Por motivos de espacio, en esta investigación se muestra el análisis de los dos episodios
correspondientes a las discusiones de los formadores en torno al planteamiento del
problema que se abordó en el PE. Con ello, pretendemos dar luz de cómo la planificación
del proyecto favoreció el desarrollo de las cuatro características de competencia
interdisciplinar descritas en el marco conceptual.
Episodio 1. Identificando el problema del PE
Los formadores de docentes iniciaron la planificación del PE organizando sus ideas
sobre el propósito de implementar el PE, mostraron una idea clara del uso de la estadística
para resolver problemas reales, pero advirtieron que el PE debía atender un fin pedagógico.
F1: ¿Cómo utilizar la estadística para resolución de problemas reales con fines
pedagógicos?
F4: Con fines pedagógicos, ¡esa es la idea!
F1: Desarrollar habilidades para utilizar la estadística como herramienta en la
resolución de problemas reales con fines pedagógicos es un objetivo centrado
en las necesidades de los estudiantes de la licenciatura en enseñanza de las
matemáticas (…).
El interés de los formadores por hacer uso del PE “con fines pedagógicos” es una característica
propia de la disciplina que todos ellos comparten: la enseñanza. Más allá de atender
un uso de la estadística para resolver problemas reales, su interés era usar el PE
como un recurso para la enseñanza-aprendizaje. No obstante, reconocer el uso de la
estadística “como herramienta en la resolución de problemas reales” muestra una comprensión
propia de la disciplina de educación estadística.
Si bien, los formadores advirtieron la necesidad de resolver problemas reales mediante
el PE y tenían claro que el problema debía ser visto desde sus diferentes áreas de
conocimiento, determinar cuál sería ese problema fue una tarea compleja que generó
mucha discusión y tomó un tiempo considerable. El F3 expresó una primera idea sobre
el problema que podrían abordar integrando sus áreas disciplinares:
F3: (…) en mi caso a mí me interesaría, no sé, se me ocurre ahorita uno de
salud, la nutrición, y enfocarlo a (…) su rendimiento [se refiere al
rendimiento escolar del grupo de profesores en formación de la ENSH] (…)
vamos a ver cómo es su régimen alimenticio comparando, por ejemplo, con los
que van un poco mejor y tratar de ver, ya estadísticamente, si es
significativo o no (…) abordar eso es un ejemplo, pero a lo mejor F2
[menciona el nombre del F2] dice “ah no, pues es que a mí sí me interesa la
cuestión ambiental (…)” y (…) a F1 [menciona el nombre del F1], “no, es que
a mí me late en la parte de creatividad” (…) ¿qué tan viable sería o no?
F2: (…) verlo como un problema global [el rendimiento escolar] que se va a ver
desde diferentes ámbitos, la parte social, la parte biológica, la parte
física (…).
Desde una postura estadística, el problema del rendimiento escolar cumple con las
características de un problema real, pues se trata de una problemática que se vive
en el ámbito escolar y que está fuera del alcance de la estadística, pero una investigación
estadística puede apoyar en la solución y toma de decisiones de ese problema. La idea
del F3 sobre “tratar de ver ya estadísticamente sí es significativa” dio lugar para
suponer que el problema estadístico podría abordar el estudio de una relación entre
el rendimiento escolar y factores asociados, por ejemplo, con “salud, nutrición, cuestión
ambiental, creatividad”. Puede verse que el F3 involucró variables (salud, nutrición)
relacionadas con su área de conocimiento (biología), pero también mostró conocimiento
estadístico cuando hizo referencia al término “estadísticamente significativo”.
Estos factores no se propusieron de manera arbitraria, precisamente, se pensaron porque
están dentro del campo del conocimiento disciplinar de, al menos, tres formadores
(F1, F2 y F3). De hecho, el F2 advirtió que la propuesta de estudiar el rendimiento
escolar “desde diferentes ámbitos”, daría lugar a integrar conocimientos del F1 (área
social), del F2 (área de física) y del F3 (área de biología).
A pesar de tener una idea de un posible problema de investigación, los formadores
no lograron avanzar en formular ese problema. La intervención del F4 evidenció la
necesidad de los formadores por atender la cuestión didáctica de ese posible problema,
situación que siempre formó parte de la preocupación de los formadores.
F4: Déjame decirte que (…) hay dos problemas. Dos tipos de problema, el
problema real y el problema didáctico, he visto una tendencia a identificar
que usted lleve al aula problemas de la vida real, o sea, identificar al
problema didáctico como el problema real, pero ¿qué ocurre?, que ningún
problema es real, es muy poco probable que usted encuentre un problema real
que cumpla todas las exigencias de lo didáctico (…).
El punto del F4 evidencia una comprensión sobre la dificultad de llevar al aula problemas
reales. Por ejemplo, se requiere un proceso de abstracción de la realidad del problema,
pues no se pueden considerar todos los factores contextuales que influyen en ese problema.
Este proceso demanda una síntesis de esa realidad a fin de hacer operativo el problema
en el aula, lo que hace que el problema real se convierta en lo que el F4 denominó
el “problema didáctico”.
La discusión anterior reveló la necesidad de apoyar a los formadores con ejemplos
de investigaciones que reportan la implementación de PE y una manera de cómo organizarlos.
Por un lado, el colaborador les habló del ciclo PPDAC, propuesto por Wild y Pfannkuch (1999), como ejemplo de la manera en que se opera cuando se resuelve un problema estadístico.
Por otro, les mostró dos investigaciones: las de Biajone (2006) y las de Conti y Carvalho (2014) relacionadas con la implementación de PE.
La información proporcionada por parte del colaborador permitió a los formadores reflexionar
sobre la importancia de determinar cuál sería el problema estadístico o de investigación
(primera fase del ciclo PPDAC) que daría lugar a desarrollar el PE. Es decir, el problema
que se cuestiona sobre un problema real y que es posible abordarlo con una investigación
estadística, como lo señaló el F1.
F1: (…) la problemática o el problema tiene una serie de condiciones, la
condición fundamental es que tiene que ser abordable desde la estadística,
es esencial (…).
Además, el F1 retomó el problema del rendimiento escolar (luego nombrado como “aprovechamiento
escolar”) para ejemplificar cómo podían abordarlo desde la estadística e integrar
sus áreas de conocimiento disciplinar.
F1: (…) a mí se me había ocurrido (…) alguna correlación entre el nivel de
aprovechamiento de los alumnos y sus hábitos alimenticios (…) la correlación
con arte (…) ver si hay correlación entre sus prácticas de consumo cultural
(…) correlacionar eso con sus niveles de aprovechamiento (…).
F2: Yo había pensado algo similar, pero pensándolo en términos de la
temperatura (…) ver cómo la temperatura afecta el aprovechamiento de los
alumnos (…)
F3: Esta bueno el aprovechamiento, pero algo que también está muy fuerte es la
deserción escolar (…) ver cuáles son esos (…) factores de riesgo, y ahí
también se puede ver si es en niñas o en niños [se refiere a mujeres y
hombres], y qué es lo que hace si fuera más en niñas que abandonen la
escuela, o si es en el caso de los niños.
El F1 fue más explícito sobre la idea de buscar una asociación (“correlación”) entre
variables que pueden influir en el aprovechamiento escolar, lo que evidencia la manera
en que ellos pensaban integrar conocimientos estadísticos y los propios de sus respectivas
disciplinas. Estas variables serían precisamente aquellas relacionadas con sus áreas
disciplinares: hábitos alimenticios (área disciplinar de F3), consumo cultural (área
disciplinar de F1) y temperatura (área disciplinar de F2). Por su parte, el F3 sugirió
la deserción escolar como otro posible problema real para investigar factores de riesgo
asociados con sus disciplinas, pero no tuvo eco en este momento, pues siguieron discutiendo
sobre la idea de aprovechamiento escolar.
F1: Bueno yo digo que ya no hablemos de aprovechamiento escolar (…) y hablemos
solo de calificación, porque el aprovechamiento escolar es un concepto mucho
más amplio que rebasa la mera calificación (…)
F2: Mira por eso les decía yo, yo me estoy basando mucho en este y otro
artículo (Goodman et al.
2018) que te había comentado (…) Lo que hacen es ver cómo es que
las calificaciones se alteran por periodos, es decir, primavera, verano,
otoño, invierno.
F1: Totalmente de acuerdo, eso me parece a mí muy viable, está muy suave.
F3: Eso está bueno, y lo puedes hacer con la población que ahorita está en la
norma l (…).
Hasta este momento, los formadores proponían, desde un punto de vista estadístico,
un problema que involucraba un modelo de regresión con varias variables, considerando
como variable de respuesta el “aprovechamiento escolar”. La idea de usar solo las
calificaciones de los estudiantes para indagar sobre el problema del aprovechamiento
escolar ayudó a tener una idea más clara de los datos que se requerían recolectar
(las calificaciones) y de la población a estudiar (docente en formación de la ENSH).
Es importante notar que la intervención del F2 generó cierta confianza en usar las
calificaciones como datos, pues había un referente (un artículo de investigación)
que apoyaba la idea. De hecho, por primera vez, lograron avanzar en la pregunta de
investigación que se respondería mediante el PE.
F3: La pregunta de investigación quedó como: ¿qué factores pedagógicos influyen
en las calificaciones de los estudiantes de la Normal Superior Hermosillo?
(…)
F1: (…) factores pedagógicos de carácter nutricional, consumo cultural y de
temperatura, (…) impactan el promedio de las calificaciones generales.
F2: ¿No sería encontrar una correlación entre diferentes factores?
Hasta aquí se puede observar un avance en el problema de investigación que se abordaría
por medio del PE. Los formadores tenían claro que sería un problema relacionado con
el aprovechamiento escolar y su relación con “factores pedagógicos de carácter nutricional,
consumo cultural y de temperatura”. En este punto, ellos avanzaron en definir los
datos necesarios para medir ese aprovechamiento escolar: las calificaciones de alumnos
de la ENSH. Además, reafirmaron su idea de analizar el problema según sus conocimientos
disciplinares: “consumo cultural” (F1), nutrición (F3) y temperatura (F2). Es decir,
estudiar el problema desde diferentes perspectivas.
A fin de que el PE atendiera un problema de la realidad escolar de la institución,
el F1 sugirió que era mejor reunirse con personal directivo y académico de la ENSH
para corroborar si el aprovechamiento escolar era, desde la perspectiva del personal,
un problema real en la institución. La visita con el personal mencionado hizo que
los formadores repensaran el problema real que debían abordar, como se muestra en
el siguiente episodio.
Episodio 2. Determinando el problema del PE
Durante su visita con el personal del ENSH, los directivos y académicos (los formadores
les llaman maestras o maestros) con los que se reunieron les plantearon una problemática
que se estaba viviendo en la escuela. Posteriormente, los formadores intentaron comprender
esa problemática:
F1: Bueno, vamos a hablar de lo que pasó el viernes.
C: (…) algo que se notaba mucho era la parte de compromiso, hábitos, la identidad,
o sea, lo mencionaban ellos [personal de la Normal] (…).
F3: (…) para no empezar a divagar, lo que necesitamos es aterrizar bien cuál va
a ser el problema, [inaudible] y algo que sí mencionaban mucho las maestras
[personal de la Normal] fue el índice de reprobación, (…) que tienen por ahí
dos problemas que es: el índice de reprobación y el de deserción, son dos
cosas diferentes (…).
F1: Pero, en general sí tienen un problema académico, un problema de
reprobación, deserción, falta de cultura académica, lo conceptualizaron así
los maestros [personal de la Normal].
F4: (…) apatía es la palabra que mejor describe (…).
El F1 identificó que la problemática expuesta por el personal del ENSH encerraba algo
que él denominó “falta de cultura académica” y propuso la construcción de un índice
para medir esa “cultura académica”.
F1: (…) como están haciendo referencia los maestros [personal de la Normal] a
que hay un problema de cultura académica, cultura académica quiere decir lo
que antes le llamábamos nosotros hábitos de estudio, el que tú llegues
temprano, el que tú no te saltes las clases, el que tú participes en las
clases, tomes notas, estudies para los exámenes, estudies todos los días,
repases, seas constante, entiendas tu presencia en la universidad como un
proceso de formación, ser profesional, todo eso es cultura académica (…) y
entonces yo pensaba que a lo mejor podíamos sustituir la idea de
aprovechamiento con la noción de cultura (…) un índice de cultura académica,
y tendríamos que construir ese índice de cultura académica para contrastarlo
cuantitativamente con los análisis ya factoriales desde el punto de vista de
proyectos estadísticos.
F3: Entonces el problema sería este de cultura académica.
F4: ¿Cómo leer la cultura académica? (…)
F1: (…) cultura académica se refiere a las actitudes, valores y formas de
comportamiento que se comparten con la gente que trabaja o estudia en
universidades, y esto incluye: profesores, investigadores o estudiantes.
La propuesta de F1 ejemplifica, por un lado, la manera de apreciar una problemática
según su conocimiento disciplinar; por otro lado, la manera de contribuir con una
idea. Estas maneras son características necesarias de una competencia interdisciplinar.
Además, los otros formadores se mostraron interesados en abordar la investigación
relacionada con la “cultura académica”. De hecho, les pareció viable cuando el F1
recordó que el F4 había compartido un artículo en el que se proponía un conjunto de
indicadores que incluían aspectos de esa “cultura académica”.
F1: Pues tenemos la propuesta aquí de F4 de que hay que retomar un poquito los
indicadores que se han generado para lo que estamos buscando (…).
F4: A ver yo le envié a F3, a todos le envié ese artículo que lo saqué de la
EBSCO (Base de datos).
F4: Miren, porque lo que a nosotros nos interesaba era cómo convertir en medida
todas las cosas y este artículo se llama “Medición de la integridad
educativa” [se refiere al artículo de Castillo Riquelme y Escalona Bustos 2016), en Chile, una
aproximación de los nuevos indicadores (…) ellos [los autores del artículo]
ya han renunciado a eso de medir la calidad de la institución por los
resultados académicos, hay que medir también la formación de los jóvenes, su
compromiso institucional, cómo anda la formación de valores y exactamente el
salto que necesitábamos nosotros para despegar un poco de lo académico (…)
miren este indicador “hábito de vida saludable”, así se llama el primer
indicador que tienen ellos (…).
La propuesta de F4 sobre “despegar un poco de lo académico” dejaba atrás la idea de
usar las “calificaciones” para medir el “aprovechamiento escolar”. En el artículo
mencionado, los indicadores englobaban aspectos no académicos (e. g., valores, hábitos
de vida saludable) que se asociaban más con la idea del F1 sobre “cultura académica”
y que se relacionaban con las áreas de conocimiento de algunos formadores.
F4: (…) el indicador de vida saludable evalúa las aptitudes, actitudes y
conductas, ya no solamente resultados, auto declarados de los estudiantes
(…). Las subdimensiones, o sea, subindicadores para medir este (indicador de
hábitos de vida saludable) serían: hábitos alimenticios, hábitos de vida
activa y hábitos de autocuidado.
F3: Yo todo eso lo tengo que revisar ¿verdad?
F4: (…) el otro indicador que viene aquí, participación y formación ciudadana.
F1: Hay que leer los artículos, vamos a leerlos y vamos a construir mejor los
indicadores, por lo pronto ya vemos que sí hay indicadores que coinciden con
lo que buscamos.
F2: Ya acortó el trabajo, además.
Los formadores se mostraron animados de haber encontrado un recurso que los guiara
para medir aspectos sobre el problema de “cultura académica” y de que estos se relacionaban
con sus áreas de conocimiento. Por ejemplo, el F3 se identificó con los indicadores
de “hábitos alimenticios, hábitos de vida activa y hábitos de autocuidado”; el F1
con los de “participación y formación ciudadana”. Sin embargo, ante este nuevo problema,
los formadores debían precisar el problema estadístico o de investigación que se investigaría
por medio del PE. Por ello, el colaborador les recordó sobre plantear este problema
y retomó una propuesta. Esto los llevó a cambiar el término “cultura académica” por
“identidad académica”.
C: Oigan, pero (…) cuál va a ser el problema (inaudible), yo escribí algo de lo
que tú dijiste F1, bajo desarrollo de identidad académica de los estudiantes
de la ENSH (…).
F3: (…) igual identidad académica pues es muy amplio.
F2: (…) hay que definir primero, qué implica (inaudible).
F1: Yo digo que hay que definir primero.
F3: O decir si todo lo que hemos hablado cae en identidad académica, se tiene
que especificar ahí todavía (…).
F1: Yo creo que como dice F2, hay que poner unos antecedentes, ¿qué es
identidad académica? (…).
F2: Pues entonces nos quedaría pendiente (…).
Los formadores siguieron avanzando en la revisión de los indicadores propuestos en
el artículo de Castillo Riquelme y Escalona Bustos (2016), y dejaron de lado el planteamiento del problema de investigación. Esta revisión
les permitió determinar aquellos indicadores que podrían adaptar según sus áreas disciplinares.
Después de ello, los formadores retomaron el planteamiento del problema estadístico.
F1: Ahora, a mí me preocupa, el cómo se va a operar el proyecto (…) el proyecto
a partir de un problema, y el problema tenía que ver con (…).
F2: Ahí está el planteamiento (señala lo que se proyecta de un archivo
compartido en Drive).
F1: El bajo desarrollo de la identidad académica que presentan los estudiantes
de la escuela Normal Superior de Hermosillo, eso tenemos que construirlo
bien, con más cuidado.
F3: “Bajo desarrollo de la identidad”, sí quedamos en que la identidad
académica que presentan los estudiantes, hasta ahí dice “estudiantes, no
institución”.
F1: Pero ahí F4 nos hacía una sugerencia de cómo matizarlo, ahí está el
comentario de F4.
F4: Ahí está, ese fue el comentario que yo le hice.
F3: “Bajo desarrollo de la identidad académica que presenta un número
significativo de estudiantes de la ENSH” (lee el comentario escrito por F4).
F1: Ahí podría ser también “un sector de la población”
F3: Pero de un sector del 100% ¿cuántos?
F4: Pero no es el 100% (…).
F1: Eso lo vamos a determinar con el estudio (se refiere al desarrollo del
PE).
C: Sí, porque estaríamos hablando de que el estudio se haría
probabilísticamente, con una muestra representativa, y eso te daría pie para
afirmar cuál es el porcentaje que sí presenta y en cuál no presenta.
F1: O en qué porcentaje se presenta.
F4: Es parte del estudio, pero no vamos a decir a priori que
el ciento por ciento, todos los estudiantes tienen ese problema.
Una vez establecido que el problema estadístico sería investigar el porcentaje de
la población estudiantil que presentaba un “bajo desarrollo de identidad académica”,
los formadores retomaron la búsqueda de indicadores para medir dicha identidad. En
esta nueva discusión se mencionó un nuevo artículo (el de Hernández Barreda y Gómez Amador 2007) para completar el diseño de indicadores que se estudiarían desde el área de física
(área de conocimiento del F2).
C: A ver les propongo esto, por qué no, ahorita, que F2 nos describa un poco
más para darle norte.
C: O sea, platícanos un poco más sobre el tema.
F2: que si quieren puedo leerles un fragmento del artículo, mira dice “uno de
los principales exponentes de la psicología ecológica, señala que el medio
ambiente es ‘la luz, el sonido y la temperatura (...) es decir, las
condiciones externas que circundan al individuo en cualquier lugar. Sin
embargo, este (el individuo) no se centra en cosas del ambiente, sino más
bien en las propiedades o características del ambiente físico’. Ello
desencadenó una serie de teorías sobre el estrés ambiental, basadas en las
del estrés psicológico, que intentan explicar cómo reaccionan las personas
ante los diferentes factores ambientales estresantes, generando así
sentimientos favorables o desfavorables que afectan el desempeño escolar.”
(Lectura tomada de Hernández Barreda y Gómez
Amador 2007, 22).
F1: Está totalmente afín, mira a mí me parece (...).
F3: Entonces aquí sería como ambiente físico.
C: Creo yo que pude entrar en este, precisamente aquí como un indicador más esa
parte física.
F1: Yo digo que sí se podría, cómo la ves tú F4.
El nuevo recurso favoreció la inclusión de indicadores medibles según aspectos del
área de física. Con este último recurso, los formadores completaron el diseño de los
indicadores, los cuales medían la “identidad académica” y se relacionaban con: vocación
(elección de la carrera, nociones y expectativas de la profesión); hábitos saludables
(actividad física, nutrición y sexualidad); estrés ambiental (equipamiento y ambientes
físicos), e, identidad y participación ciudadana (identificación hacia y percepción
sobre la institución, toma de decisiones y participación). Todos estos indicadores
incluyeron ítems que, con excepción de los de vocación, fueron adaptados de indicadores
propuestos en Castillo Riquelme y Escalona Bustos (2016) y en Hernández Barreda y Gómez Amador (2007); los de vocación fueron formulados por los propios formadores. Todos estos ítems
formaron el contenido
principal del instrumento con el cual se recolectarían los datos para explorar el
“Bajo desarrollo de identidad académica” durante la implementación del PE. Así, los
profesores lograron plantear un problema real e incorporar sus áreas de conocimiento
para estudiarlo.