DOI:http://dx.doi.org/10.22201/fq.18708404e.2020.5.77103

De la educación tradicional a una educación remota: retos y oportunidades dentro de la emergencia sanitaria

Jessica Ivette Marquez Zetina[a]

La llegada de la pandemia por COVID-19 propuso nuevos retos de integración, comunicación y continuidad en las aulas, si bien, nadie contemplaba esta situación, hizo que se replanteara la educación presencial a una educación a distancia, cambiando así los planes de estudio, el calendario escolar y sobre todo la comunicación con la que se pretendía dar continuidad a las clases que apenas empezábamos en el ciclo escolar.

Nos habíamos acostumbrado a un sistema tradicionalista al momento de impartir clases, donde se tenía una interacción directa entre los estudiantes y los profesores, el aula era un espacio de expresión y de transmisión de conocimiento, mientras que las tecnologías eran una herramienta secundaria para disipar dudas o anexar material didáctico que fortaleciera el tema para las clases presenciales.

Muchos docentes habíamos empezado este semestre con la noticia de una enfermedad llamada SARS-CoV-2 que aquejaba a China y las acciones que emitía en ese momento la Organización Mundial de la Salud (OMS), sin embargo, con el aumento de casos de contagio por dicha enfermedad, hizo que el país de origen fuera el primero en iniciar la cuarentena y aunque había muchas dudas sobre el contagio y la transmisión del virus, sabíamos que la OMS contaba con un Plan Estratégico de Preparación y Respuesta en coadyuvancia con la comunidad internacional para ayudar a los Estados con sistemas de salud más frágiles a protegerse. Posteriormente la OMS decretó como pandemia por COVID-19 el día 11 de marzo del 2020.

Dicha declaratoria de emergencia sanitaria creó dudas y temor entre la población, aunque las clases se iban realizando de manera cotidiana, observábamos que en el continente europeo y asiático, iban cerrando fronteras y con ello varios sectores importantes, entre ellos el económico y el escolar. En México, el primer paciente de COVID-19, un ciudadano mexicano que viajó a Italia, se registró en la Ciudad de México el día 28 de febrero, posteriormente se registraron dos pacientes más, uno en Sinaloa y otro en la capital del país. El primer deceso en nuestro país se registró el 18 de marzo. Para el 14 de marzo, las autoridades del gobierno federal informaban sobre la suspensión de clases en escuelas de educación básica y media superior, debido a los brotes de Coronavirus, así mismo detallaron que las clases se suspenderían del 20 de marzo al 20 de abril del año en curso.

La Universidad Nacional Autónoma de México, ante esta situación emitió un comunicado sobre la suspensión paulatina y ordenada de las clases en los diferentes campus que integran a la institución, creando nuevos protocolos de actuación, con ello la modificación del calendario escolar, así mismo dichas acciones hicieron que las clases tradicionales se convirtieran en educación a distancia empleando las tecnologías y enfrentando nuevos retos en la educación.

Ante esta situación el papel del docente fue aceptar que la rutina que se venía manejando hasta ahora había cambiado de forma abrupta, ya que sabíamos que no íbamos a regresar a dar clases a un aula tradicional por lo que fue de vital importancia reestructurar el plan de trabajo a corto o mediano plazo con la idea de concluir el semestre en los salones. Aunque el panorama no era favorecedor y las noticias no eran tan alentadoras, poco a poco los alumnos y profesores nos dábamos cuenta que está iba a ser nuestra nueva normalidad y que era imperioso adaptarnos incluso a reconocernos nuevamente debido a que fue muy breve el tiempo que nos conocimos físicamente, por lo que ahora se tuvo que crear una identificación virtual de las diferentes personalidades de los alumnos, y sobre todo de nosotros como docentes debido a que esto implicaba ubicar nuestras debilidades tecnológicas en la transmisión de la enseñanza y poder así superar la barrera que implica la frialdad de una pantalla para poder continuar con la parte académica.

Uno de los retos más importantes en esta nueva normalidad fue integrar y motivar a los alumnos a través de las tecnologías, si bien, la mayoría de ellos están familiarizados con las plataformas digitales, había quienes ni siquiera tenían las herramientas adecuadas para poder trabajar, sin embargo, con el tiempo cada uno de nosotros se adaptó de la mejor manera por lo que se pudo crear vínculos importantes que permitió un libre desarrollo con el docente ya que debido a las circunstancias, la mayoría atravesábamos una emoción de desconcierto por todo lo que estaba pasando, pero para mí como profesora, siempre fue importante que supieran que no solamente era una clase virtual de dos horas, sino un momento de refugio donde ellos podrían desahogarse o incluso olvidarse de los momentos difíciles, por lo que mi objetivo fue tratar de llevar tanto la parte académica y tratar de incluir la parte emocional que, incluso mi materia se prestó para entrelazarla con la parte científica.

La materia que imparto (Evaluación Sensorial), es una área que, dentro de su complejidad, puede ser también amigable con los materiales y las metodologías que se implementan para poder evaluar un alimento, al principio se pensaba que esto iba a ser una la limitante y más al no poder regresar al laboratorio y no tener los materiales adecuados, lo cual hizo que nuestra creatividad fuera más allá, ajustándolo a los elementos que teníamos en casa, haciendo uso de los cinco sentidos con muestras que pudieran evaluar desde la parte visual, olfativa y gustativa con cosas asequibles , sobre todo con materiales que favorecieran la situación económica de sus familias y poder evaluar alimentos de la canasta básica del hogar, y de ahí todos los profesores que impartimos la materia rediseñamos nuestras metodologías para que ellos pudieran sacar decorosamente sus prácticas y sobre todo que se llevarán las bases de las metodologías que será lo realmente relevante.

Por lo que se refiere a la respuesta de los estudiantes, noté que al principio estaban distraídos en gran parte se debió a que tenían la idea de que esto iba a ser pasajero y mientras iban pasando los días, se notó su preocupación y angustia por su familia, así como el desconcierto de sus demás clases. He de mencionar que su participación académica fue mejorando y eso me hizo pensar que se encontraban bien, sin embargo, cuando se daban momentos de reflexión de la situación, ellos se desahogaban y es ahí donde se notaba la fragilidad de ellos, algunos con depresión, ansiedad, angustia y miedo, llegando a manifestar que no se encontraban bien emocionalmente y que a veces les daba pena de expresarlo abiertamente, aunado a ello había quienes no les gustaba prender la cámara, ya que sí se expresaban libremente ante la cámara, podrían ver la fragilidad de sus emociones y así, sin prender la cámara, no tenían el temor de ser juzgados incluso hasta por su situación económica, porque al final el hecho de que hubiera una cámara dejando ver su hogar también implicaba evidenciar la intimidad de su vivienda dejando un impacto emocional.

El trabajo que se llevó en conjunto, hizo que fuera una clase más emotiva al grado que puedo asegurar que ha sido de mis clases y de mis semestres más emotivos y enriquecedores. Al ver que ellos se iban tranquilizando y que iban teniendo más confianza y esperanza, incluso porque manifestaban que no todos los maestros se conectaban para impartir la clase, y que esta asignatura les permitió una buena integración académica y personal basada en el diálogo, para mí era muy motivante. Así mismo, los pude conocer a pesar de tenerlos lejos, incluso puedo afirmar que se hicieron lazos más fuertes entre nosotros ya que siguen teniendo esa comunicación conmigo actualmente, expresando sus dudas de cualquier índole y eso me motiva a saber que el trabajo trascendió y que esta nueva normalidad dejó la enseñanza de seguir trabajando en un ambiente motivador e inclusivo.

A manera de reflexión, se infiere que en épocas difíciles lo importante ante cualquier situación, es la comunicación asertiva y en este caso me permitió llevarla a cabo con mis alumnos y poder concluir un semestre virtual exitoso. Aunque representó más trabajo en la forma de elegir herramientas amigables para los alumnos al momento de impartir la clase, almacenar material de manera correcta y accesible para todos, además de contar con exámenes en línea en tiempo y forma que permitieran evaluarlos de manera equitativa y que, a su vez, dichas tecnologías fueran compatibles y entendibles con los alumnos. Esté nuevo método de enseñanza me permitió analizar inventivas didácticas que les fueran más sencillas para poder aprender eficazmente en línea. Finalmente, no solamente ellos aprendieron de mí, nuevamente confirmé que la interacción alumno-maestro es una retroalimentación de ambas partes, y que ellos también nos enseñan de la manera más inesperada de una forma muy grata. Y que como dice José Vasconcelos “Por mi raza hablará el espíritu”, a lo que yo traduzco como: Por mis alumnos hablará mi amor y pasión por como trasmitir el conocimiento.

Recepción: 2020-09-29. Aceptación: 2020-11-16