out the importance of Revueltas’ social thought in regard of our understanding and participation as subjects in society.


Introducción

Durante el auge de la disidencia estudiantil en México y en algunas partes del mundo, a finales de la década de los sesenta, el imaginario literario de Revueltas, como el de muchos intelectuales de la época, tomó un interés especial por desarrollar un marco conceptual en torno al pensamiento y práctica de las formas de sublevación que emergían. Sobre todo, y lo que más importa en este trabajo, trabajó a profundidad en torno al papel que detentaría el concepto Universidad y las dinámicas internas de la educación a este nivel, en el seno de la pugna ideológica.

Pensar la Universidad, desde la perspectiva de una ontología del Movimiento del 68, condujo a Revueltas hacia el desarrollo de una filosofía que integra conceptos como educación, democracia cognoscitiva y conciencia organizada, así como crítica y libertad, ante la necesidad de revisar nuestra concepción del modo en que se estructura la sociedad, y las formas en que se constituye su devenir: la preocupación por cuestionar la manera en que los sujetos intervienen en la producción de lo social y cómo lo social, a la vez, afecta a los sujetos que la producen.

A partir de ello, después de plantear algunos aspectos necesarios, nocionales, en el pensamiento filosófico y político de Revueltas, es posible centrar la reflexión en el concepto que unifica su teoría -según nuestra propuesta, filosófica y sociológica-: la autogestión.

El presente ensayo es una comparación entre algunas de las principales nociones en la filosofía de José Revueltas y algunos de los conceptos más importantes que dan lugar a la visión de la sociedad como sistema en el pensamiento de Luhmann, en específico su crítica a la definición moderna de sociedad, que configura una cierta organización de la realidad social que impide su comprensión, así como las estructuras dinámicas, internas, de los sistemas, la idea de “diferenciación” o “diferencia”, frente a la idea de “definición”, para poder comenzar a delimitar a la sociedad como sistema, así como la relación del sistema y su entorno y la comunicación como único hecho realmente social.

De este modo se muestra cómo y en qué puntos específicos de ambos pensamientos se encuentra la posibilidad de encaminarse hacia una sociología especial, que pregunta por la actividad del fenómeno social en su devenir. En ese sentido, se han tomado por fundamento nociones que estructuran el pensamiento de Revueltas, como movimiento, autogestión, revolución y conciencia.

La autogestión aparece como un añadido importante a la comprensión de la sociedad, así como de la importancia por mantener activa su dinámica interna, a través de una acción permanente de los sujetos, solamente posible a partir de la conciencia, crítica y solidaria de los sujetos.

La sociedad como conciencia organizada: la autogestión en Revueltas y los fundamentos de una posible sociología especial, sistémica

A raíz de las movilizaciones obreras y estudiantiles que se levantaron entre finales de los cincuenta y principios de los setenta, Revueltas desarrolló una serie de nociones, tomando como evento ejemplar el zenit de la protesta universitaria: el año de 1968 (a partir de aquí, M68) entendido como un momento de efervescencia de pensamiento, organización y lucha que culminó, al menos en términos de su crecimiento más notable, la noche del 2 de octubre en la plaza de las tres culturas en Tlatelolco, en el entonces Distrito Federal.

Derivó de ello una teorización que mira sus propósitos y fines desde el crisol del ambiente de la Universidad, en donde se observan los malestares de la sociedad como conjunto global -en el sentido de que considera la relación de sus partes y elementos, respecto a su concepción como totalidad-, posicionándose de manera relativa a lo correspondiente al τέλος Universitario, para cuestionar, desde este punto de vista especial, qué es el acto revolucionario; un desenvolvimiento teórico que revisaría conceptos como educación y conciencia, en relación y acción mutua, inter-acción.

¿Hasta qué grado la educación modifica la conciencia?, y, ¿en qué sentido la conciencia afecta los procesos de la educación?, son el tipo de estructuras de pensamiento que Revueltas plantea en los numerosos ensayos que escribió al respecto, compilados por la editorial Era en Mexico 68: Identidad y Revolución, en una primera edición de 1978, y que retomamos para este ensayo en su redición del 2018, conmemorativa del 50 aniversario del Movimiento.

Revueltas logra un campo semántico en el que es posible volver a crear las estructuras que mostraban para entonces una importante decadencia e identifica la forma ejemplar de estas estructuras en las bases que fundan la “Universidad” como concepto, y cuyo devenir estallaba en una sublevación mayor, como desbordando sus propias posibilidades conceptuales y valores.

A esto, es decir, a su campo conceptual filosófico, se deben añadir las múltiples ocasiones en que Revueltas estuvo en la cárcel, su punto de vista, quizás, moral, ante la marcha del devenir histórico, así como lo marcadamente densa que es su reflexión en torno al mundo desde la perspectiva del preso político. Esta condición, que se muestra, por ejemplo, en sus cartas desde Lecumberri, y aún más en el texto Carta abierta a los estudiantes presos, fechada el 7 de noviembre de 1968: “A causa de estas situaciones-límite es por lo que resulta imposible que nuestra generación del año 68 traicione su destino. Ante nosotros se plantea, en el mundo y en México, un único dilema insoslayable y rotundo: victoria o muerte” (Revueltas 2018, 113), constituye gran parte de su imaginario literario y su reflexión filosófica y es parte esencial para la sociología especial que vislumbramos en el presente trabajo; una que, además, fue puesta en práctica y sin traición, sin concesiones, como lo ejemplifica su biografía.

La no traición, y no concesión de ninguna índole dan al conjunto de su pensamiento una dimensión superior a lo especulativo. Demuestra, con su imaginación literaria y su convicción política la posibilidad, e incluso urgencia, de plantear -o digamos, poner sobre la mesa- una realidad de seres perseguidos de manera sistemática y obligados a reordenarse constantemente; una ontología de lo fragmentario y de la entereza frente a los cambios y el devenir, de las tensiones, contradicción y, por supuesto, del honorable sufrimiento. La intuición de un concepto central de organización, en acción, entre los sujetos, la sociedad y la historia, encuentra unidad a través del desarrollo teórico de la autogestión. Aunque en una primera instancia de su trabajo pertenece estrictamente al orden de lo “Universitario”, Revueltas da a entender que es posible extrapolar sus posibilidades nocionales a la dimensión del conjunto social. En ese sentido, es posible ver una amplia coincidencia con algunas investigaciones ulteriores a su época.

A Revueltas le interesa pensar la realidad social como un hecho en movimiento. El M68 es concebido como la evidencia de una forma distinta de entender la relación que existe entre las personas y las circunstancias políticas y sociales, vista como una relación de íntima responsabilidad crítica, a saber, un posicionamiento ante la forma en que se mueven y reordenan las partes que hacen a la sociedad y la producen, junto a las consecuencias producidas por esta misma acción en el todo, o conjunto total de la sociedad, así como a la inversa, la acción del todo en cada una de sus partes: La realidad como un conjunto de totalidades (Revueltas 2018, 156). Un acto que se reduplica entre el paisaje de las estructuras sociales y los sujetos que la conforman, es decir, se vuelca sobre sí mismo; un sujeto que se mira y conoce a través de sus propias acciones, a saber, que reconoce su libertad en la posibilidad de actuar de manera consciente. Es ahí donde Revueltas pone el acento: en la forma peculiar en que se presenta el efecto del pensamiento sobre el hecho social.

Esta concepción se ve reducida -en sentido técnico, por así decirlo- por el concepto de autogestión académica. Alrededor del cual gira el ímpetu de una posible consideración revolucionaria de la realidad. Funge como el nombre que da Revueltas a la descripción de una maquinaria que permite estabilizar la historia en dirección a la libertad entre los individuos, sin mediación de abstracciones impuestas que impidan la posibilidad de un devenir objetivo; una acción emancipatoria permanente dada a razón de que cada sujeto se comprenda a sí mismo como productor de la sociedad, al mismo tiempo que asuma el hecho de que la sociedad lo produce.

La metodología de la autogestión supone, pues, una movilización del contexto, ya que el propio acto de concebir las totalidades de la realidad (o la realidad como un conjunto de totalidades) constituye en sí mismo, desde un principio, la negación de su absoluto, es decir, un acto crítico, un acto de emancipación. El contexto deja de ser eterno y quieto, aparece como necesidad de desacralización, cualesquiera que sean las sociedades de que se trate […] Es aquí donde la autogestión académica aparece como un proyecto de autogestión social, extensible a la sociedad entera, como la forma más elevada de la democracia, que supera las anteriores concepciones dogmatizadas cuya realidad ha estallado en la segunda mitad del siglo XX: “dictadura del proletariado”, “democracias populares”, gobiernos “revolucionarios del tercer mundo”, etc. (Revueltas 2018)

Es esta la analogía de una lucha inacabable, que vuelve a unir a las personas en un compromiso continuo con los movimientos de la historia. De ahí que Revueltas declare manifiestamente su distancia ante las consecuencias que habían dejado los proyectos de emancipación más fuertes de la época, como el marxismo-leninismo en sus diversas fuentes, así como el socialismo y el comunismo como experimentos nacionales. El fracaso de dichos experimentos parece conducir a Revueltas hacia la necesidad de un paso más a fondo en la exploración metodológica de la organización del fenómeno social, y, por ende, al señalamiento de sus obstáculos en cierta dimensión epistemológica, a saber, en su constitución como metodología objetiva del movimiento organizado de lo social.

La idea de autogestión tiene, en ello, un reflejo en la llamada democracia cognoscitiva desarrollada en paralelo a lo largo de su obra. En el marco de la autogestión, implica que la Universidad se sitúa a sí misma en la historia y funge como un “caldo de cultivo” para diversas formas de conciencia ante el devenir, de modo que en el espacio universitario se “nutra y desarrolle” la integración de una conciencia organizada (Revueltas 2018, 47). Conlleva, además, la posibilidad de convertir, según Revueltas, a la Universidad en “el elemento crítico más activo de la sociedad”: “Aprender es controvertir: en esto reside una verdadera democracia del conocimiento que la Universidad debe encabezar y extender a todos los centros de enseñanza superior” (Revueltas 2018, 44). En ello tiene lugar otro vuelco, parecido a la relación entre el sujeto y la sociedad, entre la educación -en este caso, superior, siguiendo el paradigma mexicano- y la conciencia social organizada que, ya veremos más adelante, es un paralelo claro con la idea de sistema social.

Conforma la intuición de una vía distinta para concebir la sociedad y su organización, en donde esta última sea aprendida y asumida por cada uno de los sujetos, como una de tipo abierto, en movimiento, contradicción, cambio, susceptible de ser controvertida. De modo que las circunstancias concretas que nos interesen de ella se expliquen a partir de las acciones e interacciones, modificaciones mutuas entre sus partes, las consecuencias derivadas de ciertos procesos de contradicción. Aquí, es posible hallar un paralelo con el concepto y gradación de la complejidad: la relación con el tiempo que opera en la sociedad como sistema organizado y no restringida a la unívoca voluntad de los individuos.

Por ello encuentran coincidencias con algunos conceptos centrales de la teoría sistémica y las ciencias de la complejidad, aun cuando no le fue posible atestiguar el crecimiento de las investigaciones en este ámbito. Revueltas muere en 1976, varios años antes de la conformación de una sociedad globalizada; no ve caer el muro de Berlín, no fue testigo del fin de la contradicción ideológica que existía hasta antes de la década de los noventa. Tampoco conoció los hallazgos de las teorías que de manera transdisciplinar intentan construir esa nueva forma de comprender el mundo.

Sin embargo, Revueltas ya sugiere el hecho de que el campo de lo social debe diferenciarse, antes que definirse. Revueltas prevé la necesidad de repensar nuestro concepto de sociedad y hacer crítica a los resultados obtenidos por la socio-logía, que se había construido hasta su época bajo puntos de vista, o crisoles, intensamente ideológicos. En esto coincide con la crítica a las concepciones modernas del concepto de sociedad.

La base materialista histórica en el pensamiento de Revueltas, así como el desarrollo de su propio pensamiento a partir de los hechos que circundan el M68, le permite intuir la dimensión contextual de la sociedad como algo que no se explica en su totalidad por uno o dos hechos cuantificables.

El espíritu libertario de Revueltas (sin ser anarquista) se basaba en su vasto conocimiento del marxismo como humanismo y crítica de la fetichización ideológica de las clases dominantes. Pero también expresaba su oposición al marxismo grosero de organizaciones, grupos y personas que lo repetían y reproducían como una vil mercancía fetichizada, es decir, como conciencia falsa del pensamiento revolucionario […] (Rodríguez Araujo 2014, 22)

Vislumbra la imposibilidad de que las instituciones, por ejemplo, basadas en datos de tipo estadístico, comprendan las diversas realidades que de facto existen y conviven en la construcción de lo social. Inclusive, acusa este problema como consecuencia de los esfuerzos del gobierno, podemos decir sociológicos, por encubrir y legitimar actos de barbarie como la masacre del 2 de octubre, los fundamentos de la universidad liberal, la estructuración política de sindicatos charros y otros fenómenos que parecen sociológicamente legitimados, pero cuyas realidades quedan completamente veladas.

La sociedad como sistema: un comparativo entre el pensamiento de Luhmann y Revueltas

El obstáculo epistemológico que da lugar al replanteamiento del concepto sociedad, lo explica Niklas Luhmann contraponiéndose a tres momentos de la idea moderna de sociedad: “que tal fenómeno debe constituirse por individuos concretos y sus relaciones; que se conforma de unidades regionales, territorialmente delimitadas y que, por tanto, puede ser observado “desde el exterior”, ya sea como conjunto de individuos o como territorios” (Luhmann y Eberhard 1993, 31-32).

Luhmann comienza su planteamiento deteniéndose en esta definición general, moderna, de lo social y prefiere regresar a la consideración de lo que, desde la teoría, no parece tener un reflejo evidente en el hecho social; pero ello representa ya una paradoja: en tanto que el sujeto, incluyéndose, produce a la sociedad, podemos decir que toda sociología es un intento de la sociedad por explicarse a sí misma. ¿Es esto posible? Según Luhmann, esto podría lograrse de manera efectiva a través de la observación y comprensión de sus límites, y en ello su relación con el concepto de sistema.1

La idea de sistema en la obra de Luhmann retoma conceptos que a la vez pertenecen a campos conceptuales de disciplinas como la biología o la informática, un pensamiento amplio y transdisciplinar que intentaremos plantear de manera general, para ver algunas coincidencias con lo que planteó José Revueltas en sus ensayos.

Luhmann concibe el sistema como un todo, conjunto global, cuyos elementos operan en relación con un mismo fin, un τέλος que unifica su interacción. Esta unidad es aquello que sostiene al sistema en su equilibrio, o en relativa estabilidad, como un organismo vivo cuyo cuerpo es, al menos en general, saludable.

Asimismo, para delimitar un sistema, se debe considerar la relación entre el propio sistema y su entorno. El entorno constituye causas externas al sistema que tienen efectos en su constitución, pero no modifican operacionalmente su interior. Aquello que, por ejemplo, lacera un objeto, pero no lo transforma en otra cosa.

A ello hay que añadir que el sistema responde a estas perturbaciones externas como una herida que cicatriza. Este ruido, que pone al tanto al sistema de cualquier modificación, es la relación causal de su entorno. La mayoría de las acciones del entorno sobre el sistema, además, lo constituyen. Piénsese tan solo en el proceso de la respiración: el cuerpo debe procesar los efectos de su entorno, para entonces mantener el funcionamiento necesario para la relativa estabilidad en conjunto de su sistema. “Los sistemas están estructuralmente orientados al entorno y sin él, no podrían existir” (Arriaga Álvarez 2003, 282).

En la diferenciación de los sistemas es posible identificar relaciones estructuradas: múltiples sistemas dentro de otros sistemas. La diferenciación constituye una unidad y es capaz de asir, en la medida en que se identifique la continuidad de sus interacciones, un aumento en la densidad interna de relaciones y, por tanto, su grado de complejidad. En la unidad de los sistemas y elementos diferenciados hay una unidad mucho más completa, en donde no se prescinde de hechos ni de realidades existentes, en beneficio selectivo o arbitrario de otras.

Este último efecto de la comprensión de la realidad, la selección y la arbitrariedad, es lo que, dentro del pensamiento de la complejidad, suele llamarse “pensamiento reductivo”, o simplemente reducción.2 La noción unívoca, o cerrada, de la realidad social, impide la comprensión de sus movimientos internos y de su relación con los movimientos de su entorno.

En lo político, por ejemplo, entendido como un subsistema de la sociedad, hay en Revueltas la inquietud por salvar las diversidades, el cambio y las contradicciones, que ha dado lugar a la imposición dogmática, el paralelo con dicho pensamiento reductivo, representado, por ejemplo, en lo que opina respecto a la determinación unilateral de los partidos, figuras y líderes políticos. Para Revueltas, el conocimiento de estas relaciones puede darse a partir de un posicionamiento claro del sujeto ante el devenir: en ello se conoce a sí y reconoce los efectos de su acción en el conjunto, o sistema, que es la sociedad.

Podemos hablar de algo como una responsabilidad interior: la conciencia, en la acción individual, que se comprende como un hecho que incide objetivamente en el devenir del conjunto al que pertenece, como producto y productor; un acto que se posiciona más allá de los límites de la mera voluntad.

Por supuesto, esto resulta difícil, si no imposible, de comprender para cualquier perspectiva reductiva. Es decir, en donde la diferenciación sea más bien una demarcación coherente entre un objeto y otro, sin que medien relaciones en acción. ¿De qué otro modo el entorno puede estar conectado a los sistemas, si no por una mediación del tiempo, en tanto que cambio, modificación, producción y reproducción continua e inseparable?

Esto explica, en cierto modo, la importancia de añadir una ontología del ser perseguido; la no concesión, como acto político, conlleva en este punto la afirmación del devenir objetivo de la sociedad, su movimiento permanente, como sistema abierto, libre, y nuestra propia posibilidad de comprenderla, y convertir esta comprensión en conocimiento.

He aquí lo que acusaban los movimientos sociales del M68 y a lo que Revueltas apunta cuando habla de la comprensión de los hechos que mantuvieron unida la protesta: resistir la imposición de una jerarquía en el modo de pensar y de organizar el devenir social.

Cada elemento de un sistema produce el sistema y es producido por él; la jerarquía en la producción de la sociedad tendrá, quizá, una función pedagógica, para facilitar la descripción de lo social a nivel teórico, pero no se observa de manera concreta una jerarquía si se mira a los sistemas en acción.

La jerarquía causal es una ilusión óptica. Creer que de hecho puede haberla en el aparato organizativo de los sistemas vivos, como el social, es, para el M68 tanto como para Revueltas, una forma de aceptar la imposición arbitraria y el fracaso.

Ahora bien, en el ámbito concreto de la producción de la sociedad, que atañe a la interacción de los sujetos y las variables del entorno, según Luhmann, es posible cuantificar, o incluso reconocer el modo en que algunas causas, pero no todas, dan lugar a efectos determinados (Arriaga Álvarez 2003, 285). El acento debe ponerse en la condición modal de la proposición: algunas, no todas. He aquí la intuición de una complejidad que excede el hecho concreto, muchas veces desconocida o velada para quienes buscan generar ciertos cambios, esperando ciertos efectos. Significa que la modificación a las estructuras institucionales, por ejemplo, incide también en el diario acontecer de los individuos; que la cultura, el arte y la literatura están también en nuestra forma de construir el mundo, no solo de observarlo: incluso, observar es ya un acto que incide en el acontecer. Los actos, hasta los más involuntarios, fungen como causas activas, cuyos efectos solo se determinan con el paso del tiempo. Incluso las causas más evidentes, como la agenda política de los presidentes, tienen efectos que no se pueden cuantificar. Todos los elementos, en su acción y su operación frente al sistema, están relacionados.

Es esta unidad la que interesa a Revueltas. Una en cuyo potencial se inscriba el actuar de manera consciente, concentrado, nocionalmente, en su teoría de la autogestión. Entender por separado al sistema de su entorno, así como al elemento de sus relaciones, produce una visión someramente cuantitativa de la realidad. Es posible enumerar y calcular la cantidad de sistemas o elementos de un sistema, así como el número de relaciones, pero se escaparán sus cualidades, si no se le considera racionalmente, en relación unos con otros, en movimiento, como tal, es decir, en tanto que acción, y en Movimiento visto como acontecimiento unificador, por ejemplo, en el caso del M68.

Esto era poner en marcha la democracia como forma operativa de la libertad; sustituir la democracia aritmética, cuantitativa, por la democracia cualitativa: la democracia como la confrontación incesante del conocimiento consigo mismo, es decir de las tendencias que lo integran entre sí […] La gran aportación del Movimiento de la generación 68 es la de haber puesto en marcha esta conciencia crítica que constituye la superación de la vieja democracia aritmética carente de conciencia alguna. Lo que importa ahora es comprender la palabra crítica no en su sentido común y corriente, sino en su real acepción creadora, transformadora y revolucionaria. (Revueltas 2018, 137-138)

La crítica no es en Revueltas un acto de abolición, como sí sucede en la dogmática, que suprime unas realidades en favor de otras. La crítica en este sentido, además sistémico, representa un ejercicio colectivo a partir de la conciencia, puesta en identificar fines más comprensivos e integradores. El hecho revolucionario en Revueltas es por ello una especie de eventualidad que prevalece, permanente, un acto que subsiste aun cuando parezca haber alcanzado la totalidad de sus objetivos, pues es la posibilidad de que la conciencia permanezca activa en su conjunto, es decir, en tanto que colectividad, respecto a cuanto deba modificarse en respuesta de sus movimientos internos y del exterior.

Relaciones entre los conceptos de autogestión, autopoiésis y autorganización

Es importante poner el énfasis en la concepción del αὐτὸς, el prefijo auto, en la palabra autogestión. Se encuentra aquí la resonancia con las nociones de sistemas autopoiéticos y la autorganización de los sistemas complejos, que supone, respecto a lo social, sobre todo, una diversidad de sistemas conscientes, capaces de asir su relación teleológica con la sociedad. Estos sistemas conscientes -una noción que sirve para trascender nuestra noción de sujeto- representan un factor negativo, crítico, en el movimiento organizacional de lo social como sistema.

El flujo de energía entre el sistema social y su entorno mantiene constante su cohesión, de manera estable, aunque siempre en procesos de transformación. Este es el efecto de la entropía negativa -de la que abreva el pensamiento sistémico y complejo- que se genera a partir del ciclo y repetición de las interacciones internas al sistema.

Así como sucede, en general, a los fenómenos físicos, en los que hay un constante intercambio de materia, información y energía, la sociedad también intercambia acontecimientos, desplazamientos estructurales, información, creación de nuevas formas del pensamiento, sensibilidades estéticas, etc. “Los sistemas sociales son abiertos e intercambian materia, energía, dinero e información con su entorno, por consiguiente, operan todo el tiempo lejos del equilibrio termodinámico, es decir, en una zona crítica” (Gutiérrez Sánchez 2000, 47). Podemos afirmar que el sistema social pensado en Revueltas, desde el enfoque sistémico, es decir, en tanto que organización y organismo vivo,3 es considerado de manera parecida a la imagen de las estructuras disipativas y no bajo el análisis de estructuras que buscan su conservación. El fenómeno conservativo es contrario al movimiento, en tanto que una sola modificación en sus estructuras implica la ruptura de la cohesión que mantiene su carácter sistémico. No admite coyunturas, ni accidentes; es precisamente un ideal incapaz de considerar la contingencia, inflexible. El cambio representa el punto crítico más alto en este tipo de sistemas: la disolución.4 Es esta una de las analogías más claras con respecto al concepto dogmática o conservadurismo, que podríamos tender entre el pensamiento de Revueltas y el enfoque sistémico.

Por otra parte, la posibilidad de disipación evoca también la idea de un organismo capaz de mantener su relativa estabilidad, a pesar del flujo de entropía o el crecimiento del desorden en el sistema: la posibilidad de intercambiar flujos con el entorno conlleva la diferenciación en el seno de la dinámica social, pero también evoca la posibilidad de adaptación, de reproducirse a sí -autopoiésis- en el tiempo, manteniendo una cierta estabilidad aun cuando el sistema se encuentre lejos del equilibrio, en sentido analógico, pues, termodinámico.

En ellos nada está quieto pero los cambios no son azarosos porque su tendencia al desorden está acotada; hay una multitud de elementos individuales que influyen de manera no lineal en el estado general del sistema. Merced solamente a la dinámica interna, se produce un comportamiento coherente, llamado autoorganización. (Gutiérrez Sánchez 2000)

Adaptabilidad y capacidad de respuesta son nociones que desde la complejidad podemos asociar con el concepto de autonomía. La autonomía, con respecto al pensamiento, a la manera en que el propio Revueltas la abordó como parte del programa de una “nueva Universidad” durante el M68, funge aquí como la conciencia crítica de los movimientos de lo social: solidaridad que solo puede explicarse a partir de una teleología que considere las contradicciones que hacen el devenir histórico de lo social, antes que aquella que busca el equilibrio a través de la conservación, es decir, prescindiendo del hecho de que la realidad es afectada por el tiempo, en el sentido de que sufre alteraciones y se encuentra en una dinámica moviente de relaciones causales entre sistemas, las cuales producen modificaciones, cambios y desplazamientos; intentar conservar un paradigma es justamente lo que, en esencia, significa la dogmática, al modo en que la refiere Revueltas: ignorar ciertas realidades -inclusive perseguirlas, sustituirlas, eliminarlas o, por otro lado, simular el contexto del sistema o beneficiar unas realidades por encima de otras- para proteger un cierto ideal estático del sistema.

Es ahí donde la conciencia, la crítica y la autogestión se ligan con el concepto de autopoiésis y autorganización, desarrollados por las teorías de la dinámica no lineal de la realidad, como las tesis en torno a la complejidad y el pensamiento sistémico. La diferenciación, en contraste al esfuerzo de definición cuantitativa, revela la posibilidad de comprender las circunstancias contextuales en la sociedad, en toda su diversidad y complejidad.

Sin embargo, es fundamental, dentro de la obra de Luhmann, esclarecer exactamente cuál es el entorno de lo social como sistema, porque, en efecto, podemos observar el comportamiento autorganizado y las relaciones de flujo de entropía negativa que mantienen la cohesión del sistema social, pero este flujo no parece tener un ambiente exterior, si lo miramos en sentido operacional: cuando intentamos describir la sociedad, en todos sus aspectos y abordajes, lo hacemos ceñidos estrictamente a los límites mismos de lo social. Ponemos en marcha las mismas concepciones y experiencias producidas por nuestro habitar en sociedad. La observación se efectúa en y desde el interior; cualquier manera en que se pretenda nombrar el carácter teórico de lo social, será ya una operación misma de su objeto (Luhmann y Eberhard 1993, 27).

Para Luhmann, la operación interna, autopoiética, del sistema social, a través de la cual se delimita respecto a su entorno, se da a lugar mediante la comunicación. La comunicación, dice, es la única operación genuinamente social. Queremos aquí apuntar otro sentido analógico con la teoría de la autogestión. Volvamos un poco en la extrapolación que sugiere Revueltas entre lo Universitario y lo social, es decir, la autogestión como una posibilidad del sistema Universitario, que permitiría luego identificar en ello una nueva concepción de sociedad. Para Luhmann, la operación social presupone, al igual que en Revueltas, el concurso de un gran número de sistemas de conciencia. Justamente por su concurso, o, relación en acto, no puede imputársele la unidad del sistema social a una sola conciencia (Luhmann y Eberhard 1993, 45). Las causas lineales y unilaterales (unívocas, cerradas, jerárquicas, conservativas, dogmáticas) de la estabilidad social se rompen con la interacción continua de los elementos que conforman la sociedad, es decir, a través de los flujos que producen las diversas relaciones que establecen estas conciencias entre sí.

Es social porque de ningún modo puede ser producida una conciencia común colectiva, es decir, no se puede llegar al consenso en el sentido de un acuerdo completo; y sin embargo, la comunicación funciona. Es autopoiética y es otra versión del mismo argumento, en la medida en que puede ser producida solo en un contexto recursivo con otras comunicaciones y, por tanto, solo en una trama a cuya reproducción concurre cada una de las comunicaciones. (Luhmann y Eberhard 1993, 45)

Del mismo modo Revueltas propone una Universidad en sentido horizontal, donde la crítica no sea imputada por jerarquías y donde la solidaridad de las conciencias mantenga al tanto a lo social de sus propios cambios y transformaciones. La Universidad, o lo Universitario como fenómeno o subsistema, se entiende en Revueltas como el lugar de la producción del pensamiento. Podemos afirmar, con base en ambas propuestas, que la Universidad es, o debería ser, un espacio para el ejercicio del carácter autopoiético del sistema social, a partir de la actividad crítica y consciente, la autobservación permanente de la sociedad por la sociedad, cumpliendo el tercer postulado en torno a una nueva sociología según Luhmann: la teoría del sistema de la sociedad como caso particular de la teoría de sistemas sociales (Luhmann y Eberhard 1993, 43), la sociedad de la sociedad.

La comunicación, en el sentido de este último vuelco sobre sí de la sociedad, es uno de los puntos centrales de la filosofía dialéctica de la conciencia en Revueltas. Hemos dicho que esta conciencia se plantea como una expresión del ánimo por controvertir las estabilidades aparentes, y que pone, en consecuencia, al sujeto y a la sociedad en su devenir histórico. Pero estas conciencias, en relación, no son perfectamente equivalentes.

El modo en que la sociedad como conjunto afecta, de modos desiguales, los “niveles de conciencia”, como explica Revueltas, “no necesita ejemplificación, puesto que se nos da por sí mismo de modo evidente en las relaciones inmediatas de la vida social” (Revueltas 2020, 566). Sin embargo, su movimiento interno, debe añadirse como una consideración más al complejo entramado de esta nueva concepción del fenómeno social: “No ocurre lo mismo con el movimiento interno de la conciencia, cada una de cuyas expresiones reclama para sí -y además, con iguales derechos- la posesión única de la verdad” (Revueltas 2020). Esta íntima verdad es también un paralelo, o hecho simultáneo, quizá, a los movimientos de la organización social, y de los sujetos entre sí: conforma un movimiento interior, específico y diferenciado, cuyo atributo más evidente es su dependencia al ejercicio de la razón y el pensamiento. Esta solo puede comprobarse a través de su exteriorización (Revueltas 2020) o, en el sentido que refiere Luhmann, a través de la comunicación.

Es decir, la conciencia, de este modo, como exteriorización de la razón, como conciencia externa del mundo, no es idéntica a la racionalidad, pero la contiene como su opuesto, en la lucha de razón y sinrazón por advenir al concepto, o sea, a la verdad concreta que se trata de obtener. (Revueltas 2020)

Es este tipo de esfuerzo por concretar la interioridad de los sujetos, lo que constituye la noción conceptual del “tejido conjuntivo” -refiere Revueltas-, que “enlaza y une todas las relaciones dispersas y contradictorias, dentro de una unidad” (Revueltas 2020). La sociedad depende, por tanto, en la búsqueda de su devenir objetivo, de relaciones cognoscitivas en solidaridad y acción, interacción, reales, que consideren los movimientos internos de la conciencia, así como su condición como parte del conjunto del sistema social y productos de la misma.

Es esta -o debería ser, insisto- la función más importante de las Universidades y en general de la educación: mantener en curso el ejercicio del pensamiento, hacia la consideración controvertida, crítica, de la realidad, sin omisión de sus aspectos y posibilidades, para mantener a las conciencias en comunicación, con una activa exteriorización, abierta y libre de lo producido por el saber y la razón, y capaz de mediar, sin imposiciones, ni censura, ni persecución, la democrática diversidad de contradicciones en diálogo que esto supone.

Conclusión

En sus ensayos, José Revueltas no desarrolla de manera explícita una propuesta de conceptualización de la sociedad, sin embargo, es posible extraerla de los fundamentos de su filosofía. Sobre todo, la que gira en torno a la convicción política derivada de la lucha del Movimiento de 1968, la protesta y posterior masacre estudiantil en México, en la que participó de manera activa a través de un importante liderazgo intelectual.

Revueltas, en efecto, se muestra interesado, en primera instancia, en resolver los desafíos de las circunstancias de la lucha social, pero el campo de conceptos que propone sugiere la necesidad de repensar el concepto de “sociedad”, su conformación y devenir. Este mismo interés se observa en algunas teorías que surgieron algunos años después y que el propio Revueltas no tuvo la oportunidad de conocer, como la propuesta sociológica de Niklas Luhmann y en general los hallazgos de las teorías sistémicas y complejas de la sociedad.

En una primera intención, la filosofía desarrollada en los ensayos políticos de Revueltas durante esta época se enfoca en resolver la relación que existe entre la Universidad y la historia -entendida como el devenir de los acontecimientos, la realidad en movimiento- y compara la sublevación universitaria con la natural y consecuente eclosión de un pensamiento, concretado en la acción política de controvertir el paradigma establecido, acusando sus males, y poniendo en crisis sus estructuras.

Uno de los aspectos centrales de esta, digamos, afrenta a lo establecido, es derivar en la revaluación de conceptos como la dogmática, con la que comienza un posicionamiento filosófico a la dimensión de las formas del pensamiento, es decir, epistemológica, más allá de la propia dimensión política que le es característica como figura histórica.

En la obra de Niklas Luhmann, como en gran parte del pensamiento sistémico y complejo, la dogmática, propuesta por Revueltas como la deliberada obstaculización del movimiento de la realidad, encuentra un paralelo con el llamado pensamiento reduccionista, el ideal que espera que las realidades se comporten de manera puramente estable y que ignora deliberadamente el cambio, los desplazamientos y transformaciones que surgen en el curso de la interacción de los sistemas y realidades entre sí. A la dogmática, dentro del corpus de la teoría de sistemas, podemos poner, como concepto equivalente, también, a los sistemas conservativos; su fragilidad e inflexibilidad, puesto que el mínimo cambio en estos sistemas implica su disolución, representa de manera analógica el tipo de ideal que persigue, censura y busca eliminar la disidencia.

La “sociedad” misma, como sistema, se comporta naturalmente como un sistema abierto; en ella existe un flujo constante de energía, materia e información -una analogía con los sistemas físicos, desarrollada por Luhmann-. Este carácter entrópico, la dependencia de un grado de desorden permanente, impide concebirla como una realidad en equilibrio puro. A partir de esta conceptualización, Luhmann niega las definiciones de “sociedad” propuestas por la sociología moderna, y explica que no es posible delimitarla a partir de la sola cuantificación de sus aspectos. Es necesario diferenciarla, es decir, encontrar los límites propios que la constituyen como sistema.

La crítica a la cuantificación de la realidad social, que se relaciona directamente con el pensamiento reductivo y conservador, aparece también en la filosofía de Revueltas. Es claro que los problemas que fundamentan su posición política tienen que ver, aunque no de manera tácita, con un obstáculo y, por ende, la necesidad de una ruptura, de tipo epistemológico.

En ese sentido, el concepto de autogestión funciona como un centro unificador del campo conceptual de su filosofía: le brinda cohesión a una idea de “sociedad” que integra sus movimientos externos e internos: sus relaciones y diferenciaciones, sus fines y contradicciones. Si bien, en un principio funciona como una manera horizontal de organización dentro del ámbito académico, el propio Revueltas sugiere que esta forma de organizarse de los sujetos del “tejido conjuntivo” (Revueltas 2020) tiene su reflejo también más allá del ámbito universitario, a saber, como tejido de los sujetos en cualquier ámbito social, y más, en la sociedad concebida como totalidad.

Importa, además, pensar las maneras en que la “sociedad” se produce a sí misma, en tanto que organización consciente o viva. Los sujetos producen la “sociedad” y esta los produce al mismo tiempo: igual que un organismo o sistema, siguiendo las tesis del pensamiento sistémico y complejo, autorganizado y autopoiético. La relación no jerárquica entre los sujetos, que depende de la conciencia, crítica y abierta, solidaria, organizada, que encierra conceptualmente la autogestión, supone también la necesidad de concebir sujetos autónomos, capaces de asir su propia realidad o “íntima verdad” (Revueltas 2020), en relación con el conjunto en el que participa, y esto solo es posible si de manera activa estas conciencias expresan los productos de su razón, en una especie de diálogo abierto de las contradicciones, de las verdades íntimas en contraposición; a esto lo llama Revueltas una democracia cognoscitiva, algo que las teorías sistémicas y complejas defienden con la misma significación: la unión de las contradicciones o la contradicción en diálogo.

La relación entre los sujetos y la “sociedad”, así como la educación y la conciencia organizada, también dependen de la relación entre los movimientos internos y externos del sujeto -la íntima verdad y la verdad concreta-, y de la diferenciación de la “sociedad” como sistema, y su entorno. Por eso es importante mirar las formulaciones especulativas en Revueltas a la luz de la posibilidad de una teoría sistémica, pues, en el fondo, la interacción de estas estructuras, que fueron, además, puestas en práctica a través de la lucha social, representan la interacción activa de sistemas y subsistemas que dependen de cierta teleología, o fines comunes, para hallar una condición integrada y autogestiva, horizontal, abierta, y libre, a fin de cuentas.

Esto se encuentra, al menos de manera sugerida, en la posibilidad de una teoría sistémica de la sociedad en la obra de Revueltas.

Referencias

1 

Arriaga Álvarez, Emilio Gerardo. 2003. La teoría de Niklas Luhmann. Revista Convergencia, 32, may-ago. México: UAEM, edición especial, Instituto de Literatura y Lingüística, Cuba. ISSN 1405-1435.

Emilio Gerardo Arriaga Álvarez 2003La teoría de Niklas LuhmannRevista Convergencia32MéxicoUAEM, edición especial, Instituto de Literatura y Lingüística, Cuba

2 

Draper, Susana. 2018. México 1968, experimentos de la libertad, constelaciones de la democracia. México: Siglo XXI.

Susana Draper 2018México 1968, experimentos de la libertad, constelaciones de la democraciaMéxicoSiglo XXI

3 

Gutiérrez Sánchez, José Luis. 2000. Sociedad, política, cultura y sistemas complejos. Revista Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México. México: ISSN 0187-6376, 46-54.

José Luis Gutiérrez Sánchez 2000Sociedad, política, cultura y sistemas complejosRevista Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de MéxicoMéxico

4 

Luhmann, Niklas, Eberhard Schorr, Karl. 1993. El sistema educativo. UIA-U de G-ITESO.

Niklas Luhmann Karl Eberhard Schorr 1993El sistema educativoUIA-U de G-ITESO

5 

Luhmann, Niklas . 2006. La sociedad de la sociedad. México: Herder, Universidad Iberoamericana.

Niklas Luhmann 2006La sociedad de la sociedadMéxicoHerder, Universidad Iberoamericana

6 

Ramos, José. 2012. Inclusión/exclusión: una unidad de la diferencia constitutiva de los sistemas sociales. Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana, Año VII, 14: 72-99, jul-dic. ISSN 2007-0675.

José Ramos 2012Inclusión/exclusión: una unidad de la diferencia constitutiva de los sistemas socialesRevista de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana147299

7 

Revueltas, José. 2018. México 68, juventud y revolución. México: Era.

José Revueltas 2018México 68, juventud y revoluciónMéxicoEra

8 

Revueltas, José. 2020. Obra política, Tomo 1: cuestionamientos e intenciones; dialéctica de la conciencia. México: Era .

José Revueltas 2020Obra política, Tomo 1: cuestionamientos e intenciones; dialéctica de la concienciaMéxicoEra

9 

Rodríguez Araujo, Octavio. 2014. 100 años de Revueltas, José. Estudios Políticos, 33: 11-26, sep-dic. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Centro de Estudios Políticos. ISSN 0185-1616.

Octavio Rodríguez Araujo 2014100 años de Revueltas, JoséEstudios Políticos331126MéxicoUniversidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Centro de Estudios Políticos

Notes

[1] Hablamos de sistema cuando se observan ciertas características necesarias en su operación para mantener el equilibrio de un objeto observado. Si alguna de estas características o elementos es suprimida, el sistema pierde su unidad de sentido.

[2] Que, por sus implicaciones epistemológicas, distinguimos aquí del uso técnico de la reducción cuando hablamos de la concentración de un desarrollo filosófico, y posiblemente sociológico en el sentido de algunas teorías de sistemas, del concepto mayor de la autogestión.

[3] Pensando tanto de manera metafórica como nocional, puesto que se compone por la interacción de sujetos vivientes con conciencia.

[4] Distinta a la catástrofe, que evoca la reorganización radical de nuevas estructuras. El conservadurismo no admite posibilidades.