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Diego Fonseca Amado líder. El universo político detrás de un caudillo populista Harper-Collins, 2021, 725 pp.

 

Un fantasma recorre el mundo, el fantasma del populismo. Todas las viejas democracias (culpables en su anémico desempeño del surgimiento de este espectro) se han unido en santa cruzada contra el mismo. ¿Qué partido de oposición no ha sido motejado de populista por sus adversarios en el poder? ¿Qué partido de oposición, a su vez, no ha lanzado, tanto a los representantes de la oposición más avanzados, como a sus enemigos reaccionarios, el epíteto zahiriente de populista? De este hecho resulta una simple enseñanza: que el populismo está ya reconocido como una opción que ha llegado para quedarse frente a todas las de mocracias del mundo.1

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Esta paráfrasis de la aserción con la cual inicia El manifiesto comunista, celebérrimo texto de 23 páginas de la autoría de K. Marx y F. Engels, publicado en Londres, el 21 de febrero de 1848, podría servir de inicio para la obra titulada Amado líder del periodista, escritor y editor argentino, Diego Fonseca.

En esta época de redes sociales, de la inmediatez del mensaje, del triunfo de la imagen sobre las palabras, donde el recurso más escaso que ofrecemos los seres humanos es la atención que brindamos, leerse completo un libro de 725 páginas supone asumir el riesgo de dispensar ese recurso en pos de la apropiación de una información acreedora del esfuerzo. En el caso de la obra de Fonseca esta contingencia se ve retribuida con creces.

Winston Churchill tenía ideas encontradas sobre la democracia. En una ocasión afirmó que: “El mejor argumento en contra de la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante medio”, pero por otra parte, reconocía que “la democracia es el peor de todos los sistemas políticos, con excepción de todos los sistemas políticos restantes”. Entre estas dos frases se balanceaba su apreciación sobre la democracia: por una parte tiene sus defectos, pero no tenemos nada mejor.

Pero las democracias actuales le han quedado a deber a los ciudadanos con muchísima frecuencia. El populismo -nos dice Fonseca- surge en tiempos de crisis representativa de parlamentos y gobiernos, con las referencias políticas tradicionales agotadas o bajo un descrédito superlativo. Los partidos son incapaces de contener el disgusto social. La sociedad es proclive a fracturarse alrededor de asuntos que en otras circunstancias habrían sido resueltos a través de compromisos y consensos.2 La acumulación de fracasos de la oferta política tradicional -concluye Fonseca- es una invitación al hartazgo.3 Este es el caldo de cultivo propicio para el surgimiento de un líder populista.

Fonseca va más allá y dirige con claridad (y sin misericordia) su dedo flamígero a las causas últimas de la formación de este sustrato propicio para que se desarrolle el populismo:

Décadas tras décadas, hemos dejado la basura bajo la alfombra del sistema, marginando a quienes eran incapaces de subirse a los cambios. Renovábamos la promesa de que en un futuro más o menos próximo la riqueza también llegaría a ellos. Muchos formaban y forman parte de esa amplia franja de los marginados: pobres, indigentes, ancianos, hombres y mujeres de mediana edad, jóvenes sin perspectivas. Cada vez que fue necesario, postergamos un poco más el cumplimiento de esa promesa. Y mientras acumulábamos basura bajo la alfombra, no imaginamos que los jodidos no estaban dispuestos a quedarse al margen -aceptando simplemente su desino- sino que patearían las sillas en cuanto encontraran a alguien que los animara a hacerlo. No eran basura, supimos entonces. Cuando Amado Líder levantó la alfombra, encontró pólvora.4

En el capítulo 1, después de unas páginas de corte biográfico donde nos explica el origen de su interés por el fenómeno populista, el autor comienza una cuidadosa descripción de las características básicas del modus operandi de un líder populista. Allí establece que:

El populismo es una forma de gobernar y organizar la representatividad política y la sociedad… busca remplazar los sistemas de balances de la democracia con mecanismos en apariencia más directos de gestión gubernamental. Estos mecanismos pueden incluir referendos masivos y otras formas de democracia participativa, pero sobre todo descansan en la relación directa con Amado Líder, quien descarta o burla la acción de representación y control.5

El otro ingrediente importante en todo proceso populista son las reiteradas referencias a un constructo social pobremente definido y de estructura y límites difusos: El Pueblo. A este constructo el líder populista le concede propiedades excepcionales como la sabiduría y la honradez. Sobre esto Fonseca nos comenta:

Amado Líder decide qué significa ser El Pueblo, quiénes lo componen y, sobre todo, quié nes quedan fuera, ya que el populismo es un ejercicio jerárquico de exclusión, no una construcción horizontal e incluyente. El Pueblo es una figura totémica, un dios luminoso que flota siempre en el discurso del poder populista. En El Pueblo -en dios- radica la verdad, reserva de verdad y sabiduría. La extraordinaria gnosis telúrica. El absoluto.6

Uno de los valores esenciales de la instrumentalización del concepto Pueblo para el líder populista es que en él reside su potencial electoral. Por lo tanto, el lenguaje de Amado líder está dirigido a reivindicar las frustraciones de su base. Sobre esto, Fonseca nos comenta:

El caudillo puede contradecirse y negar la contradicción, y salir airoso porque el discur so populista rara vez tiene restricciones de coherencia […] El uso de las palabras como herramientas de confusión -los ‘hechos alternativos’, la mentira, la posverdad, las verdades mejoradas- es intrínseco al asalto discursivo contra la democracia representativa […] No puedes tener un debate con quien reniega de los hechos y la honestidad intelectual […] 7

Otro factor común de los líderes populistas es la exigencia de una lealtad absoluta hacia su persona. Esto incluye -según Fonseca- jueces, militares, legisladores y burócratas del Estado. Además, agrega:

El discurso independiente de los medios será censurado o perseguido. Se atribuirá a la inte lectualidad un valor negativo y la ciencia acabará controlada y remplazada por el conocimiento mundano -y soberano- del hombre común. La oposición que no se ajuste a los nuevos designios perderá su condición de adversario para verse convertido en enemigo. Un fiero nacionalismo, verticalista, quizás étnico y muy probablemente nativista, colocará en el casillero de los traidores a la patria, bastardos ilegítimos, a quienes duden.8

En este proceso de polarización que sin falta promueve actos violentos contra ciertos sectores de la sociedad (opositores, periodistas incómodos, etc.) el papel de las clases medias -nos dice Fonseca- es esencial: “Cuanto más musculosas las clases medias, menores los riesgos de exaltación del caudillo extemporáneo. Las clases medias son humedales que regulan la temperatura política y evitan la inundación de la furia.”9

El libro de Fonseca cierra con una coda que llama a la meditación profunda sobre la situación de nuestros estados nacionales. Después de afirmar que: “El sistema de representación basado en los partidos políticos tiene una herida que a un caballo ya le hubiera costado la vida, nada más que para que no sufra”,10 nos advierte de manera precisa que: “… ninguna de las ofertas de Amado líder mejora el lío que somos… Amado líder nos deja peor. Más rotos, incapaces de sostener la convivencia”.

A pesar de la amplia literatura existente sobre el fenómeno populista, el libro de Fonseca tiene la virtud de penetrar en las entrañas del fenómeno con un lenguaje claro, accesible al gran público y alejado de tecnicismos que intimiden a una amplia audiencia. Caracteriza con pinceladas muy precisas al líder populista, la estructura de tales movimientos y nos alerta sobre la factibilidad de estos. Parafraseando de nuevo a K. Marx, el populismo es la droga de los pueblos, los hace adictos, los exalta y no re suelve sus problemas.

Referencias

1 

Mansilla , R., “La polarización política en el contexto actual. Peligros, enfoques académi cos y soluciones”, conferencia inaugural del Seminario de Economía y Complejidad del CEIICH, marzo 1, 2022.

R. Mansilla La polarización política en el contexto actual. Peligros, enfoques académi cos y solucionesSeminario de Economía y ComplejidadCEIICH01032022

2 

Clemens, J., Polis, politics and popu lism, Aldershot, Gower, 1983

J. Clemens Polis, politics and popu lismAldershotGower1983

Notes

[1] R. Mansilla, “La polarización política en el contexto actual. Peligros, enfoques académi cos y soluciones”, conferencia inaugural del Seminario de Economía y Complejidad del CEIICH, marzo 1, 2022.

[2] Este comentario aparece en la página 21 del libro de Fonseca, pero pertenece al li bro de J. Clemens, Polis, politics and popu lism, Aldershot, Gower, 1983.

[3] Loc. cit., 21.

[4] Loc. cit., 42.

[5] Loc. cit., 23.

[6] Loc. cit., 26.

[7] Loc. cit., 227-228.

[8] Loc. cit., 22-23.

[9] Loc. cit., 22.

[10] Loc. cit., 655.