Introducción
La importancia de La carrera de médico veterinario zootecnista en el campo de su profesión
ha tenido gran auge e impacto a nivel nacional, estatal y municipal, debido a la vinculación
de sus áreas de estudio con la producción animal, salud pública, conservación y medio
ambiente, higiene y tecnología de los alimentos, aspectos que contribuyen al progreso
del sector agropecuario, pues el desarrollo de las competencias de esta profesión
está muy enfocado a la solución de las principales necesidades de la población de
ese sector (Guerrero 2018).
La gran contribución de los animales en cuanto a la aportación de proteína y a los
domésticos por la compañía que proporcionan ha creado un alto nivel de dependencia,
que, en conjunción con el medio ambiente en el que viven, nunca había sido tan importante
como hasta ahora, observándose una reciprocidad entre el ser humano, los animales
y el medio ambiente. Entre los problemas sanitarios mundiales que más prevalecen hoy
en día sobresalen el surgimiento abrupto y propagación de enfermedades transmisibles
al hombre, la contaminación de alimentos, aguas y suelos, la perspectiva del terrorismo
biológico y la degradación de recursos y hábitat. Los actuales problemas sanitarios
de alcance mundial han generado una llamada de atención en favor de proyectos más
integrales holísticamente hablando, colectivos, y con soluciones lógicas y prácticas.
Los veterinarios en formación y en ejercicio tienen obligaciones, oportunidades y
aportaciones que hacer de gran importancia ante las situaciones emergentes de salud
pública, para detectar y atajar la transmisión de enfermedades zoonóticas, preservar
la calidad de los alimentos y recursos hídricos y fomentar la salud de los animales
salvajes y ecosistemas (Osburn, Scott y Gibbs 2009).
Una gran necesidad de cambio curricular en la educación veterinaria implica que los
docentes generen un gran interés por los aspectos relacionados con la salud pública
y lograr que los contenidos programáticos de sus materias resulten atractivos y pertinentes
para los estudiantes. La salud pública veterinaria abarca una gran cantidad de temas
(lucha contra las zoonosis, inocuidad de los alimentos, sanidad animal, seguridad
biológica, uso de animales como detectores de peligros ambientales, contribución de
los residuos de origen animal a la contaminación del agua y los alimentos, por mencionar
algunos) que seguramente estarán presentes en el debate de la clase para motivar la
discusión entre los estudiantes (Vallat y Pastoret 2009).
La Organización de Salud Animal (OIE),* en el año 2022, renueva sus siglas en español a OMSA, para crear identidad, y, en
el país como México sea reconocida por el sector veterinario.
La OMSA ha definido y socializado las normas y políticas en materia de sanidad y bienestar
animales. El objetivo original se centró en el control de la propagación internacional
de enfermedades animales infecciosas; sin embargo, su cobertura ha ido ampliándose
a través de los años, teniendo a su cargo, actualmente, vigilar a nivel mundial por
la salud de los animales. Un aspecto importante está dado por la calidad y eficacia
en cuanto a los contenidos para la formación de un perfil que garantice de manera
estandarizada los servicios veterinarios con el enfoque universal de la triada hombre,
animal y medio ambiente. Para la OMSA, la enseñanza veterinaria mundial es una de
las claves para mantener y mejorar la calidad de dichos servicios veterinarios. De
ahí que las competencias que aquí se plantean, además de la formación continua de
los veterinarios, pretendan ser un elemento de prioridad (Vallat y Pastoret 2009).
Para ello, los autores han sugerido seis objetivos que deben contemplar los planes
de estudio cuyo modelo educativo esté basado en competencias:
-
La vigilancia y control de las enfermedades animales dado que la globalización y el
consumismo favorecen la circulación de patógenos y su mayor virulencia debido a los
intercambios genéticos.
-
Transparencia de la información zoosanitaria, para que la OMSA pueda alertar a la
comunidad internacional para que cada país pueda tomar las precauciones necesarias.
-
Compartir la experiencia científica, pues se cuenta con una red de más de 220 Laboratorios
de Referencia y Centros Colaboradores que la OMSA recopila, analiza y publica con
datos científicos, para ayudar a los países miembros en su lucha contra las enfermedades
de los animales terrestres y acuáticos.
-
Proteger el comercio y los consumidores. De hecho, el comercio globalizado requiere
de un enfoque científico para el control y las alertas de los peligros, por lo que
los servicios veterinarios juegan un papel decisivo en la certificación de los productos
exportados, de ahí que las competencias de la educación veterinaria contemplen este
importante objetivo. Por su parte, la OMSA cumple con la misión de elaborar normas
sanitarias para garantizar la seguridad del comercio internacional de animales y productos.
-
Proteger la cadena alimentaria.
-
Bienestar de los animales. El bienestar animal es un tema de actualidad, debido al
gran interés social por la protección de los animales (Vallat y Pastoret 2009).
La educación veterinaria está posicionada cada vez más a nivel mundial. Los modelos
educativos están en constante evolución debido a las exigencias que plantea una sociedad
en la cual las relaciones sociales y productivas suelen ser más complejas, con problemas
cada vez más agudizados, profundo individualismo, dando como resultado un tejido social
debilitado; ante ello, la educación plantea formar un profesionista con un perfil
más humanista y con la sensibilidad propia para atender las demandas anteriores. Las
competencias profesionales se han propuesto como un nuevo enfoque de salida metodológica,
para salvar la educación veterinaria del estancamiento en el que se encuentra, debido
a los contenidos parcializados y fragmentados de una realidad ficticia que se pretenden
atacar desde el aula; por lo anterior, la educación veterinaria debe fundamentar su
modelo innovador, en el cual tengan cabida la trascendencia internacional en esta
era, y las nuevas formas de socializar el conocimiento e intercambiar problemáticas
con una mayor rapidez, así como el intercambio de nuevas ideas en relación a cómo
debe ser la educación, pues al ir cambiando de paradigma deben considerarse nuevas
políticas educativas que perfilen el surgimiento de nuevas formas de aprendizaje.
El enfoque paradigmático actual del aprendizaje integrador está centrado en competencias,
definidas como el conjunto de habilidades, destrezas, capacidades, pericias y actitudes,
entre otros, que deben ser demostradas en el abordaje y solución de un problema o
una necesidad (López 2016).
Según el Consejo Panamericano de Educación en Ciencias Veterinarias, el perfil de
egresado de medicina veterinaria debe ser generalizado para América Latina, y la especialización
debe darse durante el ejercicio de su carrera profesional. De la misma manera, el
egresado de la medicina veterinaria debe tener la capacidad funcional y una eficiencia
productiva mediante la salud animal, aplicando la medicina preventiva, el diagnóstico
veterinario, el tratamiento, el control y la erradicación de enfermedades.
Hay competencias claramente establecidas en Latinoamérica, compartidas con la OMSA,
que tratan de establecer el objetivo del área de la producción y la salud animal en
la educación veterinaria, poniendo énfasis en la visión integral de la especie-producto,
donde las disciplinas involucradas sustentan un desempeño en la gestión de empresas
productivas de alimentos de origen animal. Finalmente, estas competencias podrían
motivar la generación de servicios profesionales nuevos, relacionados también con
el surgimiento de nuevas competencias del veterinario en el ámbito agropecuario (Serrano 2008). De hecho, la OMSA hace recomendaciones muy específicas respecto de algunos contenidos
considerados invariables, esto es, que siempre deben ser incluidos en cualquier plan
de estudios. Al respecto, sugiere que los virus, las bacterias y los parásitos son
los agentes patógenos responsables de las enfermedades infecciosas y parasitarias,
por lo cual, deben ser de dominio esencial por parte de los estudiantes de veterinaria.
Sugiere, más específicamente, que deben conocer las características de las diferentes
familias de virus incluyendo su disposición genómica con el propósito de estudiar
las mutaciones. Los virus son muy variables (especialmente los virus de ARN, al no
tener mecanismos de reparación, lo cual lleva a la existencia de poblaciones especie-específicas.
Entender que las mutaciones pueden producirse mediante mecanismos de integración,
mutaciones puntuales, recombinación o reordenación. De ahí el surgimiento de la clasificación
de enfermedades en las que destaca la categoría 1, aquella que ataca a la mayoría
de las especies animales terrestres y acuáticas de interés veterinario, seguido por
el vector especie-específico (Vallat y Pastoret 2009).
Con las competencias genéricas del médico veterinario zootecnista se pretende la complementación
profesional, que brinde capacidades para la participación profesional activa en las
diversas labores que tienen que ver con las formas asociativas de producción, comercialización
e investigación que dé como resultado la mayor participación de las competencias.
Las competencias se conceptualizan como la combinación de los conocimientos, capacidades,
habilidades, responsabilidades, aptitudes y actitudes, que vamos adquiriendo gracias
a nuestros aprendizajes, para lograr realizar eficientemente el desarrollo de diversas
situaciones en distintos contextos con un resultado esperado, creativo e innovador.
(Carmona, Ruiz y Triana 2019, 14)
El concepto hace referencia a enfrentamiento, el mejor o destacado en una sociedad
o grupo. El conocimiento de las competencias profesionales es necesario por distintas
razones, entre estas: para actividades formativas que llevan a su adquisición; para
evaluar en un momento puntual su persistencia periódica a lo largo del ejercicio profesional;
para determinar los estándares profesionales e, incluso, para poder establecer diferencias
entre las funciones de los profesionales. Una profesión es una actividad titulada
y regulada, por lo tanto, su formación o especialización se dirige específicamente
a ser asignada a los interesados de los conocimientos, habilidades y actitudes propias.
Además de lo anterior, una competencia profesional se puede definir como la capacidad
de tomar decisiones y destacar en una sociedad con base en sus conocimientos, habilidades,
aptitudes en su profesión (Tiemblo 2022).
La competencia es un conjunto de saberes, conocimientos y actitudes que se toman frente
a una tarea o situación específica, en este caso, de la salud animal; que es demostrada
cuando el individuo se relaciona con ellas, una competencia relaciona conocimientos,
saberes además de habilidades, que surgen al momento de que el individuo se relaciona
con las actividades que ejercerá o llevará a cabo. (Ruiz y Santiago 2008, 136)
Lo anterior concuerda con la definición de competencias en donde se definen como la
“capacidad para responder a las exigencias individuales o sociales para realizar una
actividad o tarea, pueden ser movilizados conjuntamente para trabajar de manera eficaz”
(Nova 2011, 68).
Según Guzmán (2018, 200) complementa el concepto de competencia, en el cual se hace mención de que, fundamentalmente,
se deriva del desarrollo y articulación funcional de las capacidades ontológicas que
determinan el comportamiento del individuo, las interacciones para adaptarse a las
transformaciones del ambiente donde interactúa, para determinar el grado de desarrollo
y articulación funcional de la capacidad de que dispone. Si el individuo puede aprender
observando su entorno, es porque ha desarrollado capacidades para hacerlo y debido
a que las competencias no se aprenden de la exterioridad, sino que se trata del desarrollo
de las capacidades intrínsecas que lo forman como organismo. De la misma manera, se
hace referencia a que una “competencia no es algo directamente observable; cuando
una persona realiza correctamente una actividad o acción, se infiere que posee la
competencia para ese tipo de acciones referentes a su profesión” (Rey 2014, 31).
“Las competencias laborales pueden ser definidas como un conjunto reconocible y evaluable
de capacidades que permiten desempeños agradables en situaciones reales de trabajo,
de acuerdo con los estándares históricos y tecnológicos vigentes” (Catalano y Avolio 2004, 12); de la misma forma, para otros autores, las competencias laborales son aquellas
habilidades y conocimientos que posee una persona para desarrollar una tarea, donde
se buscan los mejores perfiles que se desea para los puestos adecuados de la organización
(Marín 2015).
Se menciona también que son aquellas habilidades y conocimientos que posee una persona
para desarrollar una tarea, dan avance de las capacidades, en otras palabras, evidencian
características distintivas para ejecutar las labores y llevarlas a cabo buscando
los mejores o los que más se acerquen al perfil que se desea para los puestos adecuados
de la organización (Nieto 2021). Adicionalmente, Jaramillo y García (2011, 335) mencionan que “son un conjunto de habilidades que se desarrollaron para sacar el
mejor aprovechamiento del conocimiento de los estudiantes, todo esto con la finalidad
de lograr formar buenos profesionales en cualquiera de las áreas en que se desarrollen”.
La competencia profesional les permite aprender a trabajar y desarrollar algunas destrezas
que les serán útiles en un futuro, como lo son la facilidad de comunicarse, una competencia
esencial en las situaciones especiales de la salud animal, para trabajar en equipo
y manejar de manera adecuada sus destrezas, habilidades, conocimientos y actitudes.
Otros autores coinciden en que las competencias profesionales son las incumbencias
ligadas a las figuras de la profesión que engloba el conjunto de realizaciones, líneas
de actuación, resultados y consecuciones que se le exigen al titular de la profesión,
asimismo, la capacidad de resolución de problemas conforme a lo que se conoce dentro
del área donde se está trabajando (Gómez 2015; Portuondo y Jardínes 2020).
En ese mismo sentido, pero en la parte que le corresponde a la enseñanza de las competencias,
una competencia profesional es todo un conjunto de conocimientos, habilidades y valores
que ponen en práctica los docentes, refiriéndose a un contexto laboral real, incluidos
los espacios extramuros, con el fin de encontrar soluciones a un determinado problema,
es decir, en donde se aplican sus destrezas, tanto mentales como sensoriales y motoras
(Veliz Martínez et al. 2016).
Entonces, con lo descrito párrafos arriba, el concepto de competencia puede adaptarse
a muchas áreas ya sea en la educación, siempre que se preserven los elementos centrales
para su implementación, al igual que en el trabajo, como en el ejercicio profesional
y desarrollo personal, etc. Se refiere a la capacidad que tienen las personas de aplicar
los conocimientos, procedimientos y actitudes que se tienen de un tema específico,
con la finalidad de hacer frente a las situaciones relacionadas con el tema central
de la salud animal; en otras palabras, saber utilizar la combinación de estos elementos
para enfrentar problemas o contextos sobre el tema que se trata (Bonnefoy 2021; Torres et al. 2018).
La Organización Mundial de Sanidad Animal ha redactado el documento Recomendaciones de la OMSA sobre las competencias mínimas que se esperan de los veterinarios
recién licenciados para garantizar servicios veterinarios nacionales de calidad (OMSA 2012, 12), con la finalidad de que sea difundido internacionalmente como apoyo a los trabajos
de diseño curricular de escuelas y facultades de medicina veterinaria.
Resultados
Como resultado de la metodología descrita se encontró que las competencias específicas
de la OMSA (2012, 5-13) son:
-
Epidemiología: estudio de la distribución y los determinantes de estados o eventos
relacionados con la salud y la aplicación de enfermedades y otros problemas de salud,
y la aplicación de medidas sanitarias para la prevención.
Enfermedades transfronterizas de los animales: aquellas que se han establecido por
acuerdos internacionales para prevenir la salud del humano a través de la prevención
de las enfermedades de los animales.
Zoonosis: representa la transmisión directa de enfermedades de los animales al hombre,
como enfermedades parasitarias, virales, bacterianas y hongos.
Enfermedades emergentes y remergentes: la enfermedad emergente es una infección nueva
modificada o que evoluciona, y una remergente la que vuelve a surgir de manera clásica
como de primer origen o mutada.
Programas de prevención y control de enfermedades: son actividades esenciales conformadas
y construidas, partiendo de una necesidad y teniendo como objetivo la creación de
actividades encaminadas para dar cumplimiento a la prevención.
Higiene de los alimentos: establece los procesos de inocuidad y sanidad alimentaria,
su conservación, almacenamiento y vida de anaquel libre de patógenos o contaminantes.
Productos de uso veterinario: todo producto determinado como medicamento, vacuna y
productos biológicos para prevenir y tratar.
Bienestar animal: es el estado físico y emocional que está afectado directamente por
el entorno donde se desenvuelve.
Legislación veterinaria y ética: leyes, normas y reglas que regulan las funciones
sustantivas del médico veterinario zootecnista.
Procedimientos generales de certificación: la certificación es un documento oficial
que permite a un médico veterinario certificar un estatus sanitario de los animales.
Habilidades de comunicación: las aptitudes y destrezas de comunicación de un médico
veterinario en relación con sus colegas y con los cuidadores responsables de los animales.
En los resultados encontrados con la búsqueda de información, la revisión y análisis
correspondiente, se encontraron las siguientes competencias:
Aplicar la epidemiologia en el caso de controlar alguna enfermedad que sea de declaración
obligatoria; de igual manera, saber cuáles son los signos clínicos y la distribución
geográfica de las enfermedades transfronterizas de los animales para combatir y prevenir
sus agentes patógenos (Thiermann 2004).
En el caso de la zoonosis se deben conocer las consecuencias de las enfermedades transmitidas
de los animales al hombre e identificar los agentes patógenos que la causan, de igual
manera, las que son transmitidas por los alimentos y cómo prevenirlas (Brown 2004). Como médicos veterinarios egresados, se debe tener la obligación de notificar las
enfermedades emergentes y remergentes a las instancias pertinentes, y aplicar los
programas de prevención y control de enfermedades; por ejemplo, en las campañas de
vacunación, pruebas de laboratorio y métodos de sacrificio, por mencionar algunos
(Ben 2004). La importancia de la higiene de los alimentos se debe tener muy presente en la
actividad profesional del médico veterinario, para poder enseñar a los productores
a implementar los manuales de buenas prácticas pecuarias en las diferentes áreas de
producción; llevar al ganado al sacrificio, por caso, y se deberán realizar todas
las medidas de sanidad ante mortem y post mortem para garantizar el cumplimiento de todos los requisitos sanitarios y así poder ser
puestos a la venta para consumo humano en el mercado nacional e internacional (Dagg et al. 2006).
En relación con las competencias definidas dentro del trabajo de investigación, también
establecidas por parte de la OMSA, encontramos que los profesionales de la medicina
veterinaria y zootecnia deben dominar la competencia de productos de uso veterinario
por medio de la cual deberán conocer principios activos de los medicamentos, así como
productos biológicos, con la finalidad de la prevención, tratamiento, control y erradicación
de enfermedades (Fanning, Whyte y O’Mahony 2009).
Asimismo, según los resultados obtenidos, se establece la Legislación Veterinaria
y Ética, la cual recoge los principios, reglas y comportamiento idóneo para constituir
una referencia deontológica, con el objetivo de complementar o reglamentar la legislación
en el quehacer veterinario. También define los procedimientos generales de certificación,
los cuales están basados en normas éticas, basadas en el respeto y amparo de la conciencia
profesional en sus diferentes ámbitos de su actividad profesional, para tener la capacidad
de certificar procesos de salud y de producción. De igual forma, se encuentra la habilidad
de comunicación como una destreza para un intercambio de información de manera eficaz
entre pares, en audiencias profesionales, institucionales públicas y privadas con
fines de transmitir información profesional.