La reflexión sobre el uso de herramientas digitales para la enseñanza en cualquiera de sus modalidades se vio trastocada radicalmente por la emergencia sanitaria de 2020. El libro de Paolo Monella, Metodi digitale per l’insegnamento classico e umanistico, muestra la cicatriz de esa herida.

Monella es un humanista digital, investigador y enseñante del mundo clásico en la Universidad de la Sapienza, en Italia, y su obra es, ante todo, una reflexión crítica de carácter metodológico sobre instrumentos y técnicas digitales para la enseñanza en el nivel de bachillerato y universitario, con énfasis en la didáctica de la lengua, la literatura y la cultura clásica.

Sin embargo, escrito durante la epidemia y la súbita migración al aprendizaje en línea en Italia, refleja también las ideas del autor sobre aspectos clave de la adopción de estas herramientas en un plano general para responder a las condiciones del momento: la falta de infraestructura, la imposibilidad de pensar la didáctica para la enseñanza en línea, las implicaciones de la utilización de ciertas herramientas y las posibles reacciones posteriores al uso de la tecnología en el entorno académico.

El libro comienza con una declaración de principio: no todos los instrumentos digitales implican un paso adelante desde el punto de vista didáctico.

A partir de esa premisa, Monella muestra cómo, por ejemplo, el uso de presentaciones no significa, por sí mismo, una innovación didáctica, sino que responde a un modelo informativo de la educación. Y lo mismo ocurre con otras herramientas digitales que no implican un cambio en la enseñanza, sino su adaptación a la forma más tradicional de enseñar.

Su propuesta se centra, por ello, en invertir la idea de que las herramientas digitales son para uso del profesor, cuando deberían serlo, principalmente, para el estudiante. Es este último quien tiene que acceder a internet y utilizar las herramientas digitales de manera regular en la escuela y en casa, como parte de su proceso de aprendizaje.

Con estas ideas a modo de marco general, el autor revisa temas fundamentales para la enseñanza digital en el nivel medio y superior, como, por supuesto, la ineludible y urgente cuestión de la infraestructura de conectividad y su inequidad en Italia; pero también, y de manera muy significativa, la cultura de generar y compartir materiales didácticos entre docentes, la cual enfrenta muchas barreras para hacer posible el aprovechamiento de los recursos de manera solidaria entre maestros.

Hace también un análisis puntual de los sistemas de aprendizaje en línea, con una mirada crítica a los sistemas propietarios, como Classroom y Teams, por lo que implica, máxime para la educación pública, la cesión de datos del alumnado y la dependencia tecnológica de empresas trasnacionales (Google y Microsoft). En esta sección integra una propuesta “bucólica” de cómo usar Moodle para una clase de literatura, así como una discusión sobre los MOOC y su aprovechamiento en un modelo híbrido (Blend), donde el MOOC puede ser una herramienta didáctica en un curso más amplio.

De la presentación de los temas generales, Monella pasa a la propuesta didáctica de la clase invertida. Es en la discusión de esta metodología que aparece por primera vez la memoria del lockdown y el análisis de la situación específica de la enseñanza pública en Italia durante la emergencia sanitaria de 2020, la cual sirve para reflexionar sobre la política seguida por el estado italiano y la experiencia tenida en las escuelas. Ideas que fundamentan, aún más, las propuestas didácticas específicas que se desarrollan, en especial, en la segunda mitad del libro.

Una de las cosas que destaca en la obra son los numerosos recursos en línea mencionados y que pueden ser aprovechados por el docente, pues los presenta integrados a una estrategia didáctica. Es importante resaltar que la mayoría de los recursos son de acceso abierto, ya que, como enseñante de una escuela pública, Monella aboga por el aprovechamiento y creación —por parte del Estado y las instituciones públicas— de herramientas en línea de uso abierto para la enseñanza.

De igual forma, subraya la forma en que presenta esos recursos. Metodi digitali está dirigido a un docente interesado en aprovechar las herramientas en línea, pero que no es un experto en el tema. En este sentido, las aplicaciones didácticas se explican de una forma sencilla y siempre orientadas a cómo hacer uso de ellas, ya sea en un curso en línea o híbrido.

Así describe nuevas formas de interactuar para el aprendizaje a partir de tutorías, foros, recursos en la nube y las redes sociales. Igualmente, se ocupa de las alternativas que existen para hacer evaluaciones en línea interesantes y atractivas, pero que al mismo tiempo le den la vuelta al hecho de que muchas de las formas de evaluación tradicionales, como la traducción de pasajes o de exámenes para quienes imparten una lengua, se responden fácilmente recurriendo a la web.

Los dos capítulos finales están dedicados a trabajar con corpus textuales en lenguas clásicas, así como con Wikis, concretamente con Wikipedia y sus servicios hermanos Wikisource y Wikibooks. Tanto para el caso de los corpus, como para el de las Wikis, no solo se describen, sino que se explican ejercicios concretos que se pueden realizar con estos recursos y que transforman la dinámica de enseñanza de la lengua.

Aunque orientado a la enseñanza de la cultura clásica, Metodi digitale per l’insegnamento classico e umanistico es un libro que, en realidad, puede ser muy útil para cualquiera que enseñe humanidades por el valor de las reflexiones contenidas en él, pero también porque los ejemplos didácticos pueden ser fácilmente trasladados a otras disciplinas. Más importante que la materia de los ejemplos, es la idea didáctica con la que están estructurados y, sobre todo, la visión humanística de lo digital para la incorporación de las herramientas digitales a la enseñanza.