Vol. 1 No. 1
Agosto de 1998

Sujeto y Construcción de la Realidad en el Contexto de la Cínica.
Avendaño Amador César Roberto (1), Universidad Nacional Autónoma de México, Campus Iztacala..

 


RESUMEN

En el trabajo se abordan los conceptos de subjetividad, realidad y clínica. La intención es problematizar cada uno de ellos reconociendo que las dimensiones históricas del terapeuta como del paciente se ponen en juego en el dispositivo clínico.

Las historias personales, significan y elaboran sentidos, en este trabajo de sentidos y significados es donde se elaboran y viven los resultados del trabajo clínico.

Descriptores: Realidad, Subjetividad, Clínica, Historia, Sentido.
 

The Subject and The Construction of Reality in The Clinical Context
Summary

The issues of this work are about subjectivity, reality and dinamic. The main intention is to question every one of this concepts, reminding that the historical dimension of the therapist and the patient takes place in the clinic dispositive.

Personal stories have meanings and senses, and is inside this process of meanings and senses where the results of the clinical work were elaborated and lived.

Key Words: Reality, Subjectivity, Clinic, History, Sense
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 1 Profesor Asociado área de Psicología Social
craa@servidor.unam.mx



En el presente trabajo sujeto y realidad son los espacios a los que haremos referencia de manera continua en la exposición, mientras que el contexto de la clínica será el fondo sobre el que plasmaremos las reflexiones en torno a las sobreposiciones, superposiciones y traslapamientos que operan en las intersecciones entre sujeto y realidad.

Sin embargo el esfuerzo requiere mayor precisión en la medida en que nociones como sujeto, realidad y clínica soportan y sostienen diversos discursos colocados en el imaginario de los clínicos que pretenden hacer de su práctica una forma propositiva de salud.

Comienzo mi análisis evocando el prodigio típico de faquirismo, atestiguado de forma paralela en muchas tradiciones culturales y que Henri Desroche recupera:

"Según el rito, el oficiante –sea un faquir, un chaman... o un malabarista- lanza hacia arriba una cuerda, como si fuera un lazo. La cuerda asciende "por los aires", muy arriba, cada vez más arriba. Debería caer otra vez. Pero el oficiante asegura que misteriosamente se ha aferrado en alguna parte y, para probarlo, él mismo o su discípulo trepa por la cuerda. La cuerda no se afloja. Se mantiene fija. Y sostiene el peso del hombre que sube.

Este "milagro" tiene numerosas variantes. En particular la del descuartizamiento del escalador. Una vez desaparecido de la vista, sus miembros caen al suelo uno tras otro hasta que el oficiante por medio de un segundo prodigio los vuelve a unir"
 

La intención de hacer referencia al rito, tiene que ver fundamentalmente con los espacios que ocupa la vida cotidiana y la imposibilidad de responderá a las interrogantes que plantea las formas de estar y vivir en el mundo, así como el reconocimiento y lugar que ocupan los clínicos en las posibles respuestas que pueden encontrar los que recurren a él.

El rito nos obliga a pensar en el personaje central, aquel que lanza la cuerda, que asombra a un público que está ansioso por reconocer y recuperar sus hazañas que aparentemente tiene la capacidad de asombrar y también de responder a los misterios que la vida ofrece. Por un lado el espectador carga su memoria histórica, se reconoce como incapaz de responder y responderse sus propias interrogantes, mira las respuestas y le asombran, una cuerda sostenida por la nada y que además sostiene un cuerpo, el cual posteriormente cae en pedazos y en un instante aparece reconstruido. Tengamos presente este rito con el que iniciamos para resignificar algunas de las conclusiones de la exposición.

Entremos a la tarea de distinguir lo que entendemos por cada uno de los conceptos que vertimos en el título del trabajo. Sujeto es una noción derivada de los diversos discursos que suponen poder decir algo sobre el espacio derivado de la subjetividad. En otras palabras, lo que estamos suponiendo es que cuando los psicólogos, en especial los de orientación psicodinámica, hablan del yo prefiguran lo que puede ser entendido por sujeto. Ello no necesariamente sugiere que exista un discurso único acerca del sujeto, sino que conviven diversas conceptualizaciones que determinan las formas de abordaje con las que el terapeuta realiza sus intervenciones.

El concepto señala los movimientos continuos que operan en la memoria, historias que se entrelazan, sentidos que se tocan, experiencias que resignifican los momentos y los espacios en los que operan los diversos tiempos vividos, las nuevas formas de conceptualizar al sujeto suponen de entrada que solo se le entiende por la vía de la narración, estructura y sostén de la naturaleza del yo que busca imponerse en el mundo social que lo interpela y cuestiona.

Ya algunos han señalado y reiterado que los resultados de la modernidad obligan al olvido. Así la tradición, anclaje y sostén de los viejos estilos de vida se disuelven en un mundo que vive el aquí y el ahora, porque el pasado simplemente ya no representa un espacio de experiencia y las expectativas se desvanecen en un mundo en el que las historias que reciclaban la esperanza tiende a ingresar al museo de las prácticas olvidadas. Tal vez en los recientes años se ha agudizado el sentido de individualidad manifestado, fundamentalmente, en el olvido de nuestra historia, ¿quién recuerda su pasado reciente, el inmediato y todavía más el lejano?, ¿quién se reconoce en las tradiciones de sus ancestros?.

Así, al sujeto moderno el pasado ya no le interpela, la historia es una voz apagada que se disuelve en el presente, pero el olvido tiene sus propios sentidos, lo negado asalta al sujeto con la pregunta sobre el origen, ¿cómo se origina la sujeción? ¿a qué elementos se sujeta? ¿por medio de qué mecanismos la sujeción opera para dar lugar al olvido?.

Si reconocemos que tales preguntas nos orilla a pensar en la naturaleza de los nudos que se construyen en el espacio de la subjetividad, aquello que enuncian los diversos especialistas, pero que no terminan por definir, no obligamos entonces a reconocer que es la teoría de la memoria la que sin duda se ha puesto como el summun teorético que atrae la atención del clínico. La pregunta obligada es el referente al pasado, las formas en las que se han construido las interpretaciones y los sentidos. Y en donde suponemos se encuentran las respuestas a las interrogantes con las que el paciente interpela al especialista.

En la posición psicodinámica el misterio envuelve la conformación de la memoria, no hay esquemas que satisfagan a plenitud las diversas ideas de cómo se conforma el pasado y cómo este da forma al presente. Situaciones, diálogos, sueños, olvidos, deseos y formas de relacionarse con el mundo, son materia prima que pone en movimiento los nudos de la intersubjetividad. En donde el sujeto no solo es palabra sino la enunciación de la misma, la expresión y manifestación de los titubeos y las dudas son resultado no solo de nuestras razones sino también nuestras sinrazones.

Las preguntas no están dirigidas a la falta del pasado, sino a la aparente incapacidad de recuperar el pasado. El momento de pensar al sujeto con sus capacidades y sus posibilidades de recuperación histórica, nos lo exige la realidad misma en la medida en la que pululan las compulsiones a la repetición.

En segundo lugar la noción de realidad es, en principio, imposible de responder a partir de un solo referente teórico, no porque crea que es imposible ensayar definiciones, sino por el carácter ambivalente que tiene. Ya se señalaba en el pasado que si el acceso a la realidad fuese directo, inútil sería la ciencia. A pesar de ello hay una construcción que se perfila como el espacio privilegiado por el clínico y que adquiere la forma que dada ser humano le imprime, corresponde a sus propios ideaciones de la realidad, construcción virtual sobre la que transita por tiempos indefinidos, y que marcan los tiempos y espacios sobre los que define cada cual una ética que concuerda con prácticas que se asemejan pero que nunca serán igual a la que cada uno sostiene.

El espacio virtual que define a la realidad, en principio es comparativo, la creencia que se elabora a partir de lo que se hace, en el tiempo y en el lugar que se realiza, insistiría en que hunde sus raíces en el pasado. Es a más no poder una discusión que se encuentra entrampada en la comparación de creencias que toman formas teoréticas. Son constructos de creencias resumidas en las diversas aristas que tiene la discusión entre modernos y posmodernos, occidentales contra antioccidentales, creyentes contra incrédulos, etc. Cada uno, desde su espacio virtual con sus luchas por recuperar su historia intenta construir, como la apuntaran Berger y Luckman, un conocimiento que les permita hacer reconocimientos de aquello que no es posible responder y que curiosamente llamamos contenidos de la realidad.

Por lo que conceptualizar la realidad nos lleva inevitablemente al mundo de la esperanza, el especialista cree poseer los elementos para "sanar", "devolver", "colocar", "reconstruir" o "recomponer al sujeto en función de su historia". Por su parte el paciente espera a su vez la posibilidad de que el especialista le ayude a retornar a la "normalidad", para de este modo reducir sus índices de ansiedad. Hay uno que pregunta, y otro que pretende responder, uno que se duele y otro que cree poder resolver la dolencia. En fin, lo que se espera es hacer mejores hombres, montados sobre un escenario en donde se confía en la posibilidad hacerlos mejor.

EL ESCENARIO CLÍNICO COMO MEDIADOR ENTRE EL SUJETO Y LA REALIDAD.

 


Las consideraciones anteriores nos llevan, sin lugar a dudas a un espacio conceptual que más que respuestas interpelan nuestras posiciones: el de la esperanza.

Una antigua definición de esperanza, elaborada por Aristóteles, relatada por Diógenes Laercio es la siguiente: ¿qué es la esperanza?, y se responde el sueño de un hombre despierto. La definición es tan moderna al tiempo que sospechosa de ser una categoría mental vacía. Roger Bastide señala; "los fisiólogos han demostrado que el sueño es absolutamente necesario para la salud de todo hombre y que la disminución del sueño sería señal de grave enfermedad. Lo que es verdad hablando biológicamente, cada vez más se presiente que también lo es, psicológicamente hablando". Si les concedemos razón pudiéramos explorar el camino que abren los filósofos en la medida en la que pueden abrir brecha para una mejor comprensión del escenario que ocupa la clínica en el contexto contemporáneo.

Por lo general el camino más transitado para explorar cualquier concepto es anteponiéndole el adverbio como, de este modo encontramos ejercicios en donde la reflexión llena de contenido al concepto con dicho procedimiento. Así es factible entrarle a la noción de esperanza hablando de ella como sueño despierto (Roger Bastide), como idea colectiva (E. Durkheim), como efervescente (Marcel Mauss) o bien como utopía generalizada (A, Gramsci). ¿Cuál es la esperanza del clínico?, elaborar intervenciones tales que refuncionalicen la vida, las relaciones, los sueños, las esperanzas y los proyectos.

No es más bien un esfuerzo por reactivar la posibilidad de "hacer" del hombre algo distinto a lo que es, la posibilidad de poder lanzar una cuerda que sostenga la del cuerpo de cualquier paciente y su contenido en la tarea de vivir. Por supuesto que las preguntas son más que las respuestas, en una segunda parte continuaré explorando algunas posibilidades que la clínica tiene para la construcción de una realidad en donde dos sujetos se inscriben.


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