. Revista Electrónica de Psicología Iztacala Vol. 4 No. 1 septiembre de 2001 |
RESUMEN
El presente escrito señala que,
en el ámbito teórico y de investigación aplicada,
todas las corrientes contemporáneas de la psicología se han
enfocado a desarrollar un cuerpo de conocimientos y una tecnología
educativa que permiten optimizar la enseñanza, es decir, la psicología
cuenta con un extenso cuerpo de conocimientos y una serie de propuestas
que ayudarían a mejorar sustancialmente la educación en México.
Desgraciadamente, dichas contribuciones no han sido aprovechadas por diversas
razones, entre las que se encuentran las políticas educativas oficiales,
las limitaciones profesionales que se han impuesto al psicólogo
educativo, y la falta de investigaciones dirigidas al desarrollo de propuestas
que nutran los aspectos ya señalados, ubicadas en el contexto educativo
mexicano. El planteamiento central es que el psicólogo mexicano
tiene, potencialmente, la posibilidad de enriquecer al sistema educativo
nacional siempre y cuando enfoque sus esfuerzos, por un lado, a investigar
de manera sistemática los aciertos y problemas del sistema mismo,
en sus diferentes aspectos, dejando de lado las descalificaciones entre
escuelas teóricas. Por otro lado, se requiere que haya una ampliación
en las funciones profesionales a él asignadas y una nueva orientación
del trabajo psicológico hacia un sistema preventivo y hacia la programación
de la práctica didáctica y el currículum general,
es decir, a la colectividad educativa de este país. Palabras clave:
psicología, educación, investigación educativa.
ABSTRACT.
The written present points out that, in the theoretical environment and of applied investigation, all the contemporary currents of the psychology have been focused to develop a body of knowledge and an educational technology that allow to optimize the teaching, that is to say, the psychology has an extensive body of knowledge and a series of proposals that they would help to improve the education in Mexico. Unfortunately, this taxes have not been taken advantage of by diverse reasons, among those that the official educational politicians are, the professional limitations that have been imposed to the educational psychologist, and the lack of investigations directed to the development of proposals that they already nurture the aspects signal, located in the context educational Mexican. The central position is that the Mexican psychologist has, potentially, the possibility to enrich to the national educational system provided it focuses his efforts, on one hand, to investigate in a systematic way the successes and problems of the same system, in his different aspects, leaving aside the disqualifications among theoretical schools. On the other hand, it is required that there is an amplification in the professional functions to him assigned and a new orientation of the psychological work toward a preventive system and toward the programming of the didactic practice and the general curriculum, that is to say, to the educational collective of this country.
Key Words: psychology, education, educational
research.
El presente artículo es el producto de las reflexiones y discusión generadas en un curso sobre fracaso escolar y problemas de aprendizaje en el contexto educativo mexicano, bajo la dirección de la primera autora y con la participación de las demás, todas profesoras de la Carrera de Psicología de la UNAM, Campus Iztacala. Los objetivos de dicho curso fueron:
Nuestras primeras reflexiones versaron sobre el papel del psicólogo dentro del sistema educativo en México. Esta función social da inicio dentro del ámbito de la educación especial, cubriendo principalmente funciones de evaluación, canalización y apoyo en el diseño de programas con fines correctivos, en niños con problemas de desarrollo psicológico y con problemas de aprendizaje. En un segundo momento, el psicólogo se incorpora al campo de la educación regular, cumpliendo en esta área funciones muy similares a las realizadas en educación especial. Esta incorporación del psicólogo al campo de la educación se llevó a cabo como resultado de una serie de políticas gubernamentales dentro del campo.1) realizar una revisión de modelos psicológicos actuales sobre estrategias para resolver problemas de aprendizaje, y del papel del psicólogo en dicha problemática,2) llevar a cabo una revisión de investigaciones realizadas recientemente sobre educación básica en el contexto educativo mexicano, y
3) analizar cómo pueden diferenciarse y enfocarse los problemas de aprendizaje y de fracaso escolar en nuestro país. Por ello, los temas a tratar en este escrito se relacionan con dichos objetivos.
SOBRE EL PAPEL DEL PSICÓLOGO EN LA EDUCACIÓN
Los primeros beneficios que pueden ubicarse con la participación de los profesionales de la psicología en el sistema educativo nacional, se dieron en dos sentidos. Por un lado, se hizo evidente que el psicólogo juega un importante papel en la corrección de problemas de aprendizaje, y por otro, se abrió la posibilidad de desarrollar un campo laboral rico para los psicólogos mexicanos; ambos aspectos redundaron en beneficio de los usuarios del sistema educativo, principalmente alumnos, maestros y familiares.
Sin embargo, estas políticas gubernamentales, que en otro momento beneficiaron a los psicólogos, con el tiempo se han convertido en obstáculos para su crecimiento profesional. La psicología ha desarrollado una tecnología educativa muy rica, que no puede ser aplicada en México, ya que la función social asignada a estos profesionales se limita al trabajo correctivo, individual y específico de problemas particulares, para apoyar a los maestros con aquellos alumnos que les representan un problema. Desde luego, en algunos centros educativos existe más apertura para incorporar al psicólogo en la toma de decisiones curriculares, didácticas y directivas, pero éstos son casos excepcionales.
Por otra parte, debe reconocerse también, que la propia disciplina psicológica en nuestro país se ha visto limitada por problemas internos, relacionados con diferencias en los enfoques teóricos que se manejan, y con una fuerte tendencia a contraponerse unos a otros. Es obvia también, la pobreza en la investigación psicológica dirigida a la educación básica en nuestro país.
En el ámbito teórico todas las corrientes contemporáneas de la disciplina psicológica ponderan la importancia de la programación curricular, del desarrollo de estrategias de pensamiento y aprendizaje en los escolares, de la sistematización en la práctica didáctica, de la necesidad de contar con un sistema de evaluación de programas, libros de texto, logros académicos de los educandos, y del sistema de instrucción general; además, plantean los beneficios sociales que trae consigo el enfocar los problemas educativos desde el punto de vista preventivo. Desgraciadamente, en nuestro país el psicólogo no desarrolla esas funciones profesionales ni participa en su planeación. Además, la investigación psicológica sistemática se restringe, casi exclusivamente, a la educación media y superior.
El psicólogo mexicano tiene, potencialmente,
la posibilidad de enriquecer al sistema educativo nacional siempre y cuando
enfoque sus esfuerzos, por un lado, a investigar de manera sistemática
los aciertos y problemas del sistema mismo, en sus diferentes aspectos,
dejando de lado las descalificaciones entre escuelas teóricas. Por
otro lado, se requiere que haya una ampliación en las funciones
profesionales a él asignadas y una nueva orientación del
trabajo psicológico hacia un sistema preventivo y hacia la programación
de la práctica didáctica y el curriculum general, es decir,
a la colectividad educativa de este país.
ALGUNAS CONCLUSIONES DE LOS INVESTIGADORES SOBRE EL SISTEMA EDUCATIVO MEXICANO
Según Schmelkes (1999), gran parte del problema educativo en México puede atribuirse a la existencia de un sistema burocrático sumamente complejo, que impide que la práctica didáctica se nutra de la investigación generada en las propias escuelas. Guevara (2001), por su parte, después de reportar una serie de investigaciones educativas, menciona que actualmente existe un claro divorcio entre el sistema educativo formal y la investigación educativa que se supone debe nutrirlo, amén de la falta de correspondencia entre el currículum escrito y la práctica didáctica. A su vez, la investigación realizada por Zorrilla (1999) lo lleva a concluir que las instituciones escolares tienen enormes dificultades para responder a las exigencias de transformación de sus prácticas y resultados.
El punto de coincidencia entre los diversos autores es que el cambio en el sistema educativo nacional no sólo debe operar en cuanto a la reestructuración de la propia organización administrativa de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y los centros educativos, sino realmente nutrirse de la investigación para la toma de decisiones. Según autores como Maya (1999), hasta hoy las investigaciones educativas, incluso las que se han traducido en recomendaciones de organismos como la UNESCO, en 1997, no han cumplido cabalmente con el establecimiento de ese vínculo.
Desde luego, no pretendemos decir que toda la responsabilidad de la separación entre investigación y práctica educativa sea exclusiva de la SEP. Lo cierto es que también podemos observar limitaciones en el enfoque de las propias investigaciones. Según Aguirre y López (1997), los tipos predominantes de investigación en las Escuelas Normales son descriptivos y documentales, y en su mayoría no cubren criterios mínimos. También llama la atención sobre el hecho de que sólo el 11% de los trabajos de investigación atienden a la educación básica. Es decir, las prácticas escolares en educación básica no cuentan con la investigación como medio de conocimiento de ésta. Adicionalmente, y en opinión de diversos autores (Macotela y Jiménez, 1995; Ribes, 1998 y Romano, 1999), la psicología mexicana carece de una tradición en investigación científica, y ello se refleja en el número limitado de investigadores en activo, infraestructura deficiente, carencia de apoyos institucionales y un reducido número de publicaciones periódicas científicas con criterios de arbitraje internacional. También resaltan problemas como el uso desmedido de tecnología importada, la falta de vínculos claros entre la investigación, la formación de profesionales y el ejercicio profesional, la falta de integración entre investigación básica, aplicada y tecnológica, y el énfasis mayoritario en el trabajo correctivo, en demérito de las acciones preventivas.
A pesar de todas las limitaciones que pueden detectarse en la investigación educativa mexicana, ésta ha podido generar una serie de datos y propuestas que si bien no caracterizan plenamente los problemas y soluciones en el ámbito educativo global, sí son importantes acercamientos a su análisis. La investigación de Schmelkes (1994) lo lleva a concluir que la calidad de la educación primaria se encuentra desigualmente distribuida entre las escuelas de las diferentes zonas del país, señala que la situación está tan polarizada que el sexto grado de las escuelas de las zonas rurales y marginales equivale, en resultados de aprendizaje, a menos ?y en algunos casos a mucho menos? del cuarto grado en las escuelas de la zona urbana de clase media. Es decir, que el sistema provee a los menos privilegiados de una oferta educativa cualitativa y cuantitativamente menor que a los otros contextos. En las escuelas marginales los profesores están menos preparados, las escuelas tienen mayores carencias, los grupos son multigrados, y los niños deben enfrentar situaciones muy difíciles para lograr su desarrollo académico.
Hernández (1999) plantea cómo la escuela contribuye al fracaso escolar de los niños, a través de aspectos como la disciplina, la evaluación y el desarrollo de contenidos, y al analizar las condiciones sociales y educativas que contextualizan las prácticas educativas en las escuelas estudiadas, señala las relaciones entre marginación, escolarización y eficiencia terminal. Schmelkes (1994) reporta que muchos maestros muestran serias limitaciones, porque no siempre dominan lo que tienen que enseñar, frecuentemente tienen prácticas didácticas inadecuadas y no dan importancia a los procesos de razonamiento y solución de problemas. Guevara (2001) y Mares y Rivas (2001), por su parte, plantean una serie de limitaciones a las que se enfrentan los maestros de zonas marginadas: tienen el libro de texto como única fuente de enseñanza y al pizarrón como único recurso didáctico, no cuentan con condiciones físicas apropiadas en las aulas, se enfrentan con grupos heterogéneos en lo referente a niveles de desarrollo psicológico, y sus grupos están integrados por niños con serias carencias culturales que se traducen en una preparación muy deficiente para ingresar a primer grado. Además del hecho de que el preescolar no es obligatorio en México, llama la atención que los niños que ingresan a primer grado (habiendo o no cursado el preescolar) muestran serias carencias en el desarrollo de habilidades preescolares -como discriminación visual y auditiva, motricidad fina y gruesa, atención y clasificación-, y de lenguaje -como seguimiento de instrucciones, descripción, narración y comprensión-.
Macotela y Jiménez (op. cit.)
concluyen que para que la participación del psicólogo redunde
en una mayor aportación a la solución de los problemas inherentes
a la educación, es indispensable reorientar su labor, en congruencia
con una investigación que persiga la integración de los factores
que determinan una problemática educativa, "la investigación
educativa deberá dar más atención a la calidad de
la instrucción y deberá ser más integrativa, estudiando
al maestro, a los estudiantes, al currículum y al contexto" (p.
429). Mientras Aguirre y López (1997) señalan la necesidad
de organizar la investigación educativa con líneas prioritarias
de investigación que permita ubicar prioridades, y relacionar los
resultados de la investigación con los progresos de planeación
y toma de decisiones en los diferentes niveles educativos. Lavín
(1991) propone abandonar el concepto tradicional de calidad de la educación
basado en años de escolaridad y obtención de calificaciones,
para dar paso a una concepción que se base en la obtención
real de habilidades y competencias socialmente relevantes. Y Guevara (op.
cit.) plantea la necesidad de dejar de lado las constantes descalificaciones
que se dan entre los seguidores de las distintas escuelas psicológicas
y conjuntar esfuerzos para realizar propuestas concretas para el sistema
educativo mexicano, buscando puntos de encuentro entre los diferentes paradigmas
y las propuestas educativas derivadas de ellos.
PARADIGMAS Y APORTACIONES DE LA PSICOLOGÍA A LA EDUCACIÓN
El aprendizaje activo
El modelo de aprendizaje activo (Hohmann y Weikart, 1999) se propuso para atender a muchos estudiantes con bajo desempeño escolar en el nivel medio, en Estados Unidos. La construcción del currículum tiene como base tres criterios:
· Guiarse por una teoría coherente acerca de la enseñanza y el aprendizaje · La teoría y la práctica del currículum tienen que apoyar al niño para desarrollar sus talentos y habilidades por medio de oportunidades continuas, para realizar el aprendizaje de manera activa.· Los maestros, los psicólogos y los administradores deben trabajar como socios y participar en la elaboración del currículum, para que la teoría y la practica reciban igual trato y hagan su respectivas aportaciones.
El cuadro 1 muestra los aspectos considerados en la propuesta.
El aprendizaje activo plantea programar que los niños tengan experiencias directas y discusiones de grupo sobre temas que les permitan obtener significados y construir su conocimiento. Esto se realiza en primer lugar cuando en la rutina diaria existe una correspondencia entre lo que el currículum plantea teóricamente y la practica cotidiana en el salón de clases; esta forma de trabajo requiere que los grupos sean pequeños, porque se proponen los círculos de discusión como una forma de trabajo cotidiano.
Para desarrollar este tipo de rutinas se tiene que realizar un diseño del ambiente de aprendizaje, donde participen alumnos, maestros y psicólogos en tareas como clasificación de los materiales, elección de un lugar de almacenamiento, y delimitación de áreas y tiempos de trabajo; se considera importante que en cualquier actividad relacionada con el aprendizaje de los niños, también participen ellos en el proceso de planeación, porque de esta manera cada niño es apoyado para desarrollar su iniciativa y organizar sus experiencias.
Durante la participación activa de los actores del evento educativo, se pone especial atención en que la relación que se establece entre adultos y niños sea bidireccional. Esta idea está basada en la necesidad de resaltar las fortalezas de los niños, lo que a su vez ayuda a la conformación de un ambiente propicio para que se establezca una relación que no termine en la escuela, sino que pueda trascender a los sistemas familiares y comunitarios que se relacionan con el aprendizaje de los alumnos.
En este modelo también se plantea
un sentido crítico hacia los componentes del currículum,
se señala la necesidad de evaluar no sólo al niño
sino cada uno de los aspectos presentes en el proceso; esto con la finalidad
de ir mejorando el currículum para que el aprendizaje se desarrolle
en las mejores condiciones.
Evaluación basada en el
currículum
La evaluación basada en el curriculum es otra estrategias importante desarrollada por la psicología educativa para diseñar, aplicar y evaluar programas institucionales dentro de la educación especial y regular. Estos programas ponen especial énfasis en el desarrollo lingüístico y cognoscitivo de los alumnos. Se señala que el lenguaje juega un papel importante para la alfabetización y aprendizaje posterior del estudiante, porque es mediante éste que el alumno va incorporando el conocimiento del exterior a su propio conocimiento; el lenguaje es un medio de comunicación que debe estar en función del contexto y la cultura en que un niño es educado. En la medida en que los significados, tanto de lo que se enseña como de lo que se vive, sean acordes con la experiencia del sujeto, la enseñanza será más efectiva y duradera.
El modelo de evaluación basada en el currículum señala que el aprendizaje es un fenómeno interactivo que involucra al estudiante, al sistema de instrucción y al currículum, cuyos indicadores de eficiencia son los cambios en la conducta de los educandos (Howell, Fox y Morehead, 1993).
Estos autores señalan que es muy común confundir currículum con instrucción, y aclaran: el currículum es lo que se enseña, la instrucción es cómo se enseña. Ambos aspectos son importantes y deben interactuar, ser compatibles y complementarse, pero son diferentes. El valor de la instrucción está determinado por qué tan bien se enseña un currículum, mientras que el valor del currículum estriba en qué tanto éste promueva la competencia social.
Cuando el alumno no aprende, puede deberse a problemas en alguno o varios de los aspectos que intervienen el aprendizaje: el alumno, el sistema de instrucción o el currículum, y por ello es necesario evaluar el proceso de aprendizaje a través del análisis de conceptos, análisis de tareas y análisis de errores.
Es muy común observar que los profesores no tienen un conocimiento adecuado del programa, o que carecen de las habilidades necesarias para aplicarlo -en el peor de los casos pueden presentarse ambas carencias?, y ello se traduce en problemas durante la enseñanza; el alumno que no tiene un aprendizaje adecuado, frecuentemente es remitido como un niño con "problemas de aprendizaje". Asimismo, cuando los alumnos no cuentan con las conductas precurrentes mínimas necesarias para el ingreso al nivel que les corresponde, suele presentarse un aprendizaje deficiente; en muchas ocasiones el alumno está consciente de esas fallas, sin embargo carece de las habilidades necesarias para pedirle al maestro que le explique o para comprender su explicación.
Otro problema que suele traducirse en un aprendizaje inadecuado, es que los niños carezcan de habilidades lingüísticas y sociales que les permitan ajustarse a los programas educativos o al currículum de la escuela: un niño que ha sido criado dentro de un hogar en el que se le enseña a realizar sus actividades dentro de ciertos horarios (un horario para comer, dormir, jugar, bañarse, y otras actividades), que cuenta con repertorios pro-sociales básicos (como por ejemplo pedir las cosas por favor, o dar las gracias), y que además ha desarrollado habilidades lingüísticas (de descripción, narración, planeación, entre otras), tendrá una adaptación al contexto social y educativo con menores tropiezos que aquél que carece de esta educación en el hogar.
En muchos casos, dentro de las escuelas regulares se parte del supuesto de que el alumno que ingresa cuenta con los elementos mínimos indispensables para el aprendizaje formal, y el maestro da por supuesto que el niño tiene las habilidades y conocimientos para comprender lo que se enseña y que no necesita una explicación detallada de lo que tiene que aprender, ignorando o desconociendo los factores antes mencionados. Pero el sistema educativo debe cerciorarse de que en realidad los niños que ingresan a un curso cuenten con los elementos que requieren para el aprendizaje, porque es el encargado de enseñar las estrategias cognoscitivas y habilidades necesarias para que el alumno logre un desarrollo social adecuado. La escuela no debe dar por hecho que el alumno está preparado para el aprendizaje formal, debe evaluar de manera individual factores que pueden influir para un aprendizaje deficiente por parte del alumno.
Después de una evaluación inicial, se debe planear qué tipo de tareas van a enseñarse, cómo van a ser enseñadas, qué es lo que se quiere que los alumnos aprendan; para ello debe planearse el currículum y la instrucción: plantear metas y objetivos acordes a la población a la que va dirigido el programa; descomponer los elementos macromoleculares de una tarea en elementos micromoleculares, es decir, abstraer, analizar y sintetizar los elementos de una tarea, y deben integrarse las estrategias aprendidas y adquiridas de la experiencia del estudiante, así como la enseñanza por parte del maestro.
El éxito de la educación se logra, en gran parte, programando y aplicando adecuadamente un programa de trabajo guiado por un currículum, el cual debe poseer objetivos y metas que sean racionales, es decir que estén basados en las necesidades de los estudiantes. Los objetivos deben explicar qué es lo que se hará y cómo se hará, mediante ejemplos y no ejemplos de los conceptos a ser enseñados, especificando niveles de ejecución y dominio en los alumnos. Los objetivos deben ser progresivos y estar basados en un análisis de tareas que permita al educando avanzar a través de objetivos simples y fáciles de lograr. Generalmente los objetivos se planean para un ciclo escolar, y durante el mismo se van especificando metas y objetivos a corto plazo para que el alumno vaya logrando diferentes niveles de ejecución, de esta manera es posible llegar a la meta establecida, el dominio de habilidades académicas complejas.
Por otra parte, para el desarrollo de la práctica didáctica es necesario tomar en cuenta el contexto en donde se desarrollan los educandos, el tipo de lenguaje que se debe emplear y cómo se debe emplear, así como el tipo de instrucción a realizar. No se debe olvidar que un currículo determinado, que es exitoso en un contexto particular, en otro contexto puede no ser del todo efectivo.
Por último, es necesario recalcar
la necesidad de realizar una evaluación sistemática del sistema
educativo que incluya los logros y fallas en el aprendizaje de los alumnos,
en los métodos de instrucción, y en el currículum.
Todo ello permitirá evaluar y retroalimentar al sistema educativo
general.
CONCLUSIONES
En suma, y como se ha señalado con anterioridad, en el ámbito teórico todas las corrientes contemporáneas de la psicología le dan gran importancia a diferentes aspectos del sistema escolar para optimizar la enseñanza: la programación curricular, el desarrollo de estrategias de pensamiento y aprendizaje en los estudiantes, la sistematización de la práctica didáctica, la conformación de un sistema de elaboración y evaluación de programas y libros de texto, la puesta en práctica de un sistema de evaluación que permita apreciar los logros académicos de los alumnos y del sistema de instrucción general. Es decir, la psicología cuenta con un extenso cuerpo de conocimientos y una serie de propuestas educativas que ayudarían a mejorar sustancialmente la educación en México. Desgraciadamente, dichas contribuciones no han sido aprovechadas por diversas razones, entre las que se encuentran las políticas educativas oficiales, las limitaciones profesionales que se han impuesto al psicólogo educativo, y la falta de investigaciones dirigidas al desarrollo de propuestas que nutran los aspectos ya señalados, ubicadas en el contexto educativo mexicano.
Dados los beneficios sociales que trae
consigo el enfocar los problemas educativos desde el punto de vista preventivo,
valdría la pena que en nuestro país el psicólogo desarrollara
investigaciones y propuestas, no sólo para ampliar su campo profesional,
sino para contribuir al grave problema educativo que enfrentamos. Es necesario
que los psicólogos educativos mexicanos dejemos de lado las descalificaciones
mutuas y enfoquemos nuestros esfuerzos a desarrollar investigaciones sistemáticas
para nutrir y retroalimentar a la educación preescolar y básica.
Es decir, debemos esforzarnos para enriquecer al sistema educativo nacional.
Asimismo, se requiere que haya una ampliación en las funciones profesionales
y una nueva orientación del trabajo psicológico hacia un
sistema preventivo y hacia la programación de la práctica
didáctica, del currículum educativo, de los materiales y
métodos de enseñanza y de un sistema de evaluación
general que incluya todos los aspectos anteriores, es decir, que debe trabajarse
en servir a la colectividad educativa de este país.
REFERENCIAS
Aguirre, M. y López, O. (1997). La investigación educativa en las escuelas normales del Estado de México. Balance de una década. IV Congreso Nacional de Investigación Educativa. Mérida, Yucatán. 29 al 31 de octubre. México.Biehler, R. y Snowman, J. (1992). Psicología aplicada a la enseñanza. México: Limusa.
Bowen, J. y Hobson, P. (1996). Teorías de la educación. Innovaciones importantes en el pensamiento educativo occidental. México: Limusa.
Guevara, Y. (2001). Análisis de las habilidades de niños que ingresan a educación básica y su relación con los programas de estudio del primer grado. Tesis inédita de Doctorado. Facultad de Psicología. Universidad Nacional Autónoma de México. Distrito Federal. México.
Hernández, F. G. (1999). El fracaso escolar en la zona norte del Estado de México. V Congreso Nacional de Investigación Educativa. Aguascalientes, Ags. 30 y 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre. México.
Hohmann, M. y Weikart, D. (1999). La educación de los niños pequeños en acción. México: Trillas.
Howell, K., Fox, S. & Morehead, M. (1993). Curriculum-based evaluation: Teaching and decision making.California: Brooks/ Cole Co.
Lavín, S. (1991). Hacia una reconceptualización de la calidad de la educación básica en la perspectiva de la calidad de vida: algunas implicaciones de política educativa. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, XXI, (2), 43-61.
López, F., Santoyo, C., Gómez, D. y Aguilar, J. (1995). Aprendizaje y desarrollo. En M. Rueda (Ed.) Procesos de enseñanza y aprendizaje I. México: Consejo Mexicano de Investigación Educativa.
Macotela, S. y Jiménez, E. (1995). Una perspectiva sistémica para la participación del psicólogo en problemas asociados al fracaso escolar. En G. Acle (Ed.) Educación Especial. Evaluación, intervención e investigación. Universidad Nacional Autónoma de México.
Mares, G. y Rivas, O. (2001). Diseño de programas para la enseñanza de la lengua escrita. En G. Mares y Y. Guevara (Coordinadoras) Psicología interconductual. Avances en investigación tecnológica. Universidad Nacional Autónoma de México. Campus Iztacala. En prensa.
Maya, A. C. (1999). El uso de la investigación en la toma de decisiones: caso México. V Congreso Nacional de Investigación Educativa. Aguascalientes, Ags. 30 y 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre. México.
Mercer, C.D. (1997). Students with learning disabilities. New Jersey: Prentice All, Inc.
Pozo, J. I. (1994). Teorías cognitivas del aprendizaje. Madrid: Morata.
Ribes, E. (1998). Los retos y carencias de la psicología mexicana. Revista Mexicana de Psicología, 15, 2, 95-101.
Romano, H. (1999). Reflexiones en torno a la psicología y su ejercicio multidisciplinario. Revista Intercontinental de Psicología y Educación, 1, 1 y 2, 32-38.
Schmelkes, V. S. (1994). La desigualdad en la calidad de la educación primaria. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, XXIV, 1 y 2, 13-38.
Schmelkes, V. S. (1999). El sistema educativo visto desde el proyecto escolar. V Congreso Nacional de Investigación Educativa. Aguascalientes, Ags. 30 y 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre. México.
Verdugo, M. A. (1995). Personas con discapacidad. Perspectivas psicopedagógicas y rehabilitatorias. Madrid: Siglo XXI.
Zorrilla, F. M. (1999). La institución escolar: entre las contradicciones y tensiones del sistema educativo. V Congreso Nacional de Investigación Educativa. Aguascalientes, Ags. 30 y 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre. México